Críticas
La próxima estación, de Fernando Solanas
No voy en tren, no voy en avión
El mítico director de La hora de los hornos consigue con esta contundente descripción del saqueo del ferrocarril (y el colapso del sistema de transporte público) el mejor trabajo de su serie de retratos/ensayos socioeconómicos que inició después de la crisis de 2001 con Memoria del saqueo, La dignidad de los nadies y Argentina latente. Un viaje fascinante y aterrador a la vez que deja al descubierto con imágenes, testimonios y estadísticas inapelables una larga saga de negociados, corrupción y complicidades con trágicas consecuencias.
La próxima estación - Historia y reconstrucción de los ferrocarriles (Argentina-Francia/2008). Guión, producción y dirección: Fernando E. Solanas. Fotografía y cámara: Rino Pravato, Mauricio Minotti, Alejandro Fernández Mouján y Fernando E. Solanas. Música: Gerardo Gandini. Edición: Alberto Ponce, Mauricio Minotti, Fernando E. Solanas. Sonido: Lena Esquenazi. Distribuidora: Primer Plano. Duración: 115 minutos. Apta para todo público. Salas: 3 (Hoyts Abasto, Cinemark Palermo y Gaumont). Cuarto y penúltimo de los ensayos/documentales de Pino Solanas concretados post-crisis de 2001, después de Memoria del saqueo, La dignidad de los nadies y Argentina latente y antes del anunciado cierre con La tierra sublevada, La próxima estación es el más sólido y logrado de esta última saga del ya mítico realizador.
En una de sus tantas apariciones en pantalla, el director -de 72 años- se sube de un salto a un vagón abandonado con la agilidad y la soltura de un veinteañero. Este detalle -aparentemente insignificante- es una metáfora perfecta de la vitalidad de este incansable "fiscal" que, sin abandonar su esencia (la denuncia y la concientización social), se muestra aquí mucho más contundente y certero en su retrato del vergonzoso, escandaloso saqueo del ferrocarril nacional durante las últimas tres décadas (el "ferrocidio", según los típicos neologismos solanianos) y hasta se permite unas cuantos pasajes de muy logrado humor irónico a-la-Michael Moore, pero -claro- con mucha más altura y menos egocentrismo que su marketinero colega norteamericano.
El realizador no deja títere con cabeza, pero esta vez no se queda en la simple declamación sino que lo logra con pruebas, testimonios y datos inapelables. Solanas viajó por todo el país para mostrar pueblos hundidos por el cierre de los distintos ramales (como Patricios, que perdió el 90 por ciento de sus 6.000 habitantes) o inmensos talleres ferroviarios cerrados y en muchos casos arrasados por el vandalismo y el oportunismo. En esta penosa historia, que se inicia con el monopolio inglés y termina con el triste papel del kirchnerismo (con su promesa inclumplida de reabrir Tafí Viejo y el delirante proyecto del tren-bala Buenos Aires-Rosario-Córdoba), no sólo quedan expuestos los negociados de Carlos Menem y la Unión Ferroviaria de José Pedraza sino también el triste papel de los Rodolfo Terragno, los Lorenzo Pepe y de cada uno de los fiscales y funcionarios que no investigaron las miles de denuncias sobre dilapidación del patrimonio nacional y que, por acción u omisión, terminaron avalándola.
El viaje que propone Solanas es apasionante y aterrador al mismo tiempo. Por supuesto, hay una nostálgica exaltación de lo que alguna vez fue la orgullosa industria ferroviaria nacional, pero el cineasta tampoco se queda en el lamento (aunque hay aquí mucho de indignación) para proponer un regreso a un medio de transporte que sigue siendo el menos contaminante, el más barato, el más eficaz y el que mayor función social cumple.
Solanas contrapone los monólogos de Bernardo Neustadt avalando en pleno menemismo el cierre de ramales de un sistema que perdía un millón de dólares por día a un ferrocarril que hoy, vía subsidios, pierde tres veces más, pero con el ¡80 por ciento menos! de servicios. Un despojo que, además, terminó con 60.000 inmuebles, 220.000 empleados, 3.000 locomotoras y 60.000 vagones.
No hace falta compartir todos y cada uno de los postulados políticos de Solanas para comprender en su justo término la dimensión de su retrato. Si bien en su segunda mitad el retrato se vuelve un poco más obvio y tendencioso (con lo habituales cartelones sesentistas del agit-prop), el director parece haber ganado mucho a la hora de describir un caso más acotado que en sus films anteriores. Que su objetivo, esta vez, haya sido más acotado no quiere decir que sea menor. El tren, el servicio público de transporte en su conjunto, no son cuestiones menores. Si no, que lo digan los cientos de miles de argentinos que viajan todos los días como sardinas enlatadas por culpa de la ignorancia, el desprecio, la inacción y/o la mala fe de tantos gobiernos que nos dejaron en la vía.
