Debates
La teta de oro (sobre el fenómeno social y mediático que generó el triunfo de La teta asustada en la Berlinale)
Publicada el 30/11/-0001
Cuando La teta asustada, la nueva película de Claudia Llosa, fue seleccionada para la Competencia Oficial de la edición 59 de la Berlinale, pocos fueron los interesados a pesar de ser un hecho inédito. Algunas pequeñas notas en los diarios lo informaron, cumplieron con la noticia, al igual que los medios cinéfilos con algunos adjetivos entusiastas de más. No mucho pasaba.
Mientras “tres gatos” seguíamos los pasos de Llosa y Cía. en Alemania –gracias Cinencuentro.com-, llegaría el preludio del posterior revuelo: La teta asustada ganó el premio FIPRESCI, los internacionales críticos asistentes le subieron el pulgar a la coproducción peruano-española en vísperas de la ceremonia de clausura y premiación. Cualquier cosa podía esperarse ya.
La ceremonia reservó la mención a La teta asustada hasta su final, negándole todos los Osos de Plata previos. De la voz áspera de la presidenta del jurado, una Tilda Swinton sin maquillaje, se diría, con un español masticado, el nombre de la película de Llosa, acreditándole el máximo premio en Berlín.
“La teta asustada ganó el Oso de Oro”, decía cuanto medio en señal abierta existe sólo pocas horas después del suceso. A la noche siguiente, reportajes a vuela pluma en los noticieros dominicales competían al unísono por quién jabonaba mejor el acontecimiento, insinuando que se había ganado un equivalente al mundial del cine.
Todo el mundo se enteró, a todo el mundo le interesó.
Mi tío taxista, fanático de las películas con Chuck Norris y Jet Li, me comentó el logro con entusiasmo, añadiendo que mi pequeño primo se ha interesado por el cine. Inmediatamente La teta asustada fue acogida por el pueblo como objeto de culto sin haberse visto siquiera 5 minutos de su metraje. Su triunfo internacional bastó para elaborar alrededor de las figuras de Llosa, la “gringa divina”, y Magaly Solier, “la cholita linda”, (directora y protagonista, respectivamente) los arquetipos del éxito. Una casi inviolable aura inmaculada rodeó a La teta asustada a ojos de la plebe, hasta su locación principal, Manchay, un asentamiento humano pedregoso, es ahora un lugar muy visitado. El fenómeno había tomado forma.
El premio le dio garbo a la polémica en vez de evitarla. Los fieles detractores de la bonita peruana entraron con la pierna en alto desde el saque.
Desde Madeinusa, Claudia Llosa demostró su particular pluma imaginativa. Intrépida, incómoda. Escribió la sórdida costumbre pagana del Tiempo Santo, temporada de pecado y libertinaje celebrada, en lugar de la católica Semana Santa, en un recóndito poblado andino, valiéndose de la prejuiciada imagen del indio peruano para pretender verosimilitud de su licenciosa premisa. Que esa impúdica tradición ficticia sea rural lo hace creíble, piensa Llosa, motivando de inmediato férreas críticas de distintos y variados sectores de las letras criollas. Se le cuestiona la atribución babélica y fantástica a las etnias serranas, para ella enigmas inciertos desnudos ante su tino creativo ¿Tufillo de racismo en el resultado? ¿Su óptica es sub-estimadora, propia del criollo hacia el cholo? ¿Experimenta con el segundo como conejillo de ficción? Esta línea siguió en La teta asustada ; los cholos aún en el eje y las controversiales pinceladas “de ficción” que provocan acaloradas habladurías.
Claudia Llosa, de mirada foránea hacia lo serrano a pesar de su nacionalidad peruana, es la favorita de la polémica “intelectual”, el blanco de los defensivos opinantes de tez marronácea. Altera y desafía los tópicos de la ruralidad peruana, fantasea con sus caracteres, pero reflexiona sobre los mismos; nomás es su campo de acción, aunque provoque comezón a más de dos.
