Críticas
BAFICI 08 (Película de apertura): Jogo de Cena, de Eduardo Coutinho
El arte de saber escuchar
El gran maestro brasileño construye un apasionante rompecabezas que mixtura el documental con la ficción, la emoción de las historias de vida más crudas con el artificio de la representación y la manipulación por parte de actrices profesionales. La obra de un viejo sabio. Una apertura de lujo para el festival.
Coutinho retoma, amplifica y da una vuelta de tuerca a la propuesta que había entregado en la magnífica Edificio Máster (testimonios de los vecinos de una de las torres emblemáticas de Río de Janeiro). Aquí, sigue con su búsqueda de pequeñas y al mismo inmensas historias de vida (el film arranca con el recorte de diario en el que se convocaba a mujeres a contar sus experiencias a cámara), pero le agrega ahora el aporte de actrices (ignotas y consagradas) que reconstruyen los monólogos reales con un montaje tan inteligente como provocador, ya que los fragmentos de "realidad" y de "ficción" se superponen, se complementan, se multiplican y se desafían entre sí.
Pero no sólo hay en este juego de escena un planteo inteligente desde lo formal, desde la estructura, desde la reflexión sobre lo que significa hoy el género documental sino también -una marca de fábrica de toda la filmografía de Coutinho- una excepcional selección de casos, una enorme capacidad para escuchar y, cuando hace falta, preguntar.
Los testimonios son, en todos los casos, conmovedores, enternecedores, fascinantes: madres solteras, madres adolescentes, madres depresivas, madres que perdieron a su bebé luego del parto, madres que fueron rechazadas por sus hijos, hijas que rechazaron a sus padres, mujeres que se emocionan con la moraleja del film animado de Disney/Pixar Buscando a Nemo, lesbianas que cantan rap, señoras que esconden sus lágrimas y actrices que las ostentan, protagonistas que hablan de ángeles y de apariciones en una exploración del misticismo, la religiosidad y la espiritualidad del Brasil... Todo aquí resulta atinado, respetuoso y demoledor. Hasta algunas frases geniales ("el candomblé es Freud en la práctica") tienen asegurado un lugar en la memoria de los espectadores.
Jogo de Cena es un gran film y Coutinho, a los 75 años, no es sólo un director insoslayable en la historia del cine latinoamericano: es, también, un hombre sensible y, antes que nada, un viejo sabio.
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