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Cine iberoamericano en Netflix: las coincidencias entre “Distancia de rescate” y “El olvido que seremos”
Colaboraciones entre América Latina y España basadas en exitosos libros, tanto la flamante película de la directora peruana -radicada en Barcelona- Claudia Llosa como la del madrileño Fernando Trueba -rodada en Colombia- tienen varios elementos en común que permiten (re)pensar el estado de las cosas en la región de esa extraña y muchas veces contradictoria categoría que podemos definir como cine de autor industrial en tiempos del auge de los servicios de streaming.
Distancia de rescate (Perú-Chile-Estados Unidos-España/2021). Dirección: Claudia Llosa. Elenco: María Valverde, Dolores Fonzi, Germán Palacios, Guillermo Pfening, Cristina Banegas y Emilio Vodanovich. Guion: Claudia Llosa y Samanta Schweblin, basado en la novela de Schweblin. Fotografía: Oscar Faura. Edición: Guillermo de la Ca. Música: Natalie Holt. Duración: 93 minutos. Desde el 13 de octubre en Netflix. ★★★½
El olvido que seremos (Colombia/2021). Dirección: Fernando Trueba. Elenco: Javier Cámara, Nicolás Reyes Cano y Juan Pablo Urrego. Guion: David Trueba, basado en la novela de Héctor Abad Faciolince. Música: Zbigniew Preisner. Fotografía: Sergio Iván Castaño. Edición: Marta Velasco. Duración: 136 minutos. Ya disponible en Netflix. ★★★✩✩
En el juego de las coincidencias Distancia de rescate y El olvido que seremos tienen unas cuantas, más allá de sus estrenos muy cercanos en Netflix (la primera llegará el 13 de octubre y la segunda lo hizo este miércoles 22 de septiembre).
Distancia de rescate está basada en la exitosa novela homónima publicada en 2014 por la escritora argentina Samanta Schweblin (también coautora del guion junto a Llosa), mientras que el origen de El olvido que seremos hay que buscarlo en otro libro de culto como el que en 2005 presentó Héctor Abad Faciolince.
Si bien Distancia de rescate trascurre en la Argentina, el rodaje se realizó en Chile con una directora peruana radicada en Barcelona como Llosa (Madeinusa, La teta asustada, Aloft) y con una protagonista española como María Valverde. Por su parte, El olvido que seremos, que tiene como epicentro la ciudad de Medellín en 1971, fue filmada por el madrileño Trueba (El año de las luces, Belle Époque, La niña de tus ojos) y con un protagonista también español como Javier Cámara, quien interpreta al reconocido médico, ensayista, luchador por los derechos humanos y especialista en salud pública colombiano Héctor Abad Gómez.
A nivel de producción también podemos hablar de un “iberopudding”, ya que en Distancia de rescate participaron Paradise Falls de la propia Llosa, Fabula Films de los chilenos Juan de Dios y Pablo Larraín, Wanda Films de los españoles José María y Miguel Morales y hasta una compañía estadounidense como Gran Via Productions de Mark Johnson y Tom Williams. Sin embargo, pese a que no aparece ninguna compañía argentina, entre los productores ejecutivos aparece Natacha Cervi y, más allá de la presencia central de Valverde, el resto del elenco principal es nacional e incluye a Dolores Fonzi, Guillermo Pfening, Germán Palacios y Cristina Banegas.
Y hasta ahí llegan las similitudes y paralelismos. O no, porque en ambas historias hay niños en el centro de la escena, aunque con distintos tonos y situaciones. En el caso de Distancia de rescate, se trata de David (Emilio Vodanovich), hijo del personaje de Carola (Dolores Fonzi), y eje de una historia bastante ominosa que incluye hasta una venta fantástica; mientras que en El olvido que seremos el punto de vista en la subtrama ambientada en 1971 (hay otra que transcurre en 1987) corresponde al hijo menor del protagonista, un entusiasta y simpático niño llamado Héctor (Nicolás Reyes Cano).
La apuesta de Distancia de rescate es, para mi gusto, más audaz, exigente y fascinante, aun a riesgo de incomodar a cierto público habituado a narraciones más clásicas, menos fragmentarias. Enigmática y sugerente, la película de Llosa propone un complejo entramado donde el uso de las voces en off en forma de diálogo y un relato marcado por constantes saltos temporales.
En cambio, más allá de un dispositivo estético que propone el blanco y negro para las escenas ambientadas en 1987 (el comienzo y el final) y el color para las que transcurren en 1971, tanto la encantadora dinámica familiar de Héctor Abad Gómez como la dimensión claramente política que luego adopta El olvido que seremos son mucho más elementales y, a la hora de la denuncia, incluso bastante subrayadas.
Aunque los modelos de financiación fueron distintos (Distancia de rescate es una película original de Netflix y El olvido que seremos, una adquisición posterior), ambas remiten en su esencia a un sistema de coproducción muy usual hasta hace unos años entre España y América Latina. Ahora, ese esquema podría reciclarse pero, claro, ya con los gigantes del streaming como Netflix, HBO Max o Amazon Prime Video en el centro de la escena.
Y, antes del mencionado encuentro virtual en Netflix, ambas películas tuvieron su misma plataforma de lanzamiento. El olvido que seremos lo hizo en la edición 2020 del Festival de San Sebastián, mientras que Distancia de rescate lo hizo hace pocos días en la Competencia Oficial de la edición 2021 de la muestra con sede en la hermosa ciudad del País Vasco. Otra coincidencia en los caminos comunes de dos producciones que, de alguna manera, marcan el pulos del cine de autor industrial en la era dorada de los servicios de streaming.
Más información:
Crítica de Distancia de rescate, por Fernando Bernal
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