Festivales

La cinefilia al poder

Por Gonzalo Maza, desde Locarno
Por tercer año consecutivo, nuestro columnista chileno (y responsable del blog Analízame) viajó al notable festival suizo en su función de programador de Valdivia. En otra muestra de la capacidad como director artístico de Oliver Père, la edición 65 tuvo un nivel envidiable. A continuación, un repaso de la muestra, que incluye el análisis de los nuevos trabajos de Jem Cohen, Véréna Paravel y Lucien Castaing-Taylor, Joâo Pedro Rodrigues, Nicolás Pereda, Raya Martin, Tizza Cozzi y Rainer Frimmel, Bob Byington y Pedro González-Rubio, entre otros.

Publicada el 30/11/-0001

Este es el tercer año consecutivo que viajo a Locarno. Es un mérito algo raro: nunca he visitado Inglaterra, no conozco Italia y apenas he pasado por España, pero tengo un récord personal con Suiza: he venido cuatro veces (la anterior, estuve en Ginebra). Hasta podría decir que me agrada llegar a este país inventado, con montañas nevadas y castillos de piedra, construido con partes sobrantes de otros países y con cuatro idiomas nacionales. Hay algo diverso y casi antinacionalista en los suizos: de hecho, llegando al festival de cine, me enteré de que el día anterior (el 1° de agosto) había sido feriado, nada menos que el día de Suiza. Más allá de un par de banderas rojas extras en el lugar, no parecía haber grandes vestigios de una fiesta nacional. Cuando pregunté qué se celebraba, me dijeron que se conmemoraba el nacimiento de Suiza, hechos ocurridos en el siglo XI, pero que recién se celebra oficialmente como un feriado desde 1994. Como si nunca antes se le hubiera pasado por la cabeza el nacionalismo.

Por supuesto, puedo estar equivocado con mi apreciación de los suizos y su espíritu nacional, pero a eso se viene a los festivales de cine: a equivocarse. Lo importante es salir de esos errores antes de que termine el festival, y volver a casa (en mi caso, a Santiago) con la misión cumplida (en mi caso, una selección de películas para el próximo Festival de Valdivia, donde trabajo como programador).

Haber estado en las últimas tres ediciones de Locarno creo que me da una visión autorizada para comentar lo que ha hecho Oliver Père como director, quien asumió acá exactamente hace tres años después de un exitoso paso por la Quincena de Realizadores de Cannes. Según leí en un especial de la revista Screen International dedicado a Locarno, Père tiene 41 años y, sacando cuentas su carrera es impecable: fue jefe de programación de la Cinématheque francesa a los 24, llegó a los 33 a hacerse cargo de la Quincena, y a los 38, a Locarno. Una carrera como esa solo puede terminar a cargo de Cannes en 15 o 20 años más. Père no parece tener apuro, y ni falta le hace: su conocimiento y apetito por el cine se nota en cada entrevista y presentación que hace cada noche en la Piazza Grande ante 8.000 personas. No solo es un programador fino y dedicado: también es un maestro de ceremonias impecable. Ver a Thierry Frémaux después de estar con Père es como ver a Salieri después de Mozart.

Locarno (creo que esto ya lo dije en el informe del año pasado para OtrosCines.com, pero lo repito) es un festival para cinéfilos: aunque la retrospectiva de este año estuvo dedicada a Otto Preminger (de quien me sigue causando sorpresa su elección), y el homenaje a un productor se enfocó este año en Arnon Milchan (de quien pudo verse El rey de la comedia, de Martin Scorsese; y Erase una vez en América, de Sergio Leone), quizás lo que mejor plasmó la cinefilia viva de Père fue una sección nueva llamada Historie(s) du cinéma, tal como los ensayos de Godard, y en donde todo cabe: documentales sobre guionistas, películas restauradas y tributos a actores. A uno le hace pensar que todo festival debería tener una sección similar: un residuo de obsesiones, angustias y anotaciones sobre el cine improgramables de cualquier otra manera.

