Mucho más... de lo mismo

Esta segunda entrega de la saga basada en los muñecos de Hasbro que enfrenta a los despiadados Decepticons con los nobles Autobots tiene un guión tan elemental como el del film original de 2007, pero más minutos (150) y efectos visuales más sofisticados. El presupuesto de 200 millones de dólares está destinado en su mayor parte a desarrollar tres largas y adrenalínicas secuencias de acción, mientras Michael Bay se encarga de la pirotecnia visual, de filmar los torpes diálogos y de encuadrar las tetas de Megan Fox.

Calificación: ** y ½ (Máximo: *****)

Transformers: La venganza de los caídos (Transformers: Revenge of the Fallen, Estados Unidos/2009). Dirección: Michael Bay. Con Shia LaBeouf, Megan Fox, Ramón Rodríguez, Josh Duhamel, John Turturro, Tyrese Gibson, Kevin Dunn, Julie White y Rainn Wilson. Guión: Ehren Kruger, Roberto Orci y Alex Kurtzman. Fotografía: Ben Seresin. Música: Steve Jablonsky. Edición: Roger Barton, Thomas Muldoon, Joel Negron y Paul Rubell. Diseño de producción: Nigel Phelps. Distribuidora: UIP . Duración: 150 minutos. En versión original subtitulada y en versión doblada al castellano. Copias: 140. Transformers recargado. Así podría (debería) llamarse esta segunda entrega de la saga basada en los muñequitos de Hasbro. Más (y, debe admitirse, mejores) efectos visuales, más (150) minutos (¡¿para qué?!) y toda la artillería visual (videoclipera/publicitaria) del más "grasa" de los directores de Hollywood: Michael Bay ¿Quieren más? Los adolescentes darán rienda suelta a sus hormonas sexuales con los recurrentes encuadres de las tetas de Megan Fox que se bambolean en slow-motion (la chica, aniquilada cual Nicole Kidman por una sobredosis de colágeno, parece salida todo el tiempo de la tapa de una revista tipo Sports Illustrated).

¿La historia? (¿En serio quieren que se las cuente?) Aquí va: resucita el malvado Megatrón y aparece un jefe todavía peor para los Decepticons (El Caído), mientras el bueno de Sam (el típico chico común devenido en héroe que encarna Shia LaBeouf) intenta independizarse de sus padres e iniciar su vida universitaria, aunque se verá obligado a volver al campo de batalla para salvar primero a Optimus Prime, líder de los robots buenos (los Autobots), y luego... al planeta en su conjunto, ya que los invasores quieren aniquilar al Sol. Para ello, contará con la ayuda de su novia, la mecánica Mikaela (Fox), de un compañero de habitación latino experto en tecnología pero bastante cobarde (Ramón Rodríguez), de un ex agente caído en desgracia (John Turturro, el único comic-relief que funciona en una historia llena de momentos "graciosos" que en verdad dan pena), y de parte del ejército de los Estados Unidos que, por supuesto, es un ejemplo de arrojo y patriotismo.

Así, en medio de un guión elemental, de actuaciones sin brillo, de diálogos mediocres y de un erotismo de gomería, surgen las tres o cuatro largas y espectaculares, adrenalínicas set-pieces que justifican -para quien disfruta de ciudades arrasadas, pirámides egipcias que vuelan por los aires, submarinos hundidos, peleas entre robots- el valor de la entrada. En verdad, más que a Michael Bay, deberían agradecerle a los artistas de la Industrial Light & Magic (ILM). Ellos han logrado que los movimientos de los gigantes de hierro sean cada vez más creíbles, mientras el director, en cambio, se empeña en que sus personajes parezcan máquinas.