Festivales
Entrevista conjunta a Alejandro Fadel, Maximiliano Schonfeld y Gabriel Medina (Talent Press)
Esta nota a los directores de Los salvajes (Fadel), Germania (Schonfeld) y La araña vampiro (Medina) fue realizada en el marco del Talent Press que organizó la FUC.
-Las tres películas tienen protagonistas jóvenes y transcurren en el interior del país. ¿Cómo fue la experiencia de filmar con gente joven en estos paisajes poco explorados por el cine nacional?
MAXIMILIANO SCHONFELD: Para mí no fue ninguna experiencia distinta a las anteriores, ya que yo estoy filmando el lugar de donde soy y en el que ya había hecho otros cortometrajes anteriores. Con respecto a los jóvenes, antes también trabajé con los mismos jóvenes, pero lo interesante es que el proceso fue tan largo fue que a muchos los vi crecer, por ejemplo con Brenda que pasó de los 15 a los 18. Lo mismo con Lucas, que pasó de los 17 a los 21. Ese fue un cambio bastante grande.
ALEJANDRO FADEL: Mi caso es parecido al de Maxi, viví hasta los 18 en Mendoza, mi etapa de formación la atravesé en Tunuyán, entonces me resulta más cercana la relación con ese tipo de paisaje que con el urbano, aun viviendo acá hace 13 años todavía no siento la cercanía como para narrar la ciudad. Creo que fue una decisión natural, yo sabía que aunque en Mendoza podía encontrar paisajes conocidos, no quería filmar en mi lugar. Filmé una parte de la película en Mendoza simplemente por una cuestión de organización, pero también quería filmar en un lugar que no estuviera tan atravesado por mi experiencia, quería ir a conocer el paisaje y enfrentarme con el desafío de que aparezca lo nuevo en algo conocido, que creo que es algo que busca la película. Con respecto a la otra parte de la pregunta, los personajes jóvenes no son parte de una búsqueda que me haya planteado : yo pienso que podrían no ser adolescentes los personajes, yo creo que si bien los actores son adolescentes, uno podría pensar que la película también podría ser contada con personajes de otra edad. Pero finalmente creo que haber trabajado con actores de esa edad y con esas experiencias dio como resultado una verdad respecto a la adolescencia que no estaba en el guion ni en la construcción dramática. Hay algo de la forma en que hablan, cómo se mueven, dónde tienen los piercings y los tatuajes que es muy contemporáneo y verdadero de la adolescencia. Quizás hay un personaje donde esto se hace más evidente y en el que no hay paso de la niñez a la adolescencia sino de la niñez a la adultez, que es un poco más abstracto.
GABRIEL MEDINA: En mi caso elegí un joven porque me surgió así, tenia ganas de contar la historia de un adolescente virgen, que nunca había pisado el pasto, fóbico y muy urbano, y que se enfrentaba a una situación extrema con la naturaleza, me interesaba mezclar esos dos mundos. Me parece que la elección de un chico de 20 años, es por una cuestión de iniciación, pero esa es la explicación que le busco ahora. Cuando empecé a pensar la película primero tenía 15 años, después 16 y después elegí que tenga 20. La filmé en el interior porque, después de realizar Los Paranoicos regresé a un pueblo en Córdoba al que yo iba muy seguido cuando era chico y entonces en una caminata por la montaña en medio de un gran bosque frondoso miré la copa de los árboles y decidí que ese paisaje formaría parte de mi próxima película. Y tenía la necesidad de que transcurra ahí, ya que veo que hay un contraste muy fuerte entre la naturaleza y lo urbano y me parecía que estaba bueno mostrar eso, además de lo placentero de filmar en ese paisaje.
-Me llamó la atención la actuación de los jóvenes de Los Salvajes, es muy bueno el trabajo actoral que hay ahí.
-AF: Es algo de lo que personalmente me siento orgulloso. Haberlos conocido y haber llegado a trabajar de esa manera, es algo que va a trascender la película. No solo la actuación sino la presencia de esos chicos, como actores, como personas, como modelos, hay algo en la presencia de ellos que traspasa a la película.
