Columnistas
Embriagado de amor (sobre la carrera de Adam Sandler)
Sol Santoro y Maia Debowicz
El especial 100% Fresh (Netflix) es la excusa para reivindicar a un artista menospreciado.
La primera película que protagonizó Adam Sandler, luego de actuar en varios episodios de El show de Bill Cosby, fue Going Overboard, dirigida por Valerie Breiman en 1989. El argumento residía en un comediante luchador que tomaba un trabajo de baja categoría en un crucero para estar más cerca de cumplir su sueño: triunfar como comediante de cruceros. Sin pisar cubierta, Sandler supo llegar a la cima, sobrepasando las ambiciones deseadas. Hizo la mejor imitación de Bruce Springsteen en Saturday Night Live, volvió al colegio para heredar el imperio de su padre en Billy Madison, jugó al golf con el objetivo de recuperar la casa de su abuela en Happy Gilmore, cantó en bar-mitzvás con un enorme jopo en The Wedding Singer / La mejor de mis bodas, fue el hijo del diablo en Little Nicky / El hijo del Diablo y un standupero egoísta en Funny People / Hazme reír, alisó cabelleras y aplicó ruleros en No te metas con Zohan, se convirtió en uno de los mejores Dráculas de la historia del cine en Hotel Transylvania y se puso un traje azul tres talles más grandes para hacer el mejor papel de su vida: Barry Egan, el hombre frágil de Embriagado de amor.
Sandler protagonizó y coescribió decenas y decenas de películas, pero solo pudo compartir tres films con su gran amigo Chris Farley: Los coneheads (Steve Barron, 1993), Cabezas huecas (Michael Lehmann , 1994) y Billy Madison (Tamra Davis, 1995) , donde Farley interpretaba a ese conductor de autobús tan extraño. La pérdida de su amigo lo marcó de por vida. La tristeza de ese vínculo interrumpido, y de la imposibilidad de todas las películas en las que no pudieron trabajar juntos, se cuela en esa mirada esquiva que hace Sandler luego de lanzar un chiste tímido. Donde realmente habita el mayor valor del comediante: el sentimiento secreto oculto entre gag y gag. Particularidad que fue perdiendo en los últimos años, y que, a partir del estreno en Netflix de The Meyerowitz Stories / Los Meyerowitz, dirigida en 2017 por Noah Baumbach, volvió a recuperar.
Con el estreno de 100% Fresh, Adam Sandler encontró un rincón ideal. Lejos de la exigencia de la taquilla de las salas. Pero acá no se trata solo de las presiones que tiene el estreno en grandes complejos y las dificultades que en general tiene la comedia de poder convertirse en un megatanque. Porque es cierto que el cambio físico (el salto al sillón del living) que le abrió su trato con Netflix, le puede venir bien a ciertos autores, productos o actores; pero no siempre los resultados son buenos. Hace tan solo unos meses, el arribo de Jerry Seinfeld en forma de especial pasó medio de largo como un título más en un algoritmo que mastica y reparte recomendaciones para todos los gustos. El genio que cambió para siempre la TV con su sitcom no logró romper el molde con su especial Jerry Before Seinfeld, y un poco de eso tuvo que ver con que -más allá de ese bellísimo camino de escritos y chistes garabateados- no parecía haber nada demasiado nuevo, hecho específicamente para este formato y espacio de streaming. No era malo, tampoco brillante.
Y de algún modo, las primeras apariciones de Adam Sandler en Netflix tampoco lo fueron. Fue de a poco, de a destellos y, sin embargo, la megaplataforma apostó una y mil veces. Todo comenzó cuando anunciaron que producirían media docena de películas de Sandler, con estrenos exclusivos. Pero cuando a The Ridiculous 6 y The Do-Over parecía que no les iba a ir bien porque no fueron demasiado aplaudidas, más y más anuncios reforzaban y prometían que los estrenos seguirían llegando. Sin embargo, algo de su performance se puede suponer porque luego llegaron Sandy Wexler y La peor semana. Si bien nunca sabemos mucho de cuánto y cómo se ven estos productos, en algún momento, la marca publicó un reporte anual de públicos en el que se destacaba que los suscriptores habían pasado 500 millones de horas viendo películas protagonizadas por Adam Sandler.
Más allá de las sutilezas que puedan analizarse, Sandler dió claros indicios de que había encontrado un fiel público. Todas esas horas y películas tienen cosas para rescatar, criticar, para reirse y sentir algo de vergüenza ajena, en mayor o menor medida. Pero lo que pasa con 100% Fresh es diferente. Es como si hubiesen extraido a un Sandler en estado puro. Al especial no le sobra nada, tiene un timing perfecto y lo deja al cómico hacer lo suyo, frente a grandes públicos y con pocos elementos. Y, un detalle no menor, lo hace cantando y tocando la guitarra eléctrica.
El despojo y la gran producción pueden ir de la mano. Por un lado, acá no vemos a un actor que tiene que meterse tras unas tetas de huata para hacer de su propia hermana o abuela. Son él, su compañero y no mucho más que los instrumentos (y algún invitado). Y al mismo tiempo haber grabado en tantas ciudades, con públicos diferentes, parece haberles permitido pulir al máximo, aplicar un montaje adrenalínico y no poner freno para consolidar un especial de no mucho más de 60 minutos. No es, de ninguna manera, un especial que alguien se haya querido sacar de encima. Acá el gag encuentro su espacio y no necesita sostenerse más allá. Algunos son más extensos, arman una historia y tienen sus personajes, pero otros son mínimos, casi gestos, humor en tres o cuatro líneas. El ritmo de las canciones le da un marco perfecto para hilvanar pero también para cerrar y dejar de lado si es necesario.
Este concierto a todo ritmo posibilita un abanico de temas que a veces se vuelve terriblemente impredescible y arranca aplausos y risas sorprendidas. Pero también, en un giro igualmente inesperado, se puede poner verdaderamente emotivo como cuando recuerda a través de una canción de amor a su compañero de aventuras Chris Farley, logrando filtrar algunas lágrimas en un rostro ya enrojecido de la risa. 100% Fresh es un especial tan poderoso porque es, en gran parte, toda la comedia que no pudieron compartir Sandler y Farley. Todas las películas que ya no harán juntos. El número en el que Sandler le canta a Farley, con un amor similar al que Robbert Hart le cantaba a Julia, construye la película que podrían haber hecho si Farley no hubiera fallecido en 1997. Y que ahora, gracias al especial 100% Fresh, existe en nuestra imaginación. Mucho más romántica que Como si fuera la primera vez o Luna de miel en familia, porque para Sandler el amor más fuerte habita en la amistad.
Sobre las autoras: El Club de las Cinco nació en julio de 2017 como un proyecto de cinco periodistas, entre críticas de cine y editoras, que buscaban una excusa para hablar de lo que más les gusta. Una vez por semana, entre picadas y vino, Luciana Calcagno, Micaela Berguer, Sol Santoro D'Stefano, Maia Debowicz y Griselda Soriano se reúnen alrededor de una mesa a discutir sobre películas y series con una mirada analítica pero desprejuiciada, seria pero entretenida, informada pero no aburrida.
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