Crítica de “Los sueños del castillo”, de René Ballesteros (Competencia de Cine Chileno) - #FICValdivia

La ganadora de la sección oficial dedicada al cine local es un bello y austero documental de observación sobre la dinámica interna de una prisión para menores de 14 a 18 años ubicada en un ámbito rural.

-Los sueños del castillo, de René Ballesteros (Chile, 2018, 72’)

La película abre y cierra con imágenes propias del universo rural. Vacas pastando, la naturaleza en todo su esplendor, un atardecer majestuoso... Sin embargo, Los sueños del castillo no es un retrato de una comunidad campestre en zona mapuche, sino de una mucho más dura, menos bucólica. Es que en medio de ese paisaje encantador en el sur de Chile surge una enorme edificación que no es otra cosa que una cárcel de menores. Allí, entre rejas, cumplen sus penas decenas de adolescentes, algunos que -según nos enteraremos por sus propios testimonios- han asesinado a puñaladas. Muchísimas puñaladas.

Más allá de la riqueza y belleza de muchos planos y del trabajo de sonido del film, el mayor mérito de René Ballesteros (La quemadura) es saber mirar y escuchar. Paciente, respetuoso, jamás manipulador ni intrusivo, el director nos permite acercarnos a la intimidad de estos muchachos de pasados aterradores y presentes grises, muchas veces -como ellos mismos admiten- dominados por los traumas y las pesadillas nocturnas.

Con una rigurosidad propia de -salvando las distancias- un Frederick Wiseman, Ballesteros filma la institución (las instalaciones, sus funcionarios, su dinámica diaria), pero el núcleo, el corazón de su relato son estos pibes -con toda su diversidad étnica- que miran televisión, escriben sus letras de hip hop y se confiesan ante cámara sin ningún énfasis, ninguna impostación. Un documental sencillo, bello, puro, noble y cristalino que les da voz y entidad a adolescentes que no suelen tener demasiada visibilidad en el cine contemporáneo.