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La comedia amarga y deforme de la factoría de Judd Apatow
A propósito de This is 40, nuestra columnista analiza el humor del creador de Freaks and Geeks y Ligeramente embarazada.
Gente graciosa: esa podría ser una traducción de Funny people, la película más polémica y extraña (que en español terminó en Hazmerreír) del comediante devenido director que tanto contribuyó a dar el tono, incluso como productor y guionista, a la comedia americana de los últimos años. Y también es la descripción más breve y simple que se puede hacer del mundo Apatow, ese terreno generoso desplegado para que un grupo de comediantes puedan hacer lo suyo cada vez más a sus anchas (y no es un dato menor en ese aspecto la extensión de las películas, que vienen excediendo los noventa minutos promedio para sumar espacio a lo gratuito, incluso al capricho).
Antes de dirigir Virgen a los 40 Apatow produjo El reportero: La leyenda de Ron Burgundy, se casó con Leslie Mann, compartió un departamento con Adam Sandler y dirigió ese semillero que fue Freaks and Geeks, donde asomaban unos más lampiños James Franco, Seth Rogen y Jason Segel. Los trazos de esas relaciones están por todas partes: la familia real aparece en todas sus películas (no sólo Leslie Mann sino esas pequeñas casi terroríficas de tan brillantes que son las hijas Maude y Iris) y en Funny People hasta se usan como apertura unos videos viejísimos de Adam Sandler haciendo bromas por teléfono que Apatow grabó cuando vivieron juntos. Las bromas son bromas de un Sandler bien pavote que se retuerce de risa mientras dice al teléfono con esa voz que es un recurso por sí misma: “Hola, no tengo piernas, ¿puedo hablar con el gerente?”; cosas apenas más sofisticadas de las que uno podía hacer con los amigos cuando tenía trece.
Esa es una de las puntas, idiotas sin pudor y con orgullo, del humor de Apatow, que se define en buena medida desde el casting, pero también está la pretensión de abarcar cada vez temas más ríspidos, que en Funny People son la enfermedad terminal del protagonista y la codicia capaz de cagar a los amigos o estropear el amor de tu vida, y en This is 40 llegan al odio real entre dos que se aman y al mismo tiempo fantasean con la muerte del otro. Desde la calidez geek de Steve Carrel en Virgen a los 40 hasta la profunda incomodidad de un personaje forro sin redención como es el de Adam Sandler en Funny People, Apatow recorrió un camino que es un viaje de ida hacia lo –para algunos- indigerible, rozando lo inadmisible en películas que al mismo tiempo se pretenden cálidas.
Ya en Virgen a los 40 se plasmaba con una ternura inesperada la figura del grandulón que colecciona muñecos y va al trabajo en bicicleta mientras resuelve con dificultad qué hacer con las tremendas erecciones matutinas que se aguantaba por no masturbarse, y si la historia se resolvía para el lado del matrimonio y el sexo por amor, al mismo tiempo se ponían en ridículo las pretensiones de un conjunto de machos que daban consejos sobre levante pero en el fondo estaban tan perdidos en cuanto a relaciones como el protagonista. En Ligeramente embarazada también se armaba una familia a primera vista imposible desde el malentendido de una noche de borrachera, y en This is 40 se deja bien en claro que la pareja entre Leslie Mann y Paul Rudd, junto con toda la estructura familiar alrededor de ellos, se funda en el hecho de que ella quedó embarazada sin querer. La familia está por todas partes y por momentos podría parecer que se la glorifica en el cine de Apatow como el lugar más deseable a pesar de los conflictos, pero se trata de una familia que siempre se funda en el error, y ese error permanece como una llaga en la historia.