Respecto a las competencias, la percepción general fue que este año la selección estuvo más cuidada que en las dos ediciones anteriores, pero los jurados premiaron cualquier cosa y denostaron las mejores películas. Por mi parte, puedo decir que al menos vi unas cuatro películas que me gustaron mucho, y sólo una de ellas tuvo una mención muy menor. De todas maneras, cuatro buenas películas es un promedio alto si consideramos que uno puede pasar de largo festivales completos rumiando por ciertas cosas. Algo de eso anoté en los comentarios que siguen a continuación, sobre algunas de las películas vistas a partir de las recomendaciones que me hizo el mismo Mark Peranson (programador de Locarno y editor de la prestigiosa revista Cinemascope). Por lo tanto, me alegro y me decepciono en igual medida. Vi más, pero las otras no dan para decir mucho.

Antes de las pastillitas, una última reflexión: casi no vi argentinos este año en Locarno. A excepción de Violeta Bava (programadora de BAFICI y una de las productoras de Abrir puertas y ventanas, ganadora del Leopardo de Oro del año pasado) y algún muchacho en la sección de cortos, parece que no fue nadie más este año (de hecho, el año pasado acá brilló El estudiante, de Santiago Mitre). Ya lo dije: uno viene a los festivales a equivocarse. Ni idea qué habrá pasado, pero algo está pasando.


Cuatro excelentes películas

-Museum Hours, de Jem Cohen. Cohen es un director del cual existe un verdadero culto en Chile (se le hizo una retrospectiva en SANFIC 2009), pero de quien no había tenido oportunidad de ver ninguna de sus películas hasta ahora. Museum Hours  transcurre en Viena y es fantástica. Es la historia de un guardia de museo que traba amistad con Anne, una mujer de unos 50 años que acaba de llegar a Viena a "cuidar" (si cabe la palabra) a Janet, una amiga de su infancia que yace en estado de coma en un hospital de la ciudad. Anne -que viene de Montreal- casi no tiene dinero y menos amigos en Viena, por lo que la amistad que traba con el guardia es inevitable. Cohen la filma evitando todos los clichés esperables (por ejemplo, el romance entre ellos, que Cohen elude con mucha fineza), pero sin hacerle el quite ni por un minuto la emoción genuina de dos personas necesitadas. Como si fuera poco, además la película se permite reflexiones muy lúcidas (casi como de contrabando) sobre el museismo, la historia del arte y el sentido del cine. Una gran película. (Post data: No será raro encontrar críticas que hagan paralelos con Antes del amanecer, de Richard Linklater. No los culpo: es Viena y es una pareja que conversa mucho y disfruta del gentil arte de conocer a otra persona).

-Leviathan, de Véréna Paravel y Lucien Castaing-Taylor. Véréna Paravel y J.P. Sniadecki, los directores de la excelente Foreign Parts (premiada en Locarno 2010) tomaron caminos distintos y cada uno realizó un documental por su cuenta y con otra pareja autoral. Ambas películas se exhibieron en Locarno y esta es una de ellas: la de la francesa Paravel (People’s Park se llama de la Sniadecki, codirigida con Libbie Dina Cohn, muy inferior a ésta). De las muchas tradiciones documentales (boxeadores, trenes, colegios, labores campesinas, manifestaciones callejeras, etnografía indígena), filmar pescadores en alta mar debe ser de las más fascinantes (sin ir más lejos, con eso John Grierson hizo Drifters, uno de los primeros documentales de la historia). Esta Leviathan parecía una fiera contendora para ganar el Leopardo de Oro de este año (aunque finalmente el jurado la ignorara): es una película bellísima hecha en un barco pesquero, casi enteramente de noche, sin diálogos y filmada con una pequeña cámara de bolsillo, la Go Pro, que es la misma que utilizan los surfistas para registrar sus proezas bajo las olas que se abren frente a ellos (es una cámara famosa por su gran angular y su resistente carcaza de agua). Por supuesto, acá las proezas son otras: la construcción de aquello que estamos viendo está finamente tejido en una danza rítmica de montaje entre lo que está en cuadro y lo que está fuera de él. A pesar de estar construida en base a secuencias de cinco a diez minutos, cada una de ellas es magnética como suele serla a veces el gran cine. El comienzo, en medio de la oscuridad y la humedad, las cadenas y los metales crujientes bien podrían ser de una escena de Alien. Luego, las cabezas decapitadas de los peces son brutales, y la secuencia en que uno de los pescadores mira a cámara impavido por varios minutos es de antología. Las gaviotas son un mundo aparte: desde Alfred Hitchcock que una presencia voladora no había sido retratada como la fuerza de la naturaleza -impasible e imparable- que es. Impecable.

