Redemption, un magistral corto de Miguel Gomes para el arranque

Para celebrar su 20º aniversario, el FICValdivia programó dos cortos. Uno de ellos es esta nueva gema del notable director de Aquel querido mes de agosto y Tabú.

No vamos a descubrir aquí ni ahora el talento, la inteligencia y la singularidad del cine de Miguel Gomes, pero cada nuevo trabajo del director portugués es una renovada muestra de su inventiva y su audacia. Con Redemption, un corto de 26 minutos que significó su primera participación en la Mostra de Venecia (luego se vio en Toronto), hace -como en Tabú- un viaje al pasado para hablar del presente, apelando a materiales antiguos y una estética clásica para concebir un film decididamente moderno.

El creador de Aquel querido mes de agosto apela exclusivamente a imágenes en blanco y negro y en color, en Súper 8 y en 16mm (material de archivo y found-footage casero), para acompañar las voces en off que leen cartas o textos íntimos. Redemption está dividida en cuatro partes independientes entre sí, pero que conforman un todo que permite (re)pensar el estado de las cosas de la otrora opulenta Europa colonial hoy tan en crisis. Un camino de la euforia al desencanto.

El primer episodio nos lleva hasta la Portugal de 1975, cuando -después de la Revolución de los Claveles- el país acogió a sus compatriotas que vivían en las colonias. Un niño de un pueblo rural del norte les cuenta a sus padres, que aún permanecen en África, la tristeza y soledad que siente. Se trata de Pedro Passos Coelho, que actualmente ostenta el cargo de primer ministro de ese país.

El segundo relato transcurre en la Milán de 2011. Un hombre ya mayor y bastante torturado (el director de orquesta Donatello Brida) habla -en italiano- sobre un amor de juventud, un amor imposible por una chica de 10 años llamada Alessandra. Entre imágenes del esplendor industrial y de la caída de Mussolini descubrimos que el protagonista no es otro que Silvio Berlusconi.

Y llegamos a la París de 2012: un padre, en vísperas de dejar un cargo político luego de perder la reelección, le confiesa a su hija (una beba) que ha sido y será un padre ausente. Nicolás Sarkozy (en la voz de Jean-Pierre Rehm, responsable del FIDMarseille), por supuesto.

El recorrido culmina con las experiencia de una novia que se casa en la Leipzig de 1977. Lo que debiera ser "el día más feliz de mi vida" se convierte en una amarga reflexión sobre el nazismo y la fallida revolución socialista del Este. Imágenes de fiestas familiares y del Muro (y el recuerdo de Wagner y su Parsifal) sirven para reconstruir las "memorias" de... Angela Merkel (la voz de la joven cineasta alemana Maren Ade).

Los textos -brillantes- de estas biografías ficticias escritas por el propio Gomes y Mariana Ricardo (su colaboradora en Tabú) adquieren una dimensión inusitada cuando conectan con el patchwork visual (hay también algunas imágenes de películas clásicas). Una nueva demostración de que en pocos minutos y con mínimos recursos -se me viene a la memora La Jetée, de Chris Marker- se puede hacer gran cine y, como en este caso, con fuertes connotaciones políticas.