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Crítica de “El cuidado de los otros”, de Mariano González, con Sofía Gala Castiglione (Competencia Internacional) - #34MDQFilmFest
La primera de las dos películas argentinas que compiten en la principal sección oficial es otro pequeño y notable trabajo de González en su triple faceta de actor, guionista y director.
Tras esa notable ópera prima que fue Los globos (2016), Mariano González construye en apenas 70 minutos una película de fuertes implicancias emocionales. Sólido, concentrado y potente, este drama narra las desventuras de Luisa (impecable actuación de Sofía Gala Castiglione), una joven con doble trabajo: por un lado, colabora en un taller donde se fabrican réplicas de Budas y otras figuras en cerámica y, por otro, suma ingresos como babysitter. Mientras cuida al pequeño Felipe se produce un accidente y el chico sufre una grave intoxicación por lo que es internado de urgente. Desesperados, los padres del pequeño, Carla (Laura Paredes) y Sebastián (Edgardo Castro), le echan la culpa a ella y a su novio Miguel (el propio González), quien justo estuvo al cuidado de Felipe en el preciso instante del infortunio.
La culpa es una de las constantes de este film que tiene a Sofía Gala Castiglione casi todo tiempo en pantalla. Es ella quien intentará -como puede, como le sale- saber cómo está el pequeño y ofrecer las disculpas del caso. La otra parte le responde con constantes negativas y hasta con amenazas de acciones judiciales.
Luisa se debate entre cubrir a su novio (que parece estar en su mundo) a pura lealtad y el deseo de distanciarse por el rechazo, indignación, angustia, bronca, desesperación y dolor que toda la situación le genera. El cuidado de los otros resulta -como buena parte de la literatura de Paul Auster o Ian McEwan, por ejemplo- un impiadoso, desgarrador e inteligente estudio sobre el azar y la precariedad con la que convivimos. Lo que en determinado momento parece pura armonía en solo un instante puede transformarse en un infierno inmanejable. De todo eso está construido este austero, preciso y al mismo tiempo provocador e inquietante film que ratifica a González como un autor para seguir muy de cerca.
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Un film honesto, bien escrito y bien realizado por Mariano Gonzalez y convincentemente actuado por Sofía Gala Castiglione. El tema de la responsabilidad individual y el sentido de la culpa son desarrollados a través de un argumento creíble, con una pintura exacta de los personajes y en particular del marco social en que se desenvuelven. El mérito mayor de Gonzalez en no caer en los lugares comunes. Su film es un derroche de sentido común, con una exposición clara de los problemas y un desarrollo creíble de los acontecimientos. El personaje central asume su responsabilidad sobre lo ocurrido. No obstante, sabe que cometió un error y el sentido de la culpa la persigue. Muy sutilmente el argumento facilita un delineamiento de los personajes y describe con claridad la pertenencia de clase social de cada uno. Ello deja lugar para que, sin falsas moralinas, cada uno de ellos sepa que la movilidad social está ligado con las posibilidades laborales, y que de su cuidado y mantenimiento depende en gran medida la inclusión social.