-La última vez que vi Macao (A ultima vez que vi Macau), de Joâo Pedro Rodrigues y Joâo Rui Guerra da Mata: El portugués Joao Pedro Rodrigues y su habitual colaborador Joâo Rui Guerra da Mata hacen algo muy portugués: se encantan con la sobrepoblada península de Macao en China, que fuera por 400 años una colonia portuguesa, "aunque no lo haya sido realmente" se apuran en aclarar. De hecho, ya casi nadie habla portugués en Macao, y a lo sumo se puede encontrar algún restaurante con un afiche de Cristiano Ronaldo. Pero esto no es un documental sobre Macao (aunque lo parezca): es un policial. Y vaya qué policial. La película es una especie de policial queer sci-fi tercermundista con un narrador en off (el mismo Guerra da Mata) que, tras 30 años, vuelve a Macao a buscar a una transformista que teme por su vida luego de que un amigo suyo fuera asesinado en un juego de paintball. Todo lo que ocurre en la película está contado fuera de cuadro, a partir de la narración en off. El sonido es clave (todos los asesinatos sólo se escuchan) y lo que a ratos parece un dispositivo forzado, a medida que avanza se vuelve más misterioso y seductor. Todos los policiales se parecen y, si bien con este se pueden encontrar rastros de Blade Runner, El halcón maltés (acá, una misteriosa jaula cubierta con una tela es el centro del relato, que origina el fin del mundo, nada menos), y sobre todo, de Kiss Me Deadly/Bésame mortalmente, de Robert Aldrich, La última vez que vi Macao no se parece a ninguno de ellos. Por cierto, la nota cinéfila no puede ser más clara: la película comienza con la canción principal de Macao, de Josef von Sternberg, cantada por Jane Russell, acá doblada por una transformista llamada Candy, rodeada de tigres, y a la que el jurado le dio una mención especial.

-Los mejores temas, de Nicolás Pereda. Esta película intenta algo muy inusual en el cine, y le resulta: filma algo fallido, para luego buscar un camino de solución -en cámara- y el resultado es que mejora la película frente a nuestros ojos, en una de las apologías más evidentes de las que tenga memoria de la ficción y la puesta en escena por sobre "la verdad" y el registro documental. La historia es simple: Gabino y su madre reciben la visita del padre de Gabino, que desapareció de sus vidas hace más de 20 años por meterse con otra mujer. Más encima, viene con ideas: quiere que Gabino participe en un negocio (del estilo estafa piramidal), de esos que siempre terminan mal, en contra de la idea de Gabino de conseguir dinero: vender CD piratas con canciones hits en MP3 del cancionero romántico latino (que va de Daniela Romo a Yuri). Como decía, el comienzo es repetitivo y poco inspirado, pero la espera será recompensada, en particular desde el momento el que el director y su equipo entran sin vergüenza a la trama, y el falso papá (en rigor, verdadero padre del actor que interpreta a Gabino) es reemplazado por el verdadero papá del personaje (en rigor, un actor). Esta metamorfosis del cine ocurre justo en la película, en tiempo narrativo. Y, a pesar del desconcierto, el relato está llevado con mano firme por Nicolás Pereda (Verano de Goliat), que tiene un raro récord: con un puñado de largometrajes ya le han hecho 23 retrospectivas en todo mundo (incluyendo Valdivia), lo que lo transforma de inmediato en el poster boy del actual cine mexicano-coreano (coreano por el estilo y el sentido del humor, muy cargado a lo Im Sang-soo). Para verla dos veces más.