La mentada “mirada foránea” hacia lo desconocido e intrigante –con la que Llosa escribe sus guiones- suscita el desaforo de la fantasía sobre un punto, nadie niega ese prejuicio, pero, ¿acaso imaginar no es prejuicio de por sí? Lo hicieron los yanquis del western cuando filmaban salvajes indios, o los clásicos con los caníbales africanos. En nombre de la ficción se admiten groserías varias, aún así Madeinusa y La teta asustada -guiñadas trastocadas de la realidad del Ande, eso sí, para la turbación- no son atentados contra ese permiso, sino nuevas (y pretenciosas) declaraciones subjetivas, lo cual es de lo más saludable.
El alboroto mediático por la película se tradujo en interés popular, faltaba que ese interés se haga tangible en las boleterías. 55.000 personas en su primer fin de semana abrazaron a la única cinta nacional hoy en cartelera, atrás quedaron Slumdog Millionaire, Watchmen, Che y la versión tridimensional de la chiquillada de los Jonas Brothers.
Sin embargo, se ha extendido la insatisfacción de gran parte del público ni bien aparecen los créditos finales. ¿Aburrimiento? ¿Decepción? ¿Incomprensión?
Así el título parezca sugerirlo, no hay tetas al aire, por lo que los varios morbosos y mal acostumbrados visitantes del cine peruano no encontrarán aquí refugio ni el humor chabacano y barrial que los refleja; sin extrañárseles, los rostros conocidos de la farándula kitsch también faltan. Las “lisuras y calatas”, clichés populares del cine peruano, son ajenos a la detallada simbología de La teta asustada, que somete parte de la cultura chicha del lumpen a su atrevida trasgresión de lo “real”. Más difícil de comprender que aburrida o decepcionante.
Canciones en quechua que elucidan la supuesta condición serrana del malestar de Fausta; una papa intrauterina que enraíza (su miedo) y adolora progresivamente cual infección; un trato mefistotélico de intercambio perlas-inspiración entre ella y su empleadora Aída, respectivamente; el cadáver varado de su madre que representa el estancamiento de su estado de ánimo timorato; la flor de papa creciente que graficará su evolución social. Metáforas al minuto a esperas de su decodificación, un pretensioso pero simpático ejercicio -propio en la obra de Llosa- paralelo a la historia.
La teta asustada, sin rococó, es la crónica del miedo a la adaptación mundana de Fausta, con un atisbo de rebeldía como conmovedor final contestatario. Una fábula adulta contra los prejuicios amedrentadores, contra las limitaciones auto-impuestas, que impulsa el despojo de las querellas ajenas como solución primera.
Desde su arribo, por todo lo alto a su tierra, La teta asustada llenó salas, armó sustanciosas polémicas, abarcó cuanto medio existe y encendió una esperanzadora vela más por el bien de nuestra historia fílmica. Por lo demás, Claudia Llosa es una autora a tomar muy en cuenta en el auspicioso marco del cine latinoamericano actual.
COMENTARIOS
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leer aquí<br /> <br /> otrocine-asecine.blogspot.com <br /> <br /> una verdadera verguenza.<br /> gracias
El comentario de Diego Alonso me reafirma en la sensación que sentí al salir de la sala de cine, bailando "Elsa, Elsa" con los créditos finales: definitivamente, esta película es analizada, valorada y comprendida de acuerdo a tu postura dentro de la (casi) estamental sociedad limeña-criolla-peruana. Decir esto, que podría sonar a verdad de perogrullo, en realidad, insiste en la apreciación que lo más difícil de asumir es lo que es más evidente. Algunos se centrarán siempre en la mirada "foránea" de Llosa, en el dolor transfigurado de Fausta, en las representaciones simbólicas, en el intercambio metistofélico entre fausta y Aída. Otros, en las representaciones tan reales de lo que es "lo chicha" y su imbricada relación con lo andino. No, no creo que sea "kitsch", no creo que sea Kusturica, y lamentablemente. los estereotipos son incomprendidos por un extranjero que no sabe la riqueza, lo variopinto y el desborde que implica el universo chicha, esa autoafirmación de lo moderno sobre lo premoderno y aún casi postmoderno. Ese es el mayor check que le doy a la directora. Lo otro, la fábula, el dolor, la teta asustada, son interpretaciones externas (y no por eso inválidas, sino y en mejor caso que en "Madeinusa", novedosas, creativas)... no bordean lo casi real, lo casi cercano de la otra visión de Llosa. Quizás, viendo más del cine de Llosa, podamos entender mejor a Kusturica.