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Celebro el poder compartir con tantos conciudadanos una obra de arte que incomoda y nos hace tomar conciencia de lo que somos. Hacerse cargo del cineasta que nos ilumina y de los políticos que elegimos!!!!!
Luego de resistirme durante 3 semanas, al final me arme de valor y vi el sabado 20 de Setiembre la peli de Solanas. Como dijo Alejandro Lingenti es un cross a la mandibula para el kirchnerismo, el menemismo y la clase politica toda. Como film politico es excelente. Sus denuncias son demoledoras pero desgraciadamente ciertas. Tendria que ser de vision obligatoria en las escuelas, asi nuestros proximos adultos se enteran de la calaña de nuestra clase dirigente. Con esto queda demostrado que el proyecto del tren bala es un delirio absoluto de la monarquia K, cuyo doble discurso ya es inocultable y ofensivo para nuestra inteligencia. Vi el film en la 1ra. matinee (13.00hs. aprox.) y la sala estaba casi llena, lo cual me alegro muchisimo, ya que no hubo practicamente difusion publicitaria. Todo es merito del famoso "boca a boca" y por supuesto del talento y valentia de Pino Solanas al hacer estas peliculas tan dolorosas pero necesarias.<br /> Saludos.
Conmovedora, indignante, apasionante y disparadora de un debate pendiente y necesario. <br /> Coincido con Diana cuando menciona que la película "deja al descubierto no sólo la ignominia de los que hacen sino también la de los que dejan hacer". No nos olvidemos que el pueblo "no acompañó a los ferroviarios" (tal como se lamenta en cámara un ex empleado) porque el servicio que brindaba el ferrocarril distaba de ser óptimo. Por supuesto que esto NO JUSTIFICA en modo alguno la entrega, la destrucción, el abandono y los negociados posteriores (un remedio que terminó siendo vergonzosa e infinitamente peor que la enfermedad). Pero me parece necesario que, si como sociedad vamos a, de una vez por todas, instalar un debate sobre este tema, no omitamos la autocrítica a nuestra manera de concebir lo público como el lugar de donde todos podemos servirnos en lugar de servir al otro. <br /> Algunos sindicatos tuvieron y tienen - como lo muestra el film - una responsabilidad directa en los hechos ocurridos. Y lo que la película prefiere omitir (y aquí mi única disidencia con Solanas) es que el PERONISMO (todo, no solamente Menem y Kirchner) construyó su poder transfiriendo el poder desde las clases conservadoras y explotadoras a organizaciones que - la mayoría de las veces - tras la bandera de la defensa de los trabajadores, ocultan negociados y prácticas tan cuestionables y deleznables como las que supuestamente combaten. <br /> En fin, una película muy recomendable y que transita su tercera semana en cartel. Anoche éramos 9 espectadores en el Cinemark Palermo, por lo que aquellos que quieran - y puedan - verla en pantalla grande, deberán tomar sus recaudos y apurarse a comprar su entrada. Vale la pena. <br /> Gracias Diego por este espacio para opinar, debatir y aprender. Saludos a todos los lectores.
Yo trabaje en Recursos humanos de Correo Argentino y cuando a la noche me llegaba el listado de los carteros que debian acogerse obligatoriamente al retiro voluntario y debia pasarlo a los jefes de las sucursales para que no los dejaran entrar ni siquiera a recoger su taza me retiraba llorando a mi casa esa epoca fue de terror peor que en la dictadura no se podia hacer nada estabamos en DEMOCRACIA Pino querido nos debes el resto ya que el saqueo fue general IPASAN YPF etc etc
Una película que ningún argentino debería dejar de ver. Tendrían que pasarla en las escuelas. Para preguntarnos por qué permitimos este saqueo. Deja al descubierto no sólo la ignominia de los que hacen sino también la de los que dejan hacer. Felicito a Solanas. Y espero que siga por este camino.
Diego: un pequeño comentario. Vi la pelicula hoy miercoles a las 15.30 en la sala 2 del Gaumont, cuya capacidad calculo, a ojo de buen cubero, rondará las 350 butacas. El cine estaba LLENO. No cabia un alfiler. Con las dos copias que se agregaran mañana, mas el boca a boca y la repercusión mediatica por los incidentes del Sarmiento, creo que la próxima semana entrará entre las 10 más vistas. Un abrazo
Excelente!!!
Vi los anteriores trabajos de Solanas, del 2001 para acá, y siempre sentí esa doble emoción. Ojalá pueda alguna vez volver a filmar en 35 mm para enmarcar con justicia, la verdadera dimensión de su obra.<br /> Saludos
No necesito ver el documental de Pino para saber de lo indignante de nuestra clase dirigente, la verdad apabulla. He visto los documentales que ha realizado y me da vergüenza la falta de compromiso que tenemos a todos los niveles en nuestro pais. Me da esperanza que alguien con el talento de Pino tome la bandera como tantas veces.<br /> SALUDOS<br /> JOSE MARIA