Críticas
Estreno en cines
Crítica de “El callejón de las almas perdidas” (“Nightmare Alley”), de Guillermo del Toro, con Bradley Cooper, Rooney Mara y Cate Blanchett
Aunque no se ubica entre los mejores trabajos de su carrera, lo nuevo del director de Cronos, Mimic, El espinazo del diablo, la saga de Hellboy, El laberino del fauno, Titanes del Pacífico, La cumbre escarlata y La forma del agua merece ser vista -y en muchos aspectos disfrutada- en pantalla grande.
El callejón de las almas perdidas (Nightmare Alley, Estados Unidos/2021). Dirección: Guillermo del Toro. Elenco: Bradley Cooper, Rooney Mara, Cate Blanchett, Ron Perlman, Toni Collette, Mary Steenburgen, Willem Dafoe, David Strathairn y Richard Jenkins. Guion: Guillermo del Toro y Kim Morgan, basado en la novela de William Lindsay Gresham. Fotografía: Dan Lausten. Edición: Camera McLaughlin. Música: Nathan Johnson. Distribuidora: Disney (20th Century Studios / Searchlight Pictures). Duración: 150 minutos. Apta para mayores de 16 años.
Empieza como una mezcla de El Hombre Elefante, Freaks/Fenómenos y ciertos elementos fellinescos, sigue como una combinación entre El ilusionista y El gran truco y cierra como un noir clásico con Cate Blanchett como femme fatale. Guillermo del Toro se da todos los gustos (enorme despliegue de producción, elenco de lujo) para ratificar su amor por los géneros y su cinefilia voraz, pero el resultado de esta nueva transposición de la novela de William Lindsay Gresham que ya había sido filmada en 1947 por Edmund Goulding con Tyrone Power como protagonista es más deslumbrante en términos visuales que en el terreno dramático.
En su siguiente trabajo luego de ganar el premio Oscar por La forma del agua, el director mexicano ratificó en cada entrevista que concedió eso de que “los verdaderos monstruos somos nosotros” (y no los monstruos que creamos o nos inventamos, agrego yo) y esa premisa -que de alguna manera viene marcando buena parte de su carrera- queda expuesta de manera contundente en El callejón de las almas perdidas.
Las alegorías, los simbolismos, las metáforas y las moralejas nunca han sido demasiado sutiles en las películas de Del Toro, pero aquí la propuesta es por un lado aún más desoladora (nadie se salva de la maldad y la crueldad), pero al mismo tiempo menos sensible y conmovedor que en varios de sus films previos.
Amante y cultor de las fábulas oscuras, de los cuentos de hadas retorcidos y deformes, Del Toro encuenta en El callejón de las almas perdidas material interesante para su regodeo visual, sus referencias cinéfilas y sus exploraciones de los aspectos más brillantes y enfermizos a la vez de personajes cínicos, manipuladores, sin nobleza, moral ni escrúpulos.
El antihéroe perfecto de Del Toro es Stanton Carlisle (Bradley Cooper con estirpe de astro del Hollywood clásico), un hombre de oscuro pasado que se suma a la troupe que va de pueblo en pueblo montando parques de atracciones en los que ofrecen diversos espectáculos entre espectaculares y sensacionalistas (un “monstruo” que se come una gallina viva, una mujer que es electrocutada...).
Allí conoce desde el despiadado Clem Hoatley de Willem Dafoe hasta la Zeena the Seer de Toni Colette, pasando por el Pete Krumbein de David Strathairn (un mentalista alcohólico de quien tomará muchos de sus trucos y secretos sobre clarividencia y espiritismo) y la Molly Cahill de Rooney Mara, quien se convertirá en su asistente, su musa y su amante cuando salgan de ese submundo para incursionar con espectáculos para la élite de las grandes urbes.
Ahí es cuando comienza otra película que, lamentablemente, resulta menos lograda, más artificiosa y calculada, en la que ni siquiera una hiper glamorosa Blanchett termina sacándole todo el provecho al papel de la enigmática psicoanalista Lilith Ritter, un papel que parece haber sido concebido para su absoluto lucimiento.
Más allá de los apuntados desniveles dramáticos, esta historia ambientada entre 1939 y 1941; es decir, en plena explosión de la Segunda Guerra Mundial, resulta subyugante en todos sus aspectos estéticos: apreciar en pantalla gigante cada uno de sus planos asegura un disfrute para los sentidos que no abunda en el cine contemporáneo y claramente es inimitable e insustituible en el ámbito hogareño. Así, incluso con sus flaquezas, El callejón de las almas perdidas merece una calurosa y entusiasta recomendación para incursionar en la oscuridad y el esplendor de las salas.
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Me encantó que se le alcanza a ver la verga y los pelos a cooper en la escena de la tina
No sé qué vieron. Es aburridisima esta película
Bastante buena. De las dos horas y media que dura, creo que la primera es la mejor, por el lugar donde transcurre, los peculiares personajes y además que uno todavía no sabe bien de que va todo el asunto entonces se mantiene el interés. La segunda hora se me hizo ya un poco densa, con demasiado diálogo y un ritmo que decae, pero por suerte en la ultima media hora pasa de todo y la pelicula recupera un poco el impulso inicial. En cuanto al protagonista, todo bien con Bradley Cooper, es buen actor siempre que no se le exija demasiado y acá tiene un papel dificil y además le ponen al lado tremendos monstruos (no de feria, precisamente) como son Blanchett, Strathairn, Dafoe, Colette y un largo etcetera. Queda medio opacado, el tema es que al ser el protagonista está en todas las escenas, pobre. Yo a este film le pongo un 7 sobre 10.
Diego, lo de Cate Blanchett es para el aplauso y tras su aparición la película se vuelve frenética y oscura.