A los 79 años murió la actriz Anna Karina, rostro icónico de la Nouvelle Vague, leyenda del cine francés y mundial

Filmó ocho películas con Jean-Luc Godard, de quien fue musa y esposa, y además trabajó con otros grandes como Rivette, Fassbinder, Visconti y Ruiz.

Anna Karina murió este sábado 14 en París, a los 79 años, a raíz de un cáncer. En una década en la que se fueron otras figuras emblemáticas de la Nouvelle Vague como Claude Chabrol, Éric Rohmer, Jacques Rivette y Agnès Varda queda Jean-Luc Godard, con quien Karina no solo trabajó en ocho películas sino que además compartió una efímera pero muy intensa relación sentimental.

La historia de la danesa Hanne Karin Bayer es bastante conocida: chica de pueblo de familia pobre, huyó de su casa de Copenhague a los 17 años por los constantes abusos de su segundo padrastro, llegó con menos de 20 años a París haciendo dedo y fue descubierta por Coco Chanel, quien la rebautizó con su nombre artístico. Rápidamente se conviritió en modelo top. Godard la vio en una publicidad de jabones y le propuso trabajar en Sin aliento (1960), pero ella se negó porque no quería hacer desnudos. Finalmente, terminarían rodando juntos ocho largometrajes, incluidos varios clásicos como Una mujer es una mujer –que le valió a Karina el premio a Mejor Actriz en el Festival de Berlín de 1962–, Vivir su vida, Asalto frustrado, Alphaville: Un mundo alucinante o Pierrot el loco.

Su matrimonio con Godard duró apenas cuatro años, entre 1961 y 1965 (“fue una relación extraordinaria, pero era imposible vivir con él. Quería que me pasara la vida esperándolo en nuestra casa”, indicó) y luego comenzó a trabajar entonces con otros grandes cineastas como Jacques Rivette (La religieuse), George Cukor (Justine), Luchino Visconti (El extranjero), Rainer Werner Fassbinder (Ruleta rusa) o Raúl Ruiz (La isla del tesoro). También cantó las creaciones de Serge Gainsbourg, que le escribió una comedia musical (Anna) y le hizo interpretar un gran éxito como Sous le soleil exactement.

Karina era también una excelente pintora, cantante y bailarina, hablaba a la perfección cinco idiomas (francés, inglés, danés, sueco e italiano), tuvo cuatro maridos, escribió cuatro novelas y realizó tres películas como directora. En el Festival Lumière de hace dos años, donde recibió un tributo a su carrera, apoyó con todo fervor al movimiento #MeToo. “Lo de Weinstein es asqueroso, una vergüenza. Pero no es el único. Hubieron mucho más, y tienen nombres conocidos”, aseguró.






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