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Crítica de “Demasiado” (“Too Much”), serie de Lena Dunham con Megan Stalter y Will Sharpe (Netflix)
A 15 años de su película Tiny Forniture y a 13 del estreno de la muy influyente Girls, Lena Dunham creó junto a su marido, el músico inglés Luis Felber, otra serie que ya no la tiene como protagonista (aunque aparece en un papel secundario) sobre una neoyorquina radicada en Londres. Una comedia romántica con todas las de la ley.
Demasiado (Too Much, Reino Unido, Estados Unidos/2025). Guion y dirección: Lena Dunham. Showrunners: Lena Dunham y Luis Felber. Elenco: Megan Stalter, Will Sharpe, Lena Dunham, Michael Zegen, Emily Ratajkowski, Rita Wilson, Rhea Perlman, Andrew Rannells, Richard E. Grant, Naomi Watts, Janicza Bravo, Daisy Bevan, Leo Reich, Adèle Exarchopoulos, Dean-Charles Chapman, Stephen Fry, Kaori Momoi, Prasanna Puwanarajah, Andrew Scott, Jessica Alba y Adwoa Aboah. Duración: 10 episodios de entre 34 y 56 minutos cada uno. Duración total: 400 minutos. Disponible en Netflix desde el jueves 10 de julio.
Los 62 episodios de las 6 temporadas de Girls entre 2012 y 2017 posicionaron a Lena Dunham como una estrella de la comedia y referente indeludible de su generación. La serie, además, sirvió para la consagración de dos de sus coprotagonistas, Allison Williams y Adam Driver, quienes luego continuaron una exitosa carrera en el cine. Sin embargo, a esta neoyorquina hoy de 39 años le costó sostenerse en los primeros planos y sus dos largometrajes más recientes como directora, Sharp Stick y La vida de Catherine (Catherine Called Birdy), no tuvieron la repercusión esperada. Por eso, el estreno de una serie para Netflix como Demasiado funciona de alguna manera como el regreso de Dunham al universo que le resulta más familiar y en el que alcanzó mayor popularidad.
Si Girls tenía a la propia Dunham como protagonista en el papel de Hannah Horvath y a la ciudad de Nueva York como eje fundamental de esta historia de jóvenes veinteañeras, en Demasiado ella le cede el papel principal a Megan Stalter (revelación de Hacks), que funciona como evidente alter ego de la showrunner, quien además escribió los 10 episodios, dirigió la gran mayoría de los capítulos y se reservó un personaje secundario como la hermana de la protagonista.
Stalter es Jessica Salmon, una asistenta de dirección de cierto renombre (la vemos trabajando en un proyecto con Jessica Alba en el primer episodio) pero a la que nunca le terminan de dar el lugar como realizadora que le vienen prometiendo desde hace 15 años y que todavía no se ha recuperado de la ruptura con Zev (Michael Zegen), quien para peor tiene como nueva pareja a la despampanante Wendy Jones (más que digno trabajo de la top model Emily Ratajkowski). Jessica está tan carcomida por los celos, tan obsesionada por seguir a su ex y a Wendy en las redes, que empieza a ser menos eficiente en el plano laboral. Así, le ofrecen (aconsejan) mudarse a Londres para trabajar en una agencia asociada con cineastas de prestigio.
Apenas llegada a la capital inglesa (todo esto transcurre en los primeros minutos del piloto), conoce en un pub a Felix Remen (Will Sharpe, prolífico actor pero también reconocido director de títulos como Black Pond y Landscapers), un no demasiado exitoso músico de indie rock que la seduce con su carisma, su encanto, su sensibilidad, su vulnerabilidad y su bondad (ella lo ve como una suerte de combinación entre el Sr. Darcy de Orgullo y prejuicio; y el Alan Rickman y el Hugh Grant de Sensatez y sentimientos).
Claro que para que las distintas fórmulas de la comedia romántica funcionen (y esta la es en todos los términos de los enredos, los malos entendidos, las inseguridades y contradicciones que llevan a las crisis y el “rematrimonio”) se necesitan conflictos laborales, familiares y sociales que Dunham acumula y aborda en cantidad y calidad.
Tanto Jessica (con una madre delirante llamada Lois a cargo de Rita Wilson y la hermana depresiva que encarna Dunham) como Felix (con un pasado promiscuo y adicciones varias que ha intentado combatir) tienen unos cuantos secretos y mentiras, múltiples traumas que intentan dejar de lado a partir de una relación marcada por la sinceridad. La química en principio es perfecta (a pesar de que él es un galán y ella tiene un cuerpo no normativo), pero cuando empiezan a aparecer personajes vinculados al pasado de él (como Polly, una avasallante ex novia francesa que encarna Adèle Exarchopoulos) las dudas irán surgiendo y creciendo.
El otro nuevo universo para Jessica es el laboral, ya que allí deberá lidiar con su jefe Jonno Ratigan (Richard E. Grant), un tipo bastante malhumorado y manipulador; y con compañeros como Gaz (Dean-Charles Chapman), Josie (Daisy Bevan) y Kim (Janicza Bravo). A ese elenco estable se le suman figuras que aparecen en uno o dos episodios como Naomi Watts, como Ann Ratigan, esposa de Jonno; o Adam Scott como un director egocéntrico y neurótico.
En sus mejores momentos, Demasiado se luce con la velocidad de sus diálogos con algunas reminiscencias de la screwball comedy y algo del mumblecore, el humor negro y la capacidad de provocación que son el sello de Dunham y una selección musical que va del pop al indie rock que acompañan muy bien el ritmo y la evolución de la historia. En sus pasajes menos inspirados, resulta como un homenaje a los “grandes éxitos” de la comedia romántica británica (léase El diario de Bridget Jones y Un lugar llamado Notting Hill) con ciertos clichés sobre las diferencias entre ingleses y estadounidenses, y algunos flashbacks para contar el pasado traumático de los protagonistas un poco obvios.
Más allá de abordar algunos excesos como el consumo de ketamina, las tentaciones y el riesgo permanente de la infidelidad, la problemática del aborto, las familias disfuncionales, ciertos pasajes que están al borde lo perverso y las inevitables angustias existenciales, Demasiado opta en general por un tono melancólico y en general bastante lúdico, por una fluidez y desenfado que le permiten eludir con soltura y elegancia los picos melodramáticos. Así, sin ser una apuesta dominada por un riesgo mayúsculo, recupera varios de los mejores atributos de Dunham y constituye una buena oportunidad para los cultores de un género un poco menospreciado por el mainstream de los últimos años como la comedia romántica. Al parecer, ella no planea abandonarlo, ya que por estos días está dirigiendo a Natalie Portman en Good Sex, otra rom-com también para Netflix.
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