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Crítica de “El justiciero 2”, de Antoine Fuqua, con Denzel Washington
Como a Liam Neeson en Búsqueda implacable, a Denzel Washington parecen no pasarle los años como héroe de acción y, a los 63, regresa en el papel del ex agente de la CIA Robert McCall en esta secuela que seguramente generará reacciones muy disímiles.
El justiciero 2 (The Equalizer 2, Estados Unidos/2018). Dirección: Antoine Fuqua. Elenco: Denzel Washington, Pedro Pascal, Miles Whittaker, Orson Bean, Bill Pullman y Melissa Leo. Guión: Richard Wenk. Fotografía: Oliver Wood. Música: Harry Gregson-Williams. Edición: Conrad Buff IV. Distribuidora: UIP (Sony). Duración: 121 minutos. Apta para mayores de 16 años con reservas.
Cuatro años después de la exitosa (y discutida) El justiciero, dos auténticas figuras afroamericanas del Hollywood actual tanto delante de cámara (el actor Denzel Washington) como detrás de la misma (el director Antoine Fuqua) regresan con una secuela que seguramente resucitará la “grieta” cinéfila entre quienes reniegan de esta reivindicación de la justicia por mano propia y del ojo por ojo y aquellos que se sienten atraídos por su sólida apuesta dentro del cine de género.
El realizador de Día de entrenamiento y Tirador propone en esta segunda entrega una mixtura entre la violencia brutal del Charles Bronson de El vengador anónimo y el existencialismo del Alain Delon de El samurái. A los 63 años, Washington -en la primera secuela de su carrera y en su cuarto trabajo para Fuqua- interpreta a Robert McCall, un hombre aparentemente común que trabaja como conductor de un servicio tipo Uber, pero que en verdad es un ex agente de la CIA que se dedica a ayudar a propios y extraños contra los excesos y abusos de la vida contemporánea. Claro que para ello es capaz de adoptar los métodos más extremos que puedan imaginarse.
Viudo y solitario, McCall se empieza a interesar cada vez más por la suerte de Miles Whittaker (Ashton Sanders), un joven negro de buen corazón e inclinaciones artísticas que está a punto de ser captado por una pandilla armada y ligada al narcotráfico. Entre ambos surgirá una relación sustituta de padre e hijo y deberán luchar contra un sino trágico y un contexto desolador. Quienes esperen profundidad psicológica y sutilezas deberán buscar otros rumbos. Para los que, en cambio, se deleiten con duelos a los tiros en medio de un huracán que azota a una zona costera y con cierto humor negro a la hora de trabajar la violencia sádica, El justiciero 2 es una propuesta más que atendible.
(Esta crítica fue publicada previamente en el diario La Nación del 23/8/2018)
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Cuando llega Mc a la casa de Dave se ven los camarografos en el garage al costado derecho de la casa? O me parece?
No entiendo a Juan. Mañana la veré, gracias Damian
Está clarísimo que no entiende, Damian.
Pobre Juan, no entiendo nada... o debe ser del gremio de los golpeadores de mujeres, asesinos, secuestradores de niños, etc. Gente que McMcall se encarga de limpiar de la tierra y purificar el planeta para que los decentes puedan vivir con merecida tranquilidad.
Me gustan mas los héroes que combaten cabezas colonizadas. y cuidado, porque el tal McCall puede entrar a los tiros contra los mafiosos latinos, entre los que podría estar Damian, el del comentario de arriba.
Es una buena pelicula de accion que nada tiene que hacer al lado de la primera ( un peliculon ). El desenlace lleno de agua es inolvidable.Esta saga merece una tercera parte, esta vez contra mafia china o japonesa, ya que pasea por el mundo combatiendo distintos tipos de mafiosos. Y Robert McCall un tipo querible y necesario en una sociedad basada en justificar la maldad en vez de combatirla y proteger la decencia.