Críticas
Cine argentino en salas
Crítica de “Gatillero”, película de Cris Tapia Marchiori
El director de La noche más fría (2017) estrena esta película -una de las revelaciones de la Competencia Internacional del reciente BAFICI- que propone un adrenalínico western urbano y contemporáneo ambientado en la Isla Maciel.
Gatillero (Argentina/2025). Dirección y edición: Cris Tapia Marchiori. Elenco: Sergio Podeley, Julieta Díaz, Maite Lanata, Ramiro Blas, Mariano Torre y Matías Desiderio. Guión: Cris Tapia Marchiori y Clara Ambrosoni. Fotografía: Martín Sapia. Dirección de arte: Ana Cambre. Sonido: Emiliano Biaiñ y Marcos Zoppi. Música: Santiago Pedroncini. Producción: Pablo Udenio, Enrico Udenio, Gabriel Dieb, Antonella Lagamba, Nicolás Yannicelli, Diego Sarcone, Ricardo Dinardi, Paulo Strina y José Luis Saade. Productoras: Dukkah y Perspectiva Producciones. Distribuidora: Cinetren. Duración: 80 minutos. Apta para mayores de 16 años. Salas: .
No es fácil hacer una buena película de acción en la Argentina. Menos aún una rodada en un solo plano secuencia (sí, como la serie Adolescencia o El arca rusa, de Alexander Sokurov, je). Y la proeza se completa si la historia transcurre durante una noche en locaciones reales de la Isla Maciel (como hincha de San Telmo conozco bastante bien la zona y no es precisamente el contexto más tranquilizador).
Pero Gatillero -una de las revelaciones de la cosecha 2025 del cine argentino en este BAFICI- no es solo un prodigio coreográfico, de puesta en escena, sino también un muy tenso, vertiginoso y potente ejercicio de género que homenajea a los héroes ochentosos (Walter Hill, John Carpenter) y que también puede ser visto como la John Wick de los bajofondos del conurbano o la versión cinematográfica local de esos videojuegos en los que hay que matar a todo lo que se acerca con el único objetivo de sobrevivir.
Con mucho de western urbano, Gatillero narra la historia de Pablo “El Galgo” Correa (Sergio Podeley), un sicario que acaba de salir de la cárcel después de una larga condena, comete un asalto inicial y luego acepta lo que se supone es un trabajo menor (amedrentar disparando unos tiros a la fachada de un negocio cuyos dueños no han cumplido con lo acordado), Pero, claro, las cosas se complicarán porque desde la policía hasta los pesados de la zona como Lalo (Matías Desiderio) y Noni (Mariano Torre) se la tienen jurada y lo traicionan. Lo que sigue, entonces, es un juego de gato y ratón, una persecución constante y, claro, a los tiros.
Hay unas mínimas desprolijidades, la sensación que los personajes femeninos como los de Nilda (Susana Varela), Isa (Maite Lanata) y La Madrina (Julieta Díaz) manejan por momentos un registro diferente al de estos varones en guerra, pero en líneas generales Gatillero cumple con creces con lo que propone. Es un viaje a lo profundo de la noche, un tour de force estilístico, narrativo y actoral que demuestra que el cine argentino desde y sobre los márgenes todavía puede sorprender e impactar con los mejores recursos.
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