Una que me gustó mucho, pero difícil de defender

-The Great Cinema Party, de Raya Martin. Puede haber 100 razones para odiar esta película, que tuvo el walkout más masivo que vi en Locarno: un centenar de personas salió de la sala. Al final, quedamos 10 o 20 espectadores que vimos esto: un extenso archivo de películas de guerra (de las que filman los mismos ejércitos) sobre ataques, invasiones, explosiones, cuerpos de soldados muertos, desembarcos, en blanco y negro y sin ningún sonido. Son así unos diez minutos. Luego, la visita de una veintena de dandys a la isla filipina de Corregidor, en la bahia de Manila, semi abandonada, donde aún quedan ruinas de la invasión norteamericana y de un pequeño estudio cinematográfico donde se habrían construido leyendas pasadas del cine filipino. En esa mansión se quedan los dandys, que beben vino, son atendidos por mozos y ríen. Los dandys, claro, son gente como Mark Peranson y su novia, además de Brillante Mendoza y varios cinéfilos y directores actuales. Hasta aquí lo relatado podría ser perfectamente insoportable. Pero tampoco termina ahí. Repentinamente, la fiesta ya está al aire libre, en medio de la noche, donde sigue la bebida y la comida, y se corta la luz, lo que hace comenzar la música de una banda en vivo que escuchamos por otros diez minutos con la pantalla en negro. La pregunta que empuja el título (¿Cuál es la gran fiesta del cine?) tiene varias respuestas en toda la película: ¿Es la guerra, a la que tanto celuloide se le dedicó por tantas épocas?, ¿los lujosos estudios del pasado hoy abandonados?, ¿las conversaciones de una pequeña burguesía cinéfila mundial? Una película muy autocrítica de sí misma, y muy interesante de ver.


Dos más programables en cualquier festival, sin pasar vergüenza

-The Shine of the Day (Der glanz des tages), de Tizza Cozzi y Rainer Frimmel. Los directores de la excelente La Pivellina (Quincena 2009) cambian de territorio, pero no dejan de contrastar su respeto por una generación (la de sus padres) con el pragmatismo actual. Ahora, en vez de la madre casual de La Pivellina, acá tenemos a Walter, un artista circense en retiro, que repentinamente hace buenas migas con su sobrino Phillipp, un joven, exitoso y trabajólico actor teatral. Pero la buena onda queda en entredicho cuando Walter llega a vivir donde el sobrino en Viena y se mete en su vida más de lo conveniente. En paralelo, cuida a los niños de Víctor, vecino de enfrente de Phillipp, un fontanero cuya esposa fue deportada y no tiene opción de poder cuidarlos. Un guión simple pero anticlimático y unas conversaciones auténticas y frescas son la marca de fábrica de estos directores... sólo que ahora la tentación de no repetirse no viene acompañada de nuevas ideas. Buena, y si es un poco fallida es por las razones correctas. A esperar la tercera.

-Winter, Go Away! Que este documental de escuela, hecho por 10 estudiantes rusos, todos anotados como directores, haya llegado a la competencia de Locarno da cuenta de que lo que filmaron los muchachos en dos meses debe ser un material muy bueno. Y vaya que lo es: se trata de captar el descontento que produce en un grupo de activistas políticos y ciudadanos la campaña presidencial y que por tercera vez Vladimir Putin intente apernarse al poder (después de una temporada como presidente y otra como primer ministro). La urgencia del relato la da que todos quienes osen a criticar a Putin en público son acusados de inmediato de traidores a la patria y amedrentados por la policía. Esta falsa sensación de democracia parece ser común en países con su institucionalidad traumatizada, y esa debe ser una de las razones de su universalidad y contingencia. Sin ir más lejos, México y Argentina. Ojo, que entre las protestas que filman los estudiantes está la polémica performace del grupo punk feminista Pussy Riot en una iglesia, cuyas integrantes hoy esperan condenas de cárcel por lo que vemos en la película.


Decepciones (que ganaron premios)

-Tectonics, de Peter Bo Rappmund. Planos fijos de paisajes inertes a la James Benning, pero en la escuela de video arte académico y con cortes intermitentes en el mismo plano, como cuando se acelera un archivo de video digital. Uno dice: “broma, ¿cierto?”. Se supone que es la película de un colaborador de Thom Andersen (el mismo de Los Angeles Plays Itself, de quien su nuevo trabajo, Reconversâo, se exhibió en Locarno el día después de mi partida y no alcancé a ver. No sé, pero creo que lo único exigible a la vanguardia es que efectivamente lo sea. Obtuvo mención especial en la competencia Cineastas del Presente.

