El terror es cosa de japoneses

Cine dentro del cine, fantasmas vengadores, pesadillas adolescentes y asesinatos seriales se combinan en este digno exponente del J-horror a cargo de un experto en el género como Shimizu, que logró primero desde su país con la saga de Ju-on y luego en Hollywood con las adaptaciones de esas mismas historias en la serie de El grito exportar a todo el mundo la visión nipona del terror.

La reencarnación (Rinne, Japón/2005). Dirección: Takashi Shimizu. Con Yûca, Karina, Kippei Shiina, Tetta Sugimoto, Shun Oguri, Marika Matsumoto y Mantarô Koichi. Guión: Takashi Shimizu y Masaki Adachi. Fotografía: Takahide Shibanushi. Música: Kenji Kawai. Edición: Nobuyuki Takahashi. Diseño de producción: Iwao Saito. Distribuidora: Pachamama Cine. Duración: 95 minutos. Takashi Shimizu, uno de los principales exponentes del J-horror a partir de Marebito y la saga de Ju-on (que luego tuvo su correlato hollywoodense con las entregas de El grito), mixtura en La reencarnación varios elementos típicos del género (unos asesinatos seriales cometido en un hotel 35 años atrás que se revive a partir de una grabación casera en super-8 tomada por el propio killer, una estructura de cine dentro del cine con un equipo que rueda un largometraje basado en aquellos sucesos, una tímida y conflictuada adolescente que es la protagonista del film dentro del film, todo tipo de visiones y pesadillas sangrientas, apariciones de muertos vivientes y fantasmas vengadores, y así podría seguir la lista casi hasta el infinito).

Lo que hace distinto a La reencarnación de los cientos de films de terror (sean japoneses o no) que se producen anualmente es la capacidad de Shimizu, de apenas 34 años, para dosificar el suspenso, para generar buenos sustos con recursos puramente cinematográficos, para construir climas ominosos y perturbadores, para concebir una narración no exenta de sofisticación a partir de saltos temporales, flashbacks, pasajes oníricos y juegos entre realidad y ficción.

Es verdad que el J-horror empieza a repetirse, que por momentos La reencarnación da una sensación de dejá vù, pero en una coyuntura en la que el género de terror está siendo dominado por la vertiente más sádica, pobre y explotadora sustentada en sagas como las de Hostel o El juego del miedo, el cine de Shimizu sigue siendo un verdadero bálsamo que se termina agradeciendo.