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Cine francés en MUBI: Críticas de “Irma Vep” y “Carlos”, ambas de Olivier Assayas; “Varda por Agnès”, de Agnès Varda; y “Reyes y reina”, de Arnaud Desplechin

En este especial recuperamos cuatro textos sobre notables películas francesas que se sumaron en las últimas semanas al siempre interesante catálogo de la plataforma de streaming MUBI: dos de ellas dirigidas por Olivier Assayas, una que significó la despedida de Agnès Varda y uno de los mejores films de Arnaud Desplechin.

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Publicada el 09/05/2021




-Irma Vep 
(Francia/1996). Guión y dirección: Olivier Assayas. Con Maggie Cheung, Jean-Pierre Léaud, Nathalie Richard, Antoine Basler, Nathalie Boutefeu, Alex Descas, Dominique Faysse, Arsinée Khanjian, Bernard Nissile, Olivier Torres, Bulle Ogier y Lou Castel. Fotografía: Eric Gautier. Edición: Luc Barnier. Dirección de arte: François-Renaud Labarthe. Duración: 97 minutos. ★★★★✩

El rescate de una joya de la producción francesa de los años 90, "Irma Vep", es un motivo de regocijo para los cinéfilos argentinos. A siete años de su estreno en el Festival de Cannes y luego de haber sido proyectada hace un par de temporadas en algunas muestras nacionales, la película más audaz y subyugante del realizador galo Olivier Assayas alcanza su merecido estreno comercial en las salas locales.

Irma Vep es uno de esos extraños proyectos tocados por la varita mágica en los que la pasión que lo genera, la experimentación que lo sostiene y la improvisación que le da forma se complementan con una naturalidad y eficacia sorprendentes: con un guión escrito en dos semanas y un rodaje que duró apenas veinte jornadas, Assayas construyó un film de innumerables capas que el espectador deberá ir descubriendo de manera progresiva.

Si bien en apariencia se trata de un nuevo juego de cine dentro del cine, en "Irma Vep" confluyen el espíritu de las películas mudas, el acrobático género de acción hongkonés, la nouvelle-vague francesa (con énfasis en Jacques Rivette, Jean-Luc Godard y especialmente en François Truffaut), la dinámica del cine independiente norteamericano y una mirada irónica, desesperanzada (y muy politizada) sobre el estado de las cosas en el séptimo arte contemporáneo. Pero, antes que todo eso, "Irma Vep" es una oda romántica de un director talentoso y sofisticado como Assayas hacia su musa inspiradora, Maggie Cheung, bellísima, exquisita y sensual actriz vista en "Con ánimo de amar", que se convertiría luego de este rodaje en la pareja del realizador francés.

La película empieza con la llegada a París de Maggie Cheung para interpretar al personaje de Irma Vep en una nueva versión de "Les vampires", el clásico serial mudo que dirigió, en 1915, el pionero Louis Feuillade. La intérprete hongkonesa, con el jet-lag propio luego de 12 horas de vuelo y sin saber una sola palabra de francés, se sumerge en un rodaje caótico liderado por René Vidal, un "autor" otrora prestigioso, pero devenido con el tiempo en un ser decadente, neurótico y depresivo encarnado por ese icono de la nouvelle vague que es el inigualable Jean-Pierre Léaud.

Provista de un ajustado traje de látex negro adquirido en la sección sadomasoquista de un sex shop, Maggie Cheung se transforma en una mezcla entre la Musidora que encarnó a Irma Vep (anagrama de Vampire) en el film original y la Gatúbela de Michelle Pfeiffer en el "Batman vuelve", de Tim Burton. Así, se transforma tanto en la "realidad" como en la ficción de la película en una femme-fatale capaz de seducir por igual a hombres y mujeres, de robar las joyas de una huésped de su mismo hotel o de enfrentarse a un insoportable periodista que denigra el cine de arte francés e intenta convencerla de las bondades de John Woo y Arnold Schwarzenegger.

Para aquellos que crean que la idea de hacer una remake de un serial rodado ocho décadas atrás y combinarla con imágenes de El trío heroico (1993), aclamado film de acción de Johnnie To también protagonizado por Cheung, o una canción como Bonnie and Clyde, escrita por Serge Gainsbourg e interpretada por el grupo Luna, puede resultar un ejercicio banal de intelectualismo vacío, hay que decir que el director de Una nueva vida, Fines de agosto, principios de septiembre y Los destinos sentimentales convierte a su atrevida empresa en una mirada llena de desparpajo a la hora de desentrañar el caos creativo y las miserias personales en un set de filmación.

Paradigma de la modernidad francesa, Irma Vep es una película de enorme madurez en sus movimientos de cámara, que reflejan la alienación y la neurosis imperante en el rodaje, y de una arrasadora belleza en la fotografía de Eric Gautier, que lamentablemente no se alcanza a apreciar en toda su magnitud en las copias con que se estrena el film en la Argentina.

