Columnistas
Sobre el final de “The Idol”, uno de los máximos bochornos de la era (no tan) dorada de las series
Con un desenlace apresurado (los 6 episodios originalmente previstos terminaron siendo 5), la serie de Sam Levinson con Lily-Rose Depp y Abel “The Weeknd” Tesfaye resultó una acumulación de caprichos y ridiculeces.
Atención: esta columna contiene spoilers de The Idol (se recomienda leerla luego de ver la serie o, mejor, leer este texto sin ver jamás la serie).
Sobre los tres primeros episodios de The Idol escribí aquí una amplia crítica. En aquel texto cuestionaba múltiples aspectos de la serie (objeciones que, luego de haber visto las dos entregas finales, no solo mantengo sino que incluso amplifico), pero en el último párrafo me preguntaba si "la única zona que permitiría rescatar (tolerar) en parte el visionado pasa por el consumo irónico de un humor involuntario, por el placer culpógeno, por ver cuán bajo se puede caer en el terreno artístico y sumarla así al club de las series que amamos odiar."
Así fue que, con algo de curiosidad y morbo, vi Las estrellas pertenecen al mundo / Stars Belong to the World (E4, 59') y Jocelyn Forever (E5, 65'), ambos dirigidos por el también showrunner Sam Levinson (Euphoria). Y, si bien ya nadie podía esperar luego de haber visto las tres primeras entregas una resolución que mejorara (paliara, maquillara) el desastre artístico, los dos últimos episodios completaron el desatino en los peores términos posibles: vueltas de tuerca ridículas, escenas absurdas, estereotipos llevados a un nivel de exageración que pueden sacar una sonrisa inicial pero terminan en la irritación, y buenos intérpretes (no hablo, claro, de Abel “The Weeknd” Tesfaye sino de varios secundarios) sometidos a reacciones inverosímiles. En definitiva, el reino del capricho y la arbitrariedad.
El salto del dominio dictatorial de Tedros (The Weeknd) sobre el universo personal y artístico de Jocelyn (Lily-Rose Depp) en el cuarto capítulo a la forma en que todos empiezan a conspirar en su contra en el quinto es por demás abrupto (allí seguramente cortaron varias escenas intermedias), pero The Idol nunca se caracterizó por su coherencia dramática ni mucho menos por su sutilieza psicológica, así que fue más (o menos) de lo mismo.
Llegábamos al episodio final con dos incógnitas principales: si finalmente se organizaría la gira de Joss por decenas de estadios y si ella se quedaría o no junto a Tedros. Lo primero se resuelve en una larga (y torpe) secuenca en la mansión de ella, a la que llegan sus managers Chaim (Hank Azaria) y Destiny (Da’Vine Joy Randolph), Nikki Katz (Jane Adams), ejecutiva de la compañía discográfica; y Andrew Finkelstein (Eli Roth), representante de Live Nation y responsable de comercializar el posible tour. Joss tarda en aparecer, pero antes actúan para ellos Chloe (Suzanna Son), Izaak (Moses Sumney) y hasta Xander (Troye Sivan), el patético (bah, todos son patéticos en The Idol) director creativo. Y luego sí llegará un lap-dance de Joss que terminará de seducir y decidir a Finkelstein de que la gira debe hacerse.
Si toda esa situación que ocupa más de medio episodio no es precisamente lograda ni qué hablar del ¿cierre? (los signos de interrogación tienen que ver con que hay rumores de que HBO Max está estudiando una segunda parte), en el que, ya en un estadio que será sede del inicio del tour, Tedros llega para pedir su credencial. En principio, la empleada le dice que no hay nada a su nombre, pero cuando él da el real, Mauricio Costello Jackson, encuentra el sobre. El segundo "engaño" de Levinson como guionista es cuando los guardias de seguridad no lo dejan ingresar a la zona de camarines, pero luego le dice a "Tetro" que sí, que puede pasar, que todo era una broma (je).
Y así llegaremos al pico dramático (a la cima del absurdo) con ambos subidos al carrito que los lleva hasta el escenario. Ella le da la mano y luego lo invitará a aparecer frente a la multitud: largo e intenso beso y corte a los primeros planos de su troupe (Chaim, Destiny y Finkelstein) que no pueden entender lo que están viendo (nosotros tampoco). Sí, en ese mar de traiciones (en el episodio hemos visto ya varias otras menores), Joss ha elegido a Tedros, el hombre que la ha manipulado hasta el abuso, pero que -esa sería la peligrosa moraleja- ha logrado sacar lo "mejor" de ella en el terreno artístico.
Así, el proceso de empoderamiento de Joss que se había trabajado durante buena parte de los últimos episodios queda diluido con esa resolución convencional en su espíritu y confusa en su concreción, y hasta la "provocadora" frase final que ella le susurra al oído ("eres mío para siempre"), con la que supuestamente sella su triunfo / venganza / perdón, termina sonando como otra ridiculez mayúscula.
Para una interpretación algo más profunda de las contradicciones internas de la serie (como caer en la explotación para supuestamente denunciar la explotación), está la crítica que mencioné en el primer párrafo, pero The Idol, como ocurrió durante sus cinco entregas, termina mordiéndose la cola, regodeándose en aquello que se supone cuestiona y satiriza, en un auténtico desatino que debería llenar de vergüenza al Festival de Cannes (que la eligió como única serie de su edición 2023), a los ejecutivos de Warner Bros. Discovery que la financiaron y, claro, a todo el equipo "creativo" liderado por Levinson.
COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



COLUMNISTAS ANTERIORES
Diego Batlle y Manu Yáñez analizan la nueva película del director de Aquel querido mes de agosto y Tabú, que luego de su estreno mundial en el Festival de Cannes 2024 (Premio a Mejor Dirección) y de un breve paso por las salas argentinas ya está disponible en la plataforma de streaming MUBI.
Análisis de la nueva película del director de No Rest for the Braves / Pas de repos pour les braves (2003), The King of Escape / Le roi de l'evasion (2009), El desconocido del lago / L'inconnu du lac (2013), Rester vertical (2016) y Viens je t'emmène (2021). Lanzamiento en Argentina: Festival de Cine Francés (Abril 2025) y en salas comerciales (Mayo 2025).
Algunas ideas sobre cómo (re)pensar las películas en estos tiempos de ataques constantes y con un INCAA intervenido y prácticamente inactivo.
Nuevo aporte de nuestro columnista experto en legislación cinematográfica.
Critican una serie como The Idol ( personalmente no me gustó) y después terminan alabando una bazofia como Elite que ya lleva 200 temporadas.
Malas actuaciones de los protagonistas. The Weeknd un desastre como actor y la hija de Depp muy sexy pero nada más, cero talento. La serie me recordó a las películas de John Dereck, lo único que hacían era mostrar el físico de las mujeres del director. No amerita una segunda temporada. Una bobada mayúscula.
También la Vi por morbo. Pero es terrible, la fotografía en ocasiones es buena, pero la historia es terrible, la construcción y desarrollo de varios personajes no tiene sentido, y pierde la oportunidad de desarrollar otros, como la amiga/asistente de Joss. Y fastidia mucho la visión de que las mujeres solo pueden "empoderarse" por medio del sexo, Lily-Rose está semi desnuda todo el tiempo, y si, muchas estrellas visten así, pero dudo que incluso ellas lo hagan todo el tiempo, seguramente es lo único que hacen incluso a solas, siendo objetos de deseo sexual. Y ni se diga el último capítulo, durante la presentación de los otros artistas, no sabía si reír, sentir pena o disgustarme por lo absurdo de todo el escenario, totalmente ridículo en todos los sentidos. Y ni hablar del final, no tiene sentido el desarrollo de Joss ni que se quede con Tedros, finalmente lo hace ver como una víctima, minimizando y justificando los abusos a los que se ve sometida Jocelyn. Un asco de serie.
Esta porquería mayúscula solo vio la luz porque la co-escribió The Weeknd y actúa la hija de Johnny Depp y V. Paradis (nepo baby), lo cual da más bronca aún, que se financie y ¡se estrene en uno de los festivales más prestigiosos del mundo! no tiene razón de ser. Es más que mala, por donde se la mire, un despropósito de principio a fin, que poco importa si retrata ese mundo tal como es o si es una exageración, pero bueno, viniendo del mismo creador de Euphoria, ¿qué podía esperarme? No pidamos veracidad, por favor, y esperemos exageración. Habiendo visto esos dos productos, solo puedo pensar de Levinson que es un pajero al que le gusta encontrar oportunidades para filmar fantasías de pibitas en pelotas y escenas explícitas de sexo (lo digo también por Euphoria), innecesarias. Pero esta serie es un papelón de lo mala e inconsistente. El último capítulo es un desastre, cuando lo empecé a ver me pregunté si me había salteado algún capítulo porque lo último que había visto era cómo Tedros había logrado convertirse en el líder de la manada, y ahora, inexplicablemente, el personaje de Joss había pasado a odiarlo y echarlo de su vida, para llegar al final, más absurdo aún, de confesarle su amor eterno. Bueno, y la escena que describió Diego con el equipo de Joss observando ese miniconcierto (es una escena para vendernos a todos esos supuesto pibitos talentosos? ¿Quieren lanzar sus carreras los productores de la serie o qué?), una payasada mayúscula y demasiado larga. No puedo decir mucho, es un desastre, y pensar que cuando estudié guion nos rebotaban guiones mucho mejor armados y nos decían cómo todo tenía que tener coherencia porque si no nadie te iba a aprobar un guion en una productora, concurso, etc.; lo dicho, solo por ser un cantante famosos con ínfulas de guionista le financian cualquier caprichito.
BUUUUU... una cagada la serie. Solo la vi porque estaba la hija de Johnny Depp. Y también por la cantante del grupo coreano. Eso fue todo.
De qué te aterrás tanto, si eso no más es el pico de lo que realmente pasa en la vida real en la farándula, el solo hecho de tanta crítica da más margen para que saquen otro temporada... que para mí sería genial...
Yo también la vi completa en plan morboso. Mi interpretación del final es que ella termina manipulándolo al manipulador, lo cual de alguna manera se veía venir desde el vamos en estos tiempos de Me Too. Lo que pasa es que el proceso de ella siendo víctima a de alguna manera dominadora está narrado de una manera muy berreta, torpe, inverosímil. Qué se yo... da para cualquier lectura porque la serie es cualquier cosa. Saludos y volvamos al buen cine, por favor. JA JA JA.