-When Night Falls (Wo hai you hua yao shuo), de Liang Ying: El cine de derechos humanos siempre ha tenido grandes problemas para reinventarse. Esta película es sobre un caso verdadero en China en el que una madre que no pudo hacer nada para detener la ejecución de su hijo (acusado de matar seis policías luego de un incidente que provino de andar en bicicleta sin licencia). Primero se muestra el relato de los hechos que hace la madre sobre fotos reales del caso y, más tarde, comienza el docudrama, que acá corresponde a la espera y la lucha sorda contra la burocracia china que tiene todo muy amarrado desde antes para evitar toda transparencia y juicio justo. El problema está, claro, que la finalidad de una película de derechos humanos casi siempre excede al cine mismo, y deja en muy mal pie el territorio de la duda y de aguas más turbias donde el film nunca se quiere sumergir. Dicho de otra forma: la cinta es tan fallida que uno termina dudando si efectivamente el ejecutado era inocente. Súmese a eso varias metáforas gruesas (como un pajarito encerrado en una pieza) y ya no hay que seguir explicando esto. Se llevó los Leopardos al Mejor Director y a Mejor Actriz.

-Somebody Up There Likes Me, de Bob Byington. Esta comedia es deschavetada y negra, pero funciona muy mal y es casi grotesca en su “espíritu indie” norteamericano. El protagonista es un papanatas que se casa con la primera chica que ve, de acuerdo al consejo de un tipo cualquiera que se encuentra en la calle, y la película avanza en episodios que ocurren cada cinco años durante 25, sin que nadie envejezca y ni siquiera cambien los autos ni los cortes de pelo. El camarero (porque eso es la estrella, un camarero de restaurante) tiene un hijo y más tarde un affaire con su nana. Y muere. Si existe una razón de que la película esté acá es porque el tipo que la dirige es amigo de Alex Ross Perry, el mismo de la también pobre (pero alabada) The Color Wheel (Locarno 2011). De hecho, Byington tenía un pequeño papel ahí (acá Ross Perry tiene un rol secundario como cliente de restaurante). Se supone que estos tipos están formando una troupe de humor negro en Austin. O eso intentan. Una película muy sub estándar. Créanlo o no, ganó el premio especial del jurado de Apichatpong Weerasethakul. Incomprensible.

-Inori, de Pedro González-Rubio. No es muy inspirado el relato que hace el mexicano Pedro González-Rubio (Alamar) de los pocos campesinos que viven en una comunidad rural de Japón llamada Kannogawa. Los jóvenes se han ido a la ciudad, una anciana va seguido a la clínica a hacerse masajes, un hombre recuerda a su madre muerta. Es todo muy simplón, a excepción de un bello plano de un ciruelo en flor cuyos pétalos blancos son arrebatados por un viento muy fuerte. El plano es muy bello, pero no hay nada más en la película a la altura de ese momento, que por lo demás está medio arruinado porque la vemos reforzada con una música innecesaria que da cuenta de la pobreza de recursos. Para saltársela y esperar la siguiente antes de tener un juicio más definitivo sobre González-Rubio. El jurado fue más benevolente: le dio el premio más importante de la competencia Cineastas del presente.


PALMARÉS COMPLETO


-Concorso internazionale (Competencia Internacional): Pardo d’oro (Leopardo de Oro) 
LA FILLE DE NULLE PART, de Jean-Claude Brisseau, Francia

-Premio speciale della giuria (Premio Especial del Jurado): SOMEBODY UP THERE LIKES ME, de Bob Byington, Estados Unidos

-Pardo per la migliore regia (Mejor Director): YING LIANG por WO HAI YOU HUA YAO SHUO (When Night Falls), Corea del Sur/China

-Pardo per la miglior interpretazione femminile (Mejor actriz): AN NAI por WO HAI YOU HUA YAO SHUO (When Night Falls)

-Pardo per la miglior interpretazione maschile (Mejor Actor): WALTER SAABEL por DER GLANZ DES TAGES (The Shine of Day), de Tizza Covi y Rainer Frimmel, Austria

-Special mention (Mención Especial): Al extraordinario personaje CANDY del film A ULTIMA VEZ QUE VI MACAU (Portugal).