Gracias por sus comentarios, Carlos, Diego y Godardista.<br /> Eran de esperarse las discrepancias, para eso estamos.<br /> Ya habrá alguna oportunidad de extender la polémica.<br /> Saludos
Qué tal, Fernando.<br /> Disculpa por omitir tu labor en Berlín, posición envidiable la tuya. Pero a pesar de que Enemigos Íntimos cubrió de forma exclusiva el evento y suceso, no hubo gran resonancia hasta después del premio. Es la verdad.<br /> Te añado a los créditos de cobertura, aún así los "gatos" siguen siendo pocos.
Estimado John,<br /> <br /> De acuerdo en que La teta asustada es una mirada subjetiva, y como tal debe ser valorada -y juzgada por cada espectador-. Creo también que es superior a Madeinusa, lo cual es una gran noticia para el cine latinoamericano -ver que una directora va en ascenso-. <br /> <br /> También creo que no todo el público siente decepción al verla. Muchos familiares poco acostumbrados a lo que, absurdamente, se denomina "cine de festival", vieron la película y no salieron decepcionados. Vamos, tampoco aplaudieron, pero todo es parte de un largo proceso de adaptación del público a un cine distinto al que se ve, en medio del bombardeo hollywoodense. <br /> <br /> Por último, te equivocas de manera gruesa en un dato. No fueron "tres gatos" los que siguieron el Festival desde Perú. Un canal de TV estuvo presente desde antes del Festival y se hizo un especial de media hora con muchos detalles desde Berlín. Estuvimos con el equipo de La Teta Asustada incluso antes de llegar a Berlín. Y el material que no se usó para la TV se subió a esta página. <br /> <br /> Un saludo,<br /> <br /> F.
Diego: Fausta no puede sonreir. vive en un miedo constante esta asustada. esta 'traumada'.<br /> Pero a veces la sonrisa puede más que el miedo: Mirando al niño jugar en el piso junto a los ataudes en venta, o en el asiento trasero del auto, luego de la presentacion de Aida, 'les gustó mucho, ¿no?'.
Hola John, muy bueno tu texto. No te preocupes que aquí y en muchos otros lugares también aparece el exitismo de los medios y el "gran" público cuando se gana un premio. Es que ahí aparece la cuestion deportiva por sobre la artística de los festivales. De todas maneras no lo veo de una manera tan alarmista como vos. Yo creo que es bueno que incluso los medios que nunca le dan bola al cine se ocupen al menos alguna que otra vez de peliculas de arte a partir de un premio. Es algo efímero, de corto vuelo, pero al menos abre un poco el juego, porque si no siempre la cosa queda encerrada en el senáculo de cinéfilo iniciados. Saludos hasta la bella Lima.
Perdoname Jhon , pero estoy completamente en desacuerdo con la apreciación de la La teta asustada. No conozco la problematica peruana , pero vi la pelicula en Berlin en su premiere y no me gusto. Me parecio una pelicula calculadora, academicamente festivalera y maniquea. <br /> Por un lado, los indigenas que tienen dos papales en la pelicula: sufrir - esto le toca a Fausta en toda la pelicula, la directora no la deja sonreir ni una vez- y , por otro lado, ser kusturicamente pintorescos y aportar el comic relief. La empleadora de Fausta - compositora de clase media alta- pierde la inspiración y la recupera robandole una melodia a Fausta, para despues dejarla tirada en el medio de la calle en el momento mas sadico de la pelicula. Sadismo qualite bien festivalero.<br /> La fotografia es hermosisima, no se puede negar que la directora tiene un gusto exquisito para encuadrar, pero aún alli hay algo que no cierra, que hace ruido, que parece extremadamente riguroso, calculado.<br /> La teta parece una aggiornamiento de porno miseria en los tiempos de pplanos generales y largos.
No pienso como tú. Tienes que ser directo y llamar las cosas por su nombre. Claudia Llosa es una realizadora tramposa y racista. Te espero en:<br /> <br /> http://peruanista.blogspot.com/2009/03/finalmente-mis-respuestas-las-preguntas.html