Festivales
Crítica de “Nuevo orden”, de Michel Franco - #68SSIFF (Perlak) / #TIFF20 / #Venezia77
Después de estrenar Daniel y Ana (2009), Después de Lucía (2012), Chronic (2015) y Las hijas de abril (2017) en Cannes, el siempre controvertido director mexicano lanzó Nuevo orden en la Mostra de Venecia, donde obtuvo el Gran Premio del Jurado, segundo en importancia detrás del León de Oro. Tras pasar también por Toronto, ahora se presenta en el festival vasco.
Nuevo orden (México-Francia/2020). Guion y dirección: Michel Franco. Elenco: Diego Boneta, Naian González Norvind, Mónica del Carmen, Fernando Cuautle. Duración: 88 minutos. (En la competencia Perlak de San Sebastián, Selección Oficial de Toronto y Competencia Oficial de Venecia).
Haciendo justicia a su condición de enfant terrible del cine contemporáneo, Michel Franco compone en Nuevo orden un verdadero teatro de los horrores con el que denunciar el desmembramiento de la sociedad mexicana. Con un ojo puesto en la crisis moral que, según el cineasta, se extiende por todos los estamentos de su país, y con el otro ojo apuntando a la violencia como forma natural de expresión del poder, Franco perfila una realidad distópica en la que cualquier pulsión humana es aniquilada por diversas formas de brutalidad y opresión.
El escenario se parece muchísimo al México actual y la acción arranca en la mansión de una familia adinerada que acoge la boda de la hija del clan. Franco, con su mirada distanciada y su gélida concepción de la puesta en escena, se dedica a diseccionar los banales rituales burgueses hasta que la violencia hace acto de presencia de la mano de un grupo de asaltantes, la avanzadilla de un revolución popular que, pintura verde en mano, hace realidad el concepto de la lucha de clases a través del pillaje y el asesinato.
En su propia salsa, Franco dedica el resto de la película, algo menos de una hora, a imaginar la respuesta por parte del poder a este levantamiento salvaje. El contraataque llega sin contemplaciones y es gestionado por los militares, a quienes se suman, de forma oportunista, facciones paramilitares que, en sus prácticas aberrantes, traen a la memoria la monstruosidad con la que operan los cárteles de la droga. La violencia se dispara en todas las direcciones: de pobres hacia ricos, de ricos hacia pobres y entre los propios pobres. Un panorama aciago que Franco aprovecha para escenificar un carrusel de violencia ritualizada.
La desazón que provoca la película en el espectador puede remitir al efecto desarmante de la monumental y fustigante Saló, o los 120 días de Sodoma, en la que Pier Paolo Pasolini utilizaba el imaginario cruel del Marqués de Sade para reflexionar acerca de los mecanismos del fascismo. Por su parte, Franco sustituye las perturbadoras formas de deseo que exploraba Pasolini por una colección maquinal, más bien monótona, de episodios aberrantes. De hecho, el amontonamiento de atrocidades –que va de la violencia sexual a las ejecuciones sumarias– acaba anestesiando la sensibilidad del espectador, que se ve obligado a asistir al sórdido deleite con el que Franco escenifica su teatro de la crueldad.
Concebido como un espectáculo a gran escala –Franco escenifica algunos suntuosos planos generales de destrucción y barbarie urbana–, Nuevo orden responde con contundencia a la bancarrota social del México actual, que el director de Las hijas de abril presenta como un amasijo de hipocresía, falsa caridad, animalismo, sexismo, corrupción y puro rencor de clase. El cineasta dispara en tantas direcciones que resulta imposible encontrar en la película un atisbo de esperanza o un camino de regeneración. Franco se contenta con exorcizar de forma cruenta los males de su nación y dejar al espectador alelado por el festín de sadismo de Nuevo orden.
Toda la información sobre OtrosCines/Club y cómo sumarse a nuestra comunidad cinéfila
COMENTARIOS
-
SIN COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



FESTIVALES ANTERIORES
La directora de los largometrajes Cinco lobitos (2022) y Eres tú (2023) y de la serie Querer (2024) consiguió uno de los mayores impactos de la edición de este año con una historia sobre la adolescencia, las relaciones familares y las manifestaciones de la fe.
Los directores vascos de films como La trinchera infinita (2019) jugaron de locales y estrenaron su más reciente largometraje en la sección principal del festival.
El brasileño Sergio Oksman inauguró la sección más radical del festival con el estreno mundial de esta valiosa coproducción hipano-portuguesa.
-Con tres largometrajes entre los 17 que forman parte de la Competencia Oficial, incluido el film de apertura 27 noches, el cine argentino tendrá un lugar de privilegio en la 73ª edición, que se realizará del 19 al 27 de septiembre.
-En este espacio se irán actualizando las reseñas publicadas en la cobertura de la muestra con sede en el País Vasco.
-Ya hay 39 críticas publicadas.