Concorso Cineasti del presente

-
Pardo d’oro Cineasti del presente – Premio George Foundation: INORI, de Pedro González-Rubio, Japón

-Premio per il miglior regista emergente (Mejor Director): JOEL POTRYKUS, por APE, Estados Unidos

-Premio speciale della giuria Ciné+ Cineasti del presente (Premio Especial del Jurado): NOT IN TEL AVIV, de Nony Geffen, Israel

-Mención Especial: TECTONICS, de Peter Bo Rappmund, Estados Unidos

Opera Prima

-
Pardo per la migliore opera prima (Mejor Opera Prima): JI YI WANG ZHE WO (Memories Look At Me), de SONG Fang, China

-Mención Especial: APE, de Joel Potrykus, Estados Unidos

Pardi di domani (Leopardo del Mañana)

Concorso internazionale


-Pardino d’oro for the Best International Short Film (Mejor Corto): THE MASS OF MEN, de Gabriel Gauchet, Reino Unido

-Pardino d’argento: YADERNI WYDHODY (Nuclear Waste), de Myroslav Slaboshpytskiy, Ucrania

-Special Mention (Mención Especial): LOS RETRATOS (Portraits), de Iván D. Gaona, Colombia


Piazza Grande

-Prix du Public UBS (Premio del Público): LORE, de Cate Shortland, Alemania/Australia/ Reino Unido

-Variety Piazza Grande Award: CAMILLE REDOUBLE, de Noémie Lvovsky, Francia

COMENTARIOS

  • 20/08/2012 3:22

    <p>La descripci&oacute;n que hace de la pel&iacute;cula de Raya Martin es sin dudas la descripci&oacute;n de la peor pel&iacute;cula de la tierra: dejen de hacerse los cool y viajar por el mundo y hagan cine.</p>

  • 18/08/2012 12:00

    <p>Gracias Luciano. Por mi salud mental no leo P&aacute;gina12 (no soy muy K que digamos) pero respeto much&iacute;simo el trabajo tuyo, el de Bernades, el de Brodersen y el de todo el equipo de cine de ese diario. As&iacute; que voy directo a los links que pasaste para leer tu mirada de Locarno (sin ver nada de la propaganda pol&iacute;tica de otras secciones, ja ja). Y muy interesantes las rese&ntilde;as pel&iacute;cula por pel&iacute;cula de Gonzalo Maza, de quien espero retome la actividad en Anal&iacute;zame, saludos a ambos</p>

  • 17/08/2012 16:28

    <p>Por si quieren leer algo m&aacute;s sobre Locarno 2012, les env&iacute;o links a tres notas publicadas en P&aacute;gina12. Saludos,<br /><br /><a href=\"http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-26054-2012-08-07.html\">http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-26054-2012-08-07.html</a></p> <p><a href=\"http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-26066-2012-08-08.html\">http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-26066-2012-08-08.html</a></p> <p><a href=\"http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-26091-2012-08-10.html\">http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-26091-2012-08-10.html</a></p>

  • 17/08/2012 9:13

    <p>Qu&eacute; buena selecci&oacute;n de talentos no tan consagrados (como s&iacute; son los que forman parte de los \"abonados\" de Cannes) que tiene Locarno!!! Lo que tambi&eacute;n me llama la atenci&oacute;n como a Godardista es por qu&eacute; un festival de esta jerarquia tiene tan poca atenci&oacute;n de los medios, salvo de cierta cinefilia que forman una suerte de casta internacional bastante cerrada. &iquest;Ser&aacute; porque no tiene estrellas y eso hace que los medios m&aacute;s improtantes no le presten atenci&oacute;n? Dif&iacute;cil de entender... al menos a la distancia. Quiz&aacute;s Maza tenga una opini&oacute;n al respecto.</p>

  • 16/08/2012 19:14

    <p>&iquest;Y la de Brisseau que gan&oacute; el Leopardo de Oro qu&eacute; tal? Imagino que Gonzalo no la alcanz&oacute; a ver porque si no la hubiese comentado.</p> <p>Muy buena la cr&oacute;nica y las rese&ntilde;as, pr&aacute;cticamente no hab&iacute;a le&iacute;do nada en castellano de Locarno, un festival con mucho buen cine y muy poca cobertura. Se agradece y esperamos estaa pel&iacute;culas para Mar del Plata o el BAFICI.</p>

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-Además, se proyectarán los 39 largos de las tres secciones paralelas e independientes: Quincena de Cineastas, Semana de la Crítica y ACID.
-La oferta se completa con las distintas competencias y programas de cortos que hay en todos los apartados.
-En este espacio iremos sumando links a todas las reseñas publicadas durante la cobertura del festival. Ya hay 64 disponibles.

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