-¿Eran estudiantes de teatro?
AF: No, la mayoría no había hecho nada, alguno había hecho algún corto pero nada más. Sofía (Grace) es actriz porque hubo un cambio a las tres semanas de arrancar con una chica que no era actriz y finalmente no pudo hacer el personaje, y ahí apareció ella, pero con los demás el trabajo fue casi desde cero. No buscábamos actores sino rostros y luego que esos rostros tuvieran algo para decir más allá de aprender un texto o interpretarlo.
-En el caso de Gabriel y Alejandro: ¿cómo llevan la presión presentar un segundo film, luego de una primera obra muy exitosa (Los Paranoicos en el caso de Medina y El amor primera parte, codirigida con otros 3 directores, en caso de Fadel) , teniendo en cuenta la situación actual del cine argentino y las referencias a su “suicidio”?
G.M: En mi caso la presión tiene que ver con algo con lo cual no puedo luchar que es la presión de la respuesta del público y de los críticos. En realidad, tiene que ver con la respuesta en general: no puedo evitar que me perturbe. Yo no puedo separarme de mi película y sé que hay un montón de cosas ahí puestas en juego que ni siquiera las veo. A la hora de escribir y de filmar, no pienso en el público, pienso en el receptor y me pongo yo en ese lugar, pero a la hora de mostrarla empieza la paranoia. Y siempre siento presión, porque uno hace películas para que gusten, para que trascienda la esencia, la poética o el mensaje que uno quiso transmitir. Respecto a la situación actual del cine argentino, es algo que no puedo ni pensar, pero te diría que en este momento estamos viviendo una etapa de individualidades.
AF: Creo que es una discusión que en principio no compete a los cineastas, y creo que no son ellos los que tienen que darla.
GM: Yo suelo entrar en esos debates, porque me gusta mucho pensar el cine, pero creo que justo en este momento no podría entrar.
AF: En definitiva ese tipo de discusiones rara vez se apartan de cualquier cuestión de mercado, y en algún punto los festivales funcionan igual que cualquier industria, entonces se juegan otras cosas que no son las películas, y se abre poco una discusión verdadera y estética. Hay mas marketing que discusión profunda, creo que si se discuten los planos es más fácil comunicarse que si se discuten grandes verdades cuya respuestas pueden ser a su vez grandes verdades, o chistes. Yo como cineasta en este momento elijo pensar que la única salida es seguir produciendo películas y tratar hacerlas cada vez mejores.
-Si bien las películas son muy distintas, comparten cierta ambigüedad que requiere una fuerte participación del espectador ¿Ustedes buscaron eso?
GM: Yo no tuve esa premisa. Yo llevé adelante la película y siempre confié en lo que estaba contando (la historia, la psicología de los personajes, los mundos) y de paso traté de filmar bien y en función de lo que lo que quería narrar. Sí hubo elecciones (la elección de filmar cámara en mano cuando hay montaña, por ejemplo) y ese tipo de discusiones estéticas que tienen que ver con lo narrativo, pero no tengo idea en este momento si el público la tomará como una obra abierta o no.
AF: A mi me gustaría que fuese así. Yo creo que todo arte debería aspirar a esa ambigüedad que para mí podría definirse como la búsqueda de la belleza. Pero en Los Salvajes trabajo con ciertos temas y corro el riesgo de que se solidifiquen y terminen situándose por encima de la película. Por eso intenté que a medida que avanzara el metraje la película se fuera desprendiendo tanto de la trama como del tema y se volviera más abstracta. Entonces queda esa sensación donde uno disfruta del viaje solo por el hecho de continuarlo con la película y no piensa en cuáles son los temas que quedan pendientes. La idea formal y narrativa que yo tenía desde el principio era que fuera un camino hacia el vacío: un encierro que de a poco se va abriendo tanto en el tamaño de los planos como en cierta respiración del paisaje, donde la trama y los personajes van desapareciendo (hasta el último, que desaparece por completo) y lo que queda es un paisaje vacío. Como si la película fuera desprendiéndose de la narración. Una película que me transmitió esa idea por primera vez y que es maravillosa es El increíble hombre menguante, de Jack Arnold. Es una película rarísima y muy linda, sobre un hombre que se va haciendo pequeño hasta transformarse en una partícula. Otra película que trabaja de la manera en la que me gustaría que mi película trabaje es Francisco, juglar de Dios, de Rosellini. Están esas dos grandes películas y luego está lo que uno puede hacer.
