Críticas
Bye Bye Life, de Enrique Piñeyro
Con la muerte en los talones
El director de Whisky Romero Zulu, Fuerza Aérea SA y El Rati Horror Show reflexiona sobre el arte y la muerte, mientras pone en cuestión de deber ser cinematográfico en una película tan valiosa y audas como inquietante.
De una intimidad extrema, la película tiene dos claros protagonistas: el director y su “estrella”, dos figuras que se recortan claramente por sobre los temas que la misma película plantea. Cuenta el propio Piñeyro -y es lo que veremos en pantalla- que el proyecto inicial había sido un largometraje con porciones de ficción sobre algunos temas que Liffschitz había empezado a trabajar luego de haber sido diagnosticada con esta enfermedad terminal. El cuerpo y su imagen, la cultura de la enfermedad o lo innombrable de la muerte sonaban como algunas aristas posibles, para las cuales Piñeyro había llegado a convocar a actores profesionales para ensayar algunas de estas ideas, siempre sin dejar el humor (bastante negro) de lado.
El agravamiento repentino de la poca salud restante de Liffschitz acelera los tiempos, y hace que la película se convierta en un documento de la filmación que no pudo ser. Más que una película sobre la fotógrafa, Bye Bye Life termina siendo un documental sobre el propio Piñeyro (que aparece en cámara tanto o más que la propia “protagonista”) en su intento de filmar el proyecto original. Y las causas de ese viraje terminarán siendo además el material de base sobre el cual la película se vuelve ensayo acerca de las posibilidades de un registro del fin de la vida en relación con la tan discutida y por suerte nunca zanjada cuestión de la moral en el cine.
Una pantalla en negro en un momento clave de la película -una apuesta polémica- es también una gran toma de decisión y una afirmación fuerte en un panorama local bastante tibio en cuanto a reflexionar sobre qué es lo que se puede y no se puede ver en una pantalla de cine. Bye Bye Life es un film incómodo y ruidoso, que en su alarde de presencia genera sensaciones variadas (empatía, rechazo e indignación, entre ellas) pero también dispara -y aquí está su virtud- varias preguntas sobre los límites en el deber ser del arte cinematográfico.
(Esta crítica se publicó durante el BAFICI 2008)
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quisiera poder adquirir la pelicula ya que Gabriela es parienta mia.Les agradeceria que me digan donde puedo comprarla Gracias Silvia
Yo tambien la vi en el BAFICI/2008, y recuerdo haber quedado impactado por este film - Es una pelicula incomoda, dificil de recomendar, ya que si bien Piñeyro maneja con cautela los episodios mas terribles de la enfermedad de la protagonista, el espectador se puede sentir profundamente conmovido por el devenir del relato, y se nota que determinadas situaciones se iban modificando sobre la marcha debido al agravamiento del estado de su salud - Creo que el ambito del MALBA es el lugar mas propicio para exhibir esta obra.