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Cannes después de Cannes: Cinco nuevas reseñas

El principal festival del mundo terminó, pero nuestro columnista sigue analizando la oferta.

Publicada el 09/06/2017



-Fortunata (Italia), de Sergio Castellitto (Un Certain Regard) ★★★½ 

Contemporáneamente a su rica experiencia como actor, que lo ha llevado a traspasar las fronteras de su Italia natal para construir una carrera internacional (de Azul profundo a Las crónicas de Narnia), el protagonista de la genial Il regista di matrimoni,de Marco Bellocchio, viene despuntando el vicio también como realizador. Mayoritariamente ignorado, cuando no derechamente atacado, a mi entender hay algo en él (que se traduce en su doble faz de intérprete y director) que resulta ciertamente interesante; mucho más vivo y movilizador que el conjunto de tersas y prolijas producciones pretendidamente mainstream que de Italia llegan a nuestros cines.

La Fortunata del título (Jasmine Trinca, ganadora del premio a Mejor Actriz por este trabajo) es una mujer joven y bella. Separada y con una hija menor, su ex-marido (policía) ejerce sobre ella una terrible injerencia basada en el dinero y en la fuerza. Su relación con su actual pareja (toxicómano ¿en recuperación?), los problemas psicológicos de la niña y el sueño de abrir su propia peluquería, son parte de su cotidianeidad. La vida de una mujer que trabaja, que tiene problemas (no sólo económicos), evita la mirada condescendiente o miserabilista.

En Castellitto prima la fuerza vital, animal. Lejos del personaje tímido y apocado que le ha tocado interpretar a veces en la ficción, su contracara, la de la explosión y la expansión, es la que se impone en su trabajo como director. Sus películas suelen ser excesivas, desprolijas, salvajes. Entiendo que ese demasiado de todo puede resultar expulsivo para algunos, pero -aun dentro de la acumulación que pendula entre el melodrama y el pastiche- las peleas, los besos, las escenas de sexo tienen un grado de verdad, de sanguínea impresión de realidad, que atraviesan la pantalla. El final es una concesión a cierta lógica psicologista que se evita en la acción durante toda la película. Sin embargo, ello no nos impide ver todo lo antes apuntado.





-Until The Birds Return / En attendant les hirondelles (Argelia-Francia), de Karim Muossaui (Un Certain Regard) ★★★½ 

Esta película argelina desnuda con elegancia los lugares comunes de los usualmente malogrados relatos corales. Estructuradas como cuentos que se conectan de manera azarosa, a veces causal o por coincidencia geográfica, a veces por simple correlación sensible, las tres historias que se enlazan, de algún modo, están lejos de la estridencia o de la denuncia, del melodrama o del thriller. Sin embargo, hay algo de suspenso, de mirada sobre una sociedad atravesada por los dolores y pérdidas del pasado y las carencias y frustraciones del presente. La violencia gratuita, la soledad, la búsqueda de las raíces y de la verdad están (explícita o subterráneamente) en estos relatos contados como pinceladas de aliento documental que se permiten el remanso de la poesía, como en el caso de la explosión de música y colores que irrumpe con una coreografía á la Bollywood que se desata inesperadamente en el medio del desierto.



-Patti Cake$ (Estados Unidos), de Geremy Jasper (Quincena de Realizadores) ★★★½ 

El universo de Nueva Jersey, la otra orilla, la contracara de la glamorosa Manhattan, es el enclave perfecto para este nuevo regreso al clásico mito americano (estadounidense) de la salvación a través del espectáculo, el show, el arte. Patti es una chica inteligente, que sobrelleva con bastante elegancia su sobrepeso (más allá de tener que soportar los típicos chistes y discriminaciones, como la que transforma su apellido, Dombrowski, en Dumbo). La ilusión, el escape, estará en la música y la intención de triunfar (con un amigo musulmán, a quien luego se une un afroamericano) en el mundo del rap.

Claro que da para desconfiar ese escenario "united colours of rap", pero, por suerte, por ahí no viene la cosa. Se trata de una película amable, que se hace fuerte en su protagonista (muy simpática y empática la australiana Danielle Macdonald) y la relación de amor-odio con su también poderosa madre, que alguna vez supo grabar un disco y sigue añorando los dorados ochentas. Historia de amistad, crecimiento y superación, pequeña y cariñosa, se disfrutó especialmente como cierre de la Quincena de los Realizadores, frente a una Competencia Oficial tomada por el cine de la crueldad.

  



-Marlina the Murderer in Four Acts (Indonesia), de Mouly Surya (Quincena de Realizadores) ★★½

Si Marlina... llama la atención es por la posibilidad de acceder a un mundo extraño, regido por reglas que se nos escapan pero que adivinamos como propias y consistentes en ese universo. El aliento y el paisaje del western son el ámbito para algo distinto de la historia de  venganza que promete el resumen elaborado por la distribuidora internacional de esta rareza proveniente de Indonesia. Es que el relato está lejos de la lógica violación-venganza. La manera pasiva en que la protagonista parece aceptar la irrupción en su hogar, se contradice con la decisión de envenenar a los intrusos.

Cuando el acceso carnal llega a producirse, culmina con una escena gore cuyo adelanto no es un spoiler porque sucede a los pocos minutos de iniciada la película. Así, la mayor parte del metraje se ocupa del escape y del intento de llegar a hacer la denuncia policial. Que en todo momento la protagonista cargue con la cabeza del violador y sea acechada por su fantasma es algo que añade misterio y magia a la extraña deriva.



-A Prayer Before Dawn (Reino Unido-Francia), de Jean-Stéphane Sauvaire (Proyecciones de Medianoche) ★★✩✩✩

Un boxeador occidental y musculoso en terra incognita (en este caso, Tailandia) es llevado a prisión por su relación con el mundo de las drogas. Si algo de interés despierta la película es por el reflejo del universo carcelario tailandés. Como podrán imaginar, una vez en prisión, la manera de sobrevivir será seguir boxeando, aun cuando ello ponga en riesgo su vida.

Este escape a la victoria pugilístico se basa pretendidamente en la historia real de un tal Billy Moore. Sin embargo, ni siquiera las peleas tienen el nervio y la consistencia física que podrían salvar a esta suma de lugares comunes. Así y todo, una película olvidable, en lo posible llamada a ser ignorada o evitada,  es bastante menos dañina que esas otras que ganan premios y que tienen directores como Michel Franco o Yorgos Lanthimos.




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