Críticas
Streaming
Crítica de “Maldita” (“Cursed”), serie de Tom Wheeler y Frank Miller (Netflix)
Esta recreación de la leyenda de Arturo desde la perspectiva de una heroína se convirtió rápidamente en una de las producciones originales más populares en el gigante del streaming.
Maldita (Cursed, Estados Unidos/2020). Showrunners y coguionistas: Tom Wheeler y Frank Miller. Dirección: Jon East (3 episodios), Daniel Nettheim (3 episodios), Zetna Fuentes (2 episodios) y Sarah O'Gorman (2 episodios). Elenco: Katherine Langford, Sebastian Armesto, Shalom Brune-Franklin, Emily Coates, Billy Jenkins, Peter Mullan, Lily Newmark, Daniel Sharman, Gustaf Skarsgård, Devon Terrell y Catherine Walker. Fotografía: Damian Bromley (4 episodios), Stuart Howell (3 episodios) y James Friend (3 episodios). Música: Jeff Russo. Duración: 10 episodios de 50 minutos cada uno. Disponible en Netflix.
Luego del éxito de The Witcher y la confirmación, unos días atrás, de la puesta en marcha de su precuela, Netflix da otro paso en su camino a convertirse en la principal usina creativa de producciones fantásticas. Lo hace con Maldita, una serie de 10 episodios de alrededor de 50 minutos cada uno basada en la novela gráfica de Frank Miller y Tom Wheeler, quienes también se encargaron de supervisar el proyecto en general y el guion en particular, que adapta la leyenda del Rey Arturo desde una mirada más “moderna”. Modernidad que para la N roja significa, básicamente, colocar como protagonista a una heroína fuerte y con inquietudes contemporáneas.
La huella de responsable de La ciudad del pecado y 300, entre otros tantos trabajos de su autoría adaptados a pantallas de distintos tamaños, es visible en aquellas escenas con una violencia inhabitual para un producto dirigido al público adolescente, así como también en las brevísimas piezas gráficas que hacen las veces de separadores de las acciones en distintos escenarios donde transcurre la acción.
Aunque también sobrevuela el espíritu de Game of Thrones, con sus intrigas palaciegas y secretos en un mundo donde lo mágico es un componente fundamental gracias a la presencia de “los inefables”, una tribu perseguida por los humanos debido a sus actos de brujería. En una de las habituales cacerías hieren de muerte a la madre de Nimue, quien con sus últimas palabras le pide a su hija que entregue una espada a Merlín. ¿Quién es ese hombre al que ella, más allá de las leyendas, desconoce?
Despreciada por su propia comunidad, inicia un largo viaje junto a la espada en que se cruzará con un joven buscavidas llamado Arturo (Devon Terrell). Desde ya que entre Arturo –que aquí es trigueño- y Nimue (Katherine Langford) empezará a construir una tensión romántica, en lo que es la subtrama más trillada y superficial de un relato al que si algo hay que no le falta, es justamente líneas narrativas.
Como ocurre con nueve de cada diez series de aspiraciones masivas de Netflix, Maldita está hecha con componentes de distintos tipos. A esa premisa romántica y las intrigas palaciegas con reyes de manual y de habla engolada, se suma la aceptación de su identidad de Nimue (lo que implica negociar sus contradicciones), la aventura de un escape constante y el maquiavélico manejo de la Iglesia encarnado en el Padre Carden, a quien el escocés Peter Mullan le imprime una oscuridad que se extraña en el resto de los personajes.
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