Era el personaje de Catherine Keener el que revelaba sin tapujos en Virgen a los 40 que la hija mayor había sido un error, y en Ligeramente embarazada Ben (Seth Rogen) no tenía dudas de que nunca podía haberse acercado a una chica como Allison (Katherine Heigl) si no fuera por un forro que nunca se usó; el matrimonio entre Pete (Paul Rudd) y Debbie (Leslie Mann), que aparece de modo lateral en Ligeramente embarazada y pasa al protagónico en This is 40, también tenía un error similar como lugar de origen y un nuevo embarazo no buscado no hacía más que renovar la duda para una Debbie que le plantea a Pete, “¿Nosotros estaríamos juntos si yo no me hubiera embarazado?” (hasta el padre de Pete, a una edad en la que ya era abuelo, se carga con tres hijos por el azar de una fecundación artificial inesperadamente exitosa). Por supuesto que no hay respuesta para eso, y la incomodidad de esa falta de respuesta hace que Pete conteste que por favor no vayan por ese lado: la familia en Apatow no se busca ni se planifica, no se da por sentada como valor pero existe porque los adultos son bastante estúpidos y el sexo tira, pero después –lo dice el padre de Ben en Ligeramente embarazada- resulta que los hijos son una bendición y que además la vida fluye, propone su propio camino y lo mejor es dejarse fluir con eso.
Hay un costado familiero en Apatow que hasta puede parecer conservador, pero también está ese agujero negro, esa duda sobre lo que podía haber sido, sobre las decisiones que no se tomaron con plena libertad, en la base de las historias y las relaciones. Y ese despunte de amargura, esa sospecha que acosa como una sombra las elecciones de los personajes, pone un costado amargo que se concilia de manera extraña –o directamente no se concilia, porque siempre hay algo roto y desestructurado- con la afirmación optimista de que lo mejor es estar juntos. Cuando Pete le dice a Debbie en This is 40 que si fuera por él la dejaría embarazada cada diez años con tal de seguir juntos, el romanticismo no llega a esconder el hecho de que hay una precariedad constitutiva en todo lo que los dos pudieron construir, que está permanentemente amenazado. Es la misma Leslie Mann la que en Funny Peopleestá a punto de largar todo (su matrimonio con Eric Bana y sus dos hijas) para recuperar un amor de la juventud, y cuando al fin decide seguir con el marido hay tanta resignación en ese gesto como voluntad de apostar y responsabilizarse por lo que ya existe.
El embarazo no buscado es el agujero negro potencial de familia, y la traición posible es el de la amistad, que en Funny People hace que Ira (Seth Rogen) compita con sus amigos comediantes y los embrome sin vueltas cuando le conviene; la otra relación extraña de la película, que es la de Ira con George Simmons (Adam Sandler), por supuesto se funda en el hecho de que George le paga a Ira para que lo escuche hablar hasta quedarse dormido, por más que Ira se exceda en sus funciones y le prepare a George ese compilado de canciones que dan lugar a uno de los momentos más conmovedores de la película, cuando se escucha Keep Me in Your Heart de Warren Zevon y George, por un instante que dura lo que un suspiro incómodo, deja de reírse de la ingenuidad de Ira y se queda mirando al vacío.
En una película sobrevolada por la muerte y el fracaso, ése es uno de tantos momentosen el cine de Apatow que funcionan como puntos de fuga, lugares a los que podría irse pero no es necesario porque basta con plantearlos para mostrar que todas las historias están rotas, tienen grietas y fisuras (en This is 40 toda la frustración contenida en la vida de Pete se condensa en un momento de soledad nocturna cuando llora en el auto, y sobre eso no hace falta decir nada). Por eso, y porque existen esas otras grietas que son los momentos de humor porque sí, tan gratuitos como los grandes acontecimientos que traman una vida, las películas de Apatow parecen volverse cada vez más desestructuradas y flexibles para navegar entre el drama real, a veces solapado, y la comedia que se justifica por sí misma. Es que a pesar de que siempre se sigue contando una historia, la verdad está en el tono, y con Funny People y This is 40 da la sensación de que Apatow podría llegar a hacer películas sobre nada: el conflicto en Funny People se pierde de vista todo el tiempo en una trama que muta y va cambiando de dirección casi con volantazos, y en This is 40 es prácticamente nulo, apenas una excusa para plasmar escenas de una clase particular de vida familiar que se sostiene porque es posible reírse de que todos se estén volviendo tan locos.
