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Homenaje a Agnès Varda en el cierre de Guadalajara
El festival mexicano concluyó con la entrega de una distinción a la trayectoria de esta pionera de la nouvelle vague francesa, que a los 81 años además fue el eje de una retrospectiva. Aquí, su último film, Las playas de Agnès, se puede ver en el ciclo de preestrenos Les Avants Premières y después llegará a la cartelera comercial.
Ya dentro del Teatro Diana, los encargados de conducir la ceremonia fueron los Derbez. Al principio un poco rígidos, más sueltos después, dieron lectura a los chistoretes que el guionista dispuso en sus intervenciones. Del reconocimiento, Aislynn dijo que se trataba de un galardón que “quienes lo han ganado lo consideran un talismán”. “Y los que no... pues no”, completó Eugenio. Luego, vino la lectura de la filmografía de Varda. “Hablar de más de 21 documentales se dice fácil”, dijo ella. “Lo que no se dice fácil son los nombres de los documentales”, completó él.
Tras los discursos, y como dicta el manual, vino una proyección con fragmentos de películas de Agnès Varda, alternados con imágenes de los sets de grabación. Luego pasó al escenario la cineasta, a la que Jorge Sánchez, director del FICG, calificó como “sinónimo de pasión por el cine, amor por el cine, pero, sobre todo, trabajo por el cine”. Y, de nueva cuenta, Varda se convirtió en blanco de los flashazos. “Estoy feliz de estar aquí. Vine a Guadalajara hace 30 años, nadie sabía que había una cineasta. Ahora lo saben”, dijo la realizadora, quien, al recibir el premio, agregó que en su trayectoria había recibido un perro, un oso, “pero nunca tuve una palma”, refiriéndose a la penca de maguey que es símbolo del festival.
De recuerdos, premios y amistades
La creadora indica que para ella, los premios hasta cierto punto, son sólo vanidad y que en su filme La playa de Agnès incluyó una escena que bien lo ejemplifica. “Es una parte que filmé frente a mi casa en un lugar donde hay arena y ahí puse todos los premios y las cosas que Jaques Demy (su esposo) y yo ganamos: mi León de Oro de Venecia, mi Palma de Oro de Cannes, mi Premio Cesar francés, dos estatuillas que me dieron en Acapulco y muchas cosas más. Después hicimos una ventisca en la arena y todo desapareció, y con ello quise decir vanidad de vanidades, todo es vanidad”.
Varda agrega que lo que es realmente importante para ella es que su obra siga siendo reconocida en el mundo y que siga aún vigente. “Es un placer muy grande llegar a ciudades donde hay personas que conocen mi trabajo, cinco, 10, 1.000, no sé. No he hecho una carrera, simplemente he hecho películas y siguen aún vigentes”.
“No fui parte de un grupo, la Nouvelle Vague fue una manera de nombrar a un gran número de cineastas que hicieron los primeros filmes de los años sesenta”, responde enérgica la directora de Cléo de 5 a 7 y Sin techo ni ley al ser consultada sobre sus inicios en la cinematografía y explica que los de su generación fueron una especie de precursores del cine francés, porque eran jóvenes, trabajaron con menos presupuesto y la escritura de su propuesta era diferente. “Hubo todo un artificio de cine y a eso le llamaron Nouvelle Vague, pero no era un grupo como los surrealistas o los fauvistas, éramos individuos que trabajamos por separado”.
De esa época recuerda que aunque ya había mujeres en el cine, ella se distinguió por proponer un estilo diferente. “Hubo mujeres antes de mí, sólo que yo hice una escritura diferente. Me da gusto que hoy en día hay mujeres en todas las áreas del cine: realizadoras, mezcladoras, guionistas, de todo hay, lo único que no he visto son mujeres maquinistas”.
Agnès Varda indica que, de los films, lo que le interesa es el “cine escritura” y que ese proceso comienza con la selección de la idea de cómo se va a rodar, cómo se va a hacer el montaje, la mezcla, etcétera. “Todo eso es lo que define la escritura de la película y para mí, una película bien escrita es en la que puedo sentir al autor que está detrás de la cámara”.
Para finalizar, la “Dama de la Nouvelle Vague” asegura que entre los directores mexicanos hay uno que destaca por su escritura, por su visión de la lucha de clases, de la religión, del ejército y porque da razón de un México completamente contrastado y contemporáneo. “Tuvimos una bella sorpresa hace algunos años en el Festival de Cannes con Carlos Reygadas y aunque casi todos estaban escandalizados con su propuesta, a mí me parece un director muy interesante”.
“Jamás fui amiga de Truffaut, sólo nos conocíamos, de Resnais conservo su amistad y aunque somos viejos, aún seguimos en contacto”
Fuentes: El Informador y Milenio (México)
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