MS: En mi caso, traté de ser muy fiel a cómo son las personas en las aldeas, y eso no me permitía manejar la información de una manera demasiado elocuente, nosotros (me incluyo como dentro de la comunidad) somos personas muy cerradas (aunque no sea mi caso), de pocas palabras, y si daba demasiada información a través de diálogos iba en contra de la esencia de lo que quería contar. Por otro lado, cuando estaba filmando la película llegó un día que decidí que se había terminado, taché las últimas 2 páginas del guion y dije “no hay más película”.. Y no me puse a pensar que iba a generar en el espectador, a mi ya me llenaba. Tuve mucha insistencia de los productores para terminar, pero yo sabía que todo lo que filmara de ahí en adelante iba a estar de más.
-¿Cuál es el recorrido que piensan hacer con las películas?
GM: En mi caso los productores tienen ya decidida una fecha de estreno para Septiembre u Octubre, y previo a eso están viendo de mandarla a algún festival. Mi deseo es que la película viaje por todo el mundo, mi experiencia anterior me dice que no hay disfrute más grande que estar mostrando tu obra ante un público diverso.
AF: Yo la siento como una batalla perdida la de la competencia en las salas comerciales. Partiendo de esa base creo que hay que buscar la manera de que cada película encuentre su manera de ser distribuida, con El amor primera parte hace mucho ya lo hicimos, siguiendo la experiencia de Balnearios de Llinás, y con El estudiante repetimos y tratamos de agrandar la cantidad de salas porque creíamos que la película lo merecía. La idea es que tener un estreno más controlado, para que la película tenga un recorrido más del boca a boca, que esté y que la gente pueda ir de a poco. Pero la complicación que esto implica es que no tenemos una cantidad de salas equipadas con la calidad técnica que exigen las películas, eso es un problema a resolver del circuito de exhibición.
MS: Nosotros estamos arreglando todo para mostrarla lo antes posible en Crespo. Si después sale la posibilidad de presentarla en algún festival, bienvenida sea.
-¿Qué piensan de la exhibición en el interior del país?
AF: El recorrido de las películas por el interior también es algo muy poco transitado. El BAFICI itinerante está bueno pero es como el festival, dura una semana, nunca se piensa en el interior. Creo que los directores deberíamos preocuparnos un poco más por mover las películas más en el país en vez de moverla tanto por festivales.
GM: En ciertos lugares, como Mendoza, Córdoba, Rosario, Tandil, o en el sur también, se arman festivales. Me parece que estaría bueno que se incentive esa resistencia cultural y que se apoye desde el poder también.
AF: Con las salas INCAA del interior pasa que a veces no se usan para pasar películas sino para otra cosa, yo creo que nosotros por nuestra parte (y los compañeros de Pasto Cine están cercanos a esta idea) deberíamos dar una batalla por las salas que siempre están dispuestas a recibir nuestras películas, porque estamos con una calidad técnica muy buena y una exhibición que no acompaña esto, y eso hace que genere cierta distancia con el público. Si se rompe esa barrera, las películas se van a mirar de igual a igual. Ya no existiría la excusa de que la película se ve mal, ahí simplemente hay que enfrentarse con el resultado: funciona o no funciona.
-¿Vieron alguna película de la competencia argentina que les haya gustado?
AF y MS: La chica del sur nos gustó mucho.
GM: Yo la quiero ver ya, pero todavía no pude verla.
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