Pero el universo de Assayas no hubiese alcanzado la riqueza y la hondura que ofrece sin el aporte de sus intérpretes. Además del magnetismo de Cheung y de la poderosa presencia de Léaud, se lucen Nathalie Richard, como la vestuarista que está perdidamente enamorada de la protagonista; Dominique Faysse, como la tiránica jefa de producción y dos leyendas del cine francés de los años 60, como Lou Castel, en el papel del cínico director José Mirano que reemplaza a Vidal, y Bulle Ogier, como la manipuladora anfitriona de una fiesta en la que participa el equipo del rodaje.

Película viva, exuberante, imperfecta, provocadora y siempre arriesgada, "Irma Vep" es una de esas obras de arte que se propone buscar (y en lo posible desarrollar) nuevas herramientas y formas de expresión. En buena parte de sus 97 minutos lo consigue y en ese saludable intento de innovación reside gran parte de su mérito. DIEGO BATLLE

(Publicada previamente en el diario La Nación).





-Carlos (Francia-Alemania/2010), de Olivier Assayas, con Édgar Ramírez, Alexander Scheer y Alejandro Arroyo. Distribuidora: Mirada Distribution. Duración: 165 minutos. ★★★★½ 

Dividida en tres partes, Carlos, la miniserie de Olivier Assayas sobre el terrorista Ilich Ramírez, alias “Carlos, el chacal”, pone en escena, en brillante scope, la construcción del mito del revolucionario-superstar, para luego retratar su reconversión en mercenario de lujo y, finalmente, la agonía de su estrellato, que termina con su encarcelamiento. Rodada como un vibrante y torrencial thriller político de corte transnacional —podría considerarse una precuela conceptual de Demonlover y Boarding Gate, ambas del propio Assayas—, la película se fortalece gracias a su habilidad para solapar las dimensiones humana y mítica de la acción, su capacidad para articular de forma simultánea un discurso con perspectiva (cargado de comentarios socio-políticos e históricos) y otro sin ella (un cine físico, directo, inmediato).

De algún modo, podría decirse que Assayas consigue reunir al Paul Greengrass de la muy reivindicable Vuelo 93 / United 93, un ejemplo de verismo detallista y atmosférico, y al Marco Bellocchio de Buongiorno, notte, una radiografía social de ilimitadas resonancias políticas e históricas. Dos películas que, además, sitúan su núcleo dramático en el mismo escenario que Carlos: un secuestro, en este caso el de varios ministros de la OPEC, durante una reunión en Viena en 1975. En dicho tramo (que ocupa gran parte del segundo episodio), la película de Assayas no sólo disecciona con clarividencia el puzzle de asociaciones y traiciones políticas de mediados de los setenta, sobre todo en referencia a Oriente Medio, sino que también pone de manifiesto la mezcla de idealismo, pragmatismo, ingenuidad y egotismo del terrorismo de la época —“Soy un soldado, no un martir”, afirma Carlos, ilustrando una sinrazón intrigantemente menos terrorífica que la representada por los fanatismos de hoy en día—. Con sus glamorosos revolucionarios y sus femme fatales “danzando” por el mundo al ritmo de New Order y Wire, Assayas construye un apasionante mapa en movimiento de una época, sus mitos y su trastienda. MANU YÁÑEZ

Aclaración: Cuando se estrenó en los cines argentinos y ahora en MUBI se presentó la versión de 165 minutos, mientras que la exhibida en el Festival de Cannes 2010 y emitida en TV, muestras y algunas salas comerciales tiene 330 minutos.





-Varda por Agnès (Varda par Agnès, Francia/2019). Dirección: Agnès Varda. Guión: Didier Rouget y Agnès Varda. Duración: 115 minutos. ★★★★✩

Algunos, es cierto, podrán encontrar el cine de Desplechin demasiado recargado o ambicioso desde lo intelectual, pero lo cierto es que este tipo de cine francés no suele llegar a las pantallas argentinas. Por eso, y por la sofisticación e inteligencia de su propuesta, se trata a todas luces de un acontecimiento para celebrar.

Se abre el telón (de Varda por Agnès) y en el escenario de un teatro abarrotado reconvertido en cine aparece una figura familiar. La considerada como “abuela de la Nouvelle Vague” está sentada en una de esas sillas plegables que el imaginario colectivo conecta inmediatamente con la de un director o directora de cine. En el invierno de su vida, la creatividad veraniega de la cineasta nacida en Ixelles se enfría en pos de una calma, pausa y clarividencia retrospectiva… fundamentada en un muy saludable gusto introspectivo.

Los títulos de crédito con los que se abre este documental autobiográfico recuerdan más bien (por formato, duración y presentación) a los de cierre de cualquier película. Así empieza Varda la crónica de una carrera alimentada por el mantra triplicado de la búsqueda de la inspiración, el amor por la creación y el gusto por compartir. Este esquema sencillo pero compuesto con piezas preciosas (perennes en la reivindicación de un espíritu vitalista que nos anima a experimentar; a descubrir) llega ahora rebajado en sus dos primeros elementos, pero elevado a la enésima potencia en lo que se refiere al tercero. Lo que pretende ahora Varda es, efectivamente, mirarse al espejo (gesto que ya insinuaba en su anterior trabajo, Visages Villages dirigido junto a Jean René) y que nadie se interponga entre ella y un reflejo que sigue estando sujeto a interpretaciones.

