Música
Bruce Springsteen, ese chamán que embrujó a todos en una ceremonia antológica
Por Diego Batlle
El Jefe volvió a Buenos Aires 25 años después de aquel legendario concierto de Amnesty y dio una clase maestra de rock. Crónica íntima de una noche inolvidable.
Ficha:
Bruce Springsteen & The E Street Band
Wrecking Ball Tour
GEBA - Sábado 14/9/2013
Duración: 3h15’
Público: 12.000
★★★★★
Setlist:
1- This Little Light of Mine
2- We Take Care of Our Own
3- Badlands
4- Death to My Hometown
5- No Surrender
6- Downbound Train
7- Something in the Night
8- Spirit in the Night
9- Cover Me
10- She's the One
11- The Promised Land
12- Hungry Heart
13- The River
14- American Skin (41 Shots)
15- Because the Night
16- Darlington County
17- Shackled and Drawn
18- Waitin' on a Sunny Day
19- The Rising
20- Thunder Road
21- Land of Hope and Dreams
22- We Are Alive
23- Born in the U.S.A.
24- Born to Run
25- Bobby Jean
26- Glory Days
27- Dancing in the Dark
28- Tenth Avenue Freeze-Out
29- Shout
30- This Hard Land
Es imposible que este texto alcance a transmitir siquiera mínimamente lo que se vivió en la noche del sábado 14/9 en GEBA. Por más que le ponga toda la convicción, el sentimiento y el escaso talento que pueda tener para escribir, hay cosas que no pueden traducirse en palabras porque forman parte de las emociones más íntimas, de las sensibilidades más profundas y, como en esta oportunidad, de energías que se ubican casi en el orden de lo místico y lo espiritual. Esa magia indescriptible que me hizo poner la piel de gallina, llorar como un niño y gritar como un fan adolescente aunque en verdad sea un “viejo carroza” de 44 años.
Es que el show del sábado fue para los viejos. Los escasos 12.000 (¿o menos?) asistentes promediaban más de 40. No había veinteañeros, mucho menos adolescentes. El Jefe es inmensamente masivo en el mundo, pero aquí nunca alcanzó demasiada popularidad. Fue víctima, sobre todo, de un ridículo prejuicio “anti-yanqui” que lo sindicó como exponente del patrioterismo estadounidense, cuando se trata decididamente de un cantautor contestatario, todo lo de izquierda que se puede ser en el show-business norteamericano sin que te hagan la cruz para siempre.
Esa gente que no fue a verlo (y en Buenos Aires se llenan estadios con subproductos cuyas entradas cuestan igual o más que las de Springsteen) debería saber que Born in the USA no es el himno del nacionalismo americano que ellos creen sino un tema que dice algo así: “Nací en un pueblo de mala muerte / La primera patada que recibí fue cuando caí al suelo / Acabás como un perro al que le han dado demasiados palos / Hasta que pasás media vida cubriéndote / Me metí en un lío en el pueblo / Así que me pusieron un rifle en mi mano / Me enviaron a un país extranjero... para que matara hombres amarillos”.
Pero los prejuiciosos no se perdieron sólo esas y otras historias dignas de un inspirado trovador. Dejaron pasar el show que ha sido votado por la revista Rolling Stone (la edición original, la estadounidense) como el de la mejor gira del año. Y vaya que la es. Y eso que no tiene escenografía, ni fuegos artificiales, ni grandes juegos de luces. Apenas un escenario y unos pasillos bien diseñados para que Bruce pueda estar en contacto directo con la gente que lo observa desde todas las ubicaciones (incluidas las más lejanas) y un excelente trabajo de seguimiento en video para las pantallas gigantes.
Porque lo que realmente importa en el Wrecking Ball Tour es el carisma, la pasión, la entrega, la energía, la comunicación y “el espíritu” de Springsteen, ese brujo, predicador, chamán, pastor, maestro de ceremonia, entretenedor y rockero hasta las entrañas (incansable a sus... ¡63 años!). Y, claro, la presencia en escena de una de las mejores bandas (¿la mejor de todas?) integrada por los viejitos piolas que lo acompañan desde siempre, con unos coros y una sección de vientos prodigiosos.
En este show hipercalculado y absolutamente libre, profesional y visceral a la vez, todo funciona a la perfección: desde un sonido que muy pocas veces se ha conseguido en un estadio abierto y azotado por un fuerte viento hasta los elementos aparentemente más demagógicos. Es que a ese hombre digno, sensible y respetuoso que es Springsteen uno le cree todo: cuando busca los carteles con temas que le pide el público y que luego interpretará, cuando hace subir a un chico para que cante con él Waitin' on a Sunny Day (ver video aquí abajo) o cuando invita a dos mujeres a bailar en Dancing in the Dark.
La selección de temas fue impecable (hubo muchos del disco Born in the USA y, claro, del reciente Wrecking Ball), con una mixtura entre hits a pura electricidad rockera y momentos de minimalismo acústico. No tiene demasiado sentido describir uno por uno (arriba está todo el setlist), pero las versiones de The River y Bobby Jean me conmovieron hasta las entrañas, de una forma y con una intensidad que muy pocas veces me había pasado en vivo.
Había visto a Springsteen hacía 25 años, en River, de madrugada, en aquel ya mítico show de Amnesty. Tenía apenas 19 años y aquel concierto me voló la cabeza. Creía que ya había superado mi apasionamiento por el rock, pero ese encantador, ese profeta que es The Boss hizo que terminara reverenciándolo cual fanático en trance. Bienvenido sea este regreso de Bruce. Y, en paralelo, este regreso personal a lo más pasional y emotivo que una comunión musical puede regalarnos.
PD: Ví este show con mi esposa Sandra, que conocía poco a Springsteen y terminó amándolo, y con dos viejos amigos, Diego Lerer y Jorge Belaunzarán, con quienes crecimos compartiendo nuestra pasión por Springsteen. Fueron un plus no menor para una noche única, para una auténtica fiesta inolvidable.
Versión de Sólo le pido a Dios que Springsteen grabó después del recital como regalo a los argentinos:
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MÚSICA ANTERIORES
Tocó por primera y única vez en un memorable show que cerró el 15 de octubre de 1988 la larga velada de la etapa local (con Sting, Peter Gabriel, Youssou N`Dour, Tracy Chapman, León Gieco y Charly García, en el estadio de River Plate) de la gira de Amnesty International. Un cuarto de siglo más tarde, The Boss regresa con su E Street Band para un único concierto que forma parte de la etapa final de su Wrecking Ball Tour.

<p>que linda crónica y me quedo con tu comentario de posdata, yo tb fui a ver el recital con un amigo con el que crecimos escuchando a bruce y con nuestras mujeres, que