Por eso las hilachas de humor adquieren tanto peso propio como la trama principal, y las películas de Apatow se tratan tanto de historias de amistad y de familia como de, precisamente, gente graciosa. O tal vez sobre todo de eso, si puede ser tan memorable la anécdota central de Virgen a los 40 como ese local de venta de artículos electrónicos comandado por una lasciva Jane Lynch donde Paul Rudd hace un video que proyecta su culo en las pantallas enormes de los televisores a la venta, o el grupo de amigos fumones de Ben en Ligeramente embarazada que apuestan a que uno no se afeite la barba mientras lo acribillan a gastadas, o el personaje del preparador físico tan seductor como George Clooney que hace Jason Segel en This is 40 y que se lleva como trofeo a Megan Fox en una combi que dice “Bodies by Jason”. Ahí, Jason Segel es Jason como Jonah Hill era simplemente Jonah en Ligeramente embarazada, o como el personaje de George Simmons en Funny Peoplecapitalizaba, y se reía de, la carrera real del comediante Adam Sandler.
Reírse de cierto modo –antes que de ciertas cosas- es la cuestión, y por eso This is 40 solamente naufraga cuando se vuelve costumbrista, es decir convencional, para decir una vez más el chiste de “A los 40 tenés que ir al proctólogo y empezar a comer sano, bla bla bla”. En cambio sus mejores momentos tienen por ejemplo a Melissa McCarthy inventando mil maneras salvajes de bardear a Pete y Debbie en una secuencia de improvisación que incluye frases como “Los abriría al medio como un pez y me tomaría su sangre”, cargada de desprecio por esa pareja aparentemente modélica que ella define –y ahí está de nuevo el gusto amargo de la autoconciencia capitalizado por el chiste- como de publicidad bolacera de un banco.
Es lo que hace la gente graciosa, esa que construye y apuntala las películas de Apatow mucho más que los temas: en Virgen a los 40, Catherine Keener tiene un local que se llama Vendemos tus cosas en eBay, ya de por sí medio ridículo, y cuando Steve Carrell entra al local para invitarla a salir se puede ver ahí atrás a Jonah Hill, con gorro de lana y lentes impunemente ñoños, tratando de comprar unas botas plateadas que tienen peces de color naranja estampados en las plataformas y no entendiendo muy bien por qué las tiene que comprar por eBay si ya las tiene en la mano. “Me las quiero llevar a mi casa así las uso”, dice Jonah con naturalidad y lógica implacables, con esa cara de lunático contenido que en cualquier momento estalla pero no, y que junto con las botas y el local de Keener y la imagen sugerida del gordito nerd luciendo las botas en la casa pliega varias capas de un humor que se regala en segundo plano, totalmente inútil desde el punto de vista de la narración pero representativo de ese animalito que corroe las películas de Apatow, sus historias y sus temas, hasta comérselas.
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<p>Excelente nota.</p> <p>Me parece tambien que Apatow es uno de los pocos directores (junto a P.T. Anderson y los Dardenne quizas) que ha aprendido a que sus personajes fluyan, que crezcan solos. Ninguna de las decisiones que toman es azarosa, en sus peliculas podemos ver a los personajes crecer y enfrentarse al conflicto con una psicologia tan definida que todo fluye, nada parece forzado ni anti-natural (creo que esa es una de las razones por las cuales la longitud de sus peliculas es extraña en lo que respecta a las comedias).</p> <p>En Knocked Up y Funny People, sus mejores peliculas para mi (no vi This is 40 aun) nos creemos cada actitud o decision de Ben, Alison, George o Ira.rnEso en el contexto actual del cine (en donde parece importar mas la forma, el genero, el tema del que trata la pelicula, las referencias a otras peliculas, que aquello que esta en la pantalla y que es lo que siempre hemos amado del cine y del teatro que es la oportunidad de poder identificarnos, empatizar y sentir propios a los personajes y sus conflictos) es algo que se agradece muchisimo.</p>
<p>Excelente texto, al igual que el de Tim Burton escrito con inteligencia, conocimiento y pasión</p>
<p>Gran nota. Coincido en todo. Apatow cada vez me gusta más. Da la sensación de que filma mucho material, que deja que los actores improvisen todo el tiempo. De ahí, calculo, es que a veces las películas pierden la línea narrativa, abriendo otras que no hacen más que enriquecer el relato.</p>