Festivales
Crítica de “Cidade; Campo”, película de la brasileña Juliana Rojas (Horizontes Latinos) - #SanSebastián2024
Tras codirigir con Marco Dutra Trabalhar cansa (2011) y As boas maneiras (2017), Rojas rodó en solitario este notable díptico que le valió el premio a Mejor Dirección en la competencia Encounters de la última Berlinale.
Cidade; Campo (Brasil, Francia, Alemania/2024). Guion y dirección: Juliana Rojas. Elenco: Fernanda Vianna, Mirella Façanha, Bruna Linzmeyer y Kalleb Oliveira. Fotografía: Cris Lyra y Alice Andrade Drummond. Edición: Cristina Amaral. Música: Rita Zart. Duración: 119 minutos. En la competencia Horizontes Latinos.
Película de, con y sobre mujeres, Cidade; Campo es uno de los más interesantes exponentes del cine brasileño reciente. Ya sabíamos de lo que Rojas era capaz por sus largometrajes previos, pero si quedaba alguna duda respecto de su talento a la hora de filmar sola, Cidade; Campo las despeja por completo. Son dos historias independientes (una migración del campo a la ciudad y viceversa) de una potencia, una sensibilidad y un sello tan particular que será difícil olvidar por mucho tiempo a sus personajes y sus conflictos.
En la primera parte vemos que Joana (Fernanda Vianna) llega a la casa de su hermana Tânia (Andrea Marquee), quien vive con su nieto Jaime (Kalleb Oliveira) en un barrio de clase media-baja de Sâo Paulo. Ella, trabajadora rural, lo ha perdido todo (al igual que sus vecinos) tras el derrumbe de un dique en Mina Gerais que generó un alud arrasador. Como para reiniciar su vida en esa urbe, incursionará como empleada doméstica a través de una App.
En la segunda entrega, Flavia (Mirella Façanha) se instala con su pareja Mara (Bruna Linzmeyer) en una decaída granja que supo ser de su padre, quien acaba de morir. Allí, en medio de condiciones climáticas poco generosas, ceremonias con Ayahuasca y apariciones reales y fantasmales, deberán enfrentar desafíos y tomar decisiones no menores.
En principio, ambas historias no tienen nada en común (podrían ser incluso dos películas de una hora cada una), pero esos procesos inversos, esos destinos cruzados “dialogan” de alguna manera a partir de las vivencias y sensaciones de estas mujeres de duras existencias y cuerpos no normativos (hay una hermosa escena de sexo entre Flavia y Mara) que no suelen ser las heroínas de ninguna película. Personajes curtidos, heridos, pero al mismo tiempo nobles y entrañables, que Rojas ha creado junto a sus actrices para una película narrada sin vértigo, concesiones ni presiones que -quedó dicho- resulta inolvidable.
Sumate a la comunidad OtrosCines/Club
Las suscripciones son la mejor manera para que las lectoras y los lectores apoyen directamente a los emprendimientos periodísticos independientes y ayuden a sostener un producto de calidad que mantiene el acceso a todos sus contenidos de forma gratuita. Además, se accede a una amplia oferta de beneficios y contenidos exclusivos.
MÁS INFORMACIÓN
SOBRE BENEFICIOS
Y SUSCRIPCIONES
COMENTARIOS
-
SIN COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



FESTIVALES ANTERIORES
El film de los cordobeses Ramiro Sonzini y Ezequiel Salinas obtuvo la segunda máxima distinción, mientras que el Pudú de Oro al Mejor Largometraje fue para Wind, Talk to Me, del serbio Stefan Djordjevic
Put Your Soul on your Hand and Walk, La noche está marchándose ya, The Voice of Hind Rajab y Un techo sin cielo encabezan este ranking personal sobre las mejores películas vistas en la 32ª edición de la muestra chilena.
Tras el multipremiado corto Mi última aventura (2021), los cordobeses Sonzini y Salinas debutan en el largometraje con una hilarante oda cinéfila que es al mismo tiempo un film político sobre la desintegración argentina. Tras su estreno mundial en el festival chileno, competirá en DocLisboa y la SEMINCI de Valladolid, entre otros festivales.
Reseñas de las dos últimas películas chilenas que se presentaron (luego de La vida que vendrá y de Un eclipse y el caos) en estreno mundial en la sección principal de esta edición.