De lo que se trata aquí es de impartir una clase magistral: volcar sabiduría, sí, pero sin dialogar con el alumnado, lo cual para nada presupone la falta de capacidad comunicativa de la profesora. Al contrario. El gusto innovador de esta incombustible artista multidisciplinar se apaga aquí para dar mayor nitidez a una recopilación levantada a partir de la máxima de que a la artista se la conoce a través de su arte. El collage de películas propias no plantea ningún reto. No está especialmente inspirado, se podría decir, pero por esto mismo es exageradamente entendedor… y por esto inspira. El compendio (de batallas, de conquistas, de ocurrencias… de lecciones) trata sobre ella misma, está manejado por ella misma, pero va dirigido a todo aquel y aquella que quiera recordar, quién sabe si hallar por primera vez.

La maestra que se movía entre el tiempo objetivo y el subjetivo vuelve a hacer virguerías con las agujas del reloj, y nos hace saltar constantemente en un calendario (vital, artístico) que, como el mejor cine, nos habla precisamente de unos tiempos en permanente cambio. Arte que habla de lo que sabe para hacernos llegar a aquello que desconocemos. “Ver, pensar y no olvidar”, es la combinación ganadora que esgrime ahora Varda. Queda inmortalizado así el cine de lo efímero, cuyas imágenes e ideas están hermanadas por el propósito de permanecer. Éste es, al fin y al cabo, el objetivo final de Varda por Agnès, logrado, cómo no, por Agnès Varda. Esto es, asegurar por medios propios la supervivencia de la vida misma. VÍCTOR ESQUIROL





-Reyes y reina (Rois et reine, Francia/2004). Dirección: Arnaud Desplechin. Con Emmanuelle Devos, Mathieu Amalric, Catherine Deneuve, Maurice Garrel, Nathalie Boutefeu, Jean-Paul Roussillon, Magalie Woch, Hippolyte Girardot y Noémie Lvovsky. Guión: Roger Bohbot y Arnaud Desplechin. Fotografía: Eric Gautier. Música: Grégoire Hetzel. Edición: Laurence Briaud. Diseño de producción: Dan Bevan. Duración: 150 minutos. ★★★★✩

Arnaud Desplechin -el mismo de La sentinelle Esther Kahn y Comment je me suis disputé... (ma vie sexuelle)llega a MUBI con Reyes y reina, una ambiciosa pero siempre fascinante película protagonizada por sus dos actores-fetiche (Emmanuelle Devos y Mathieu Amalric), que tuvo su première mundial en la competencia oficial del Festival de Venecia de 2004.

Desplechin narra por separado dos historias de vida: por un lado, el presente y el pasado de Nora (la siempre impactante Devos), una mujer de 35 años, de buen pasar, dueña de una galería de arte, casada en varias oportunidades y madre de un hijo de 10 años, que debe acompañar a su padre moribundo (Maurice Garrel), y por el otro, la de Ismaël (Amalric), un músico delirante y ex pareja de Nora, que es internado a la fuerza y por error en un neuropsiquiátrico.

Reyes y reinas -bellamente fotografiada por el gran Eric Gautier (habitual colaborador de Olivier Assayas y de Patrice Chéreau)- salta del melodrama familiar contenido y confesional al grotesco desaforado con un ritmo vertiginoso, casi sin escalas y muchas veces incluso dentro de la misma escena.

Desplechin se atreve a elaborar cuestiones complejas, como el cáncer, la muerte, la eutanasia, el embarazo, el divorcio, la homosexualidad, el psicoanálisis, la angustia, la depresión, los celos, la culpa, la venganza, la fe, la religión, el dolor (físico y psicológico) y la locura sin por eso descuidar la ironía y el humor.

El resultado -lejos de molestar- es profundamente humano y de gran sensibilidad. Y, si en un principio cuesta ubicar las múltiples piezas del rompecabezas, todo adquiere sentido (y resignificación) cerca del final. La película -extensa, como todos los trabajos de Desplechin- pierde un poco de intensidad no sólo por su excesivo metraje, sino también por el abuso de la voz en off y la multiplicidad de situaciones -la mayoría, logradas; algunas pocas, no tanto-, pero la habitual acumulación del cine del director se ve compensada por el talento de las actuaciones no sólo del dúo protagónico, sino también de los secundarios, como Garrel o Catherine Deneuve (una psiquiatra que trata a Ismaël durante su internación), que deben atravesar prácticamente todos los estados de ánimo y situaciones extremas imaginables. DIEGO BATLLE

(Publicada previamente en el diario La Nación)


Otras novedades francesas recientemente presentadas por MUBI:

-POULET AU VINAIGRE (1985), de Claude Chabrol

-S'EN FOUT LA MORT (1990), de Claire Denis

-NADJA À PARIS (1964), de Éric Rohmer

-LA CARRIÈRE DE SUZANNE (1963), de Éric Rohmer

-L'AMOUR L'APRÈS-MIDI (1972), de Éric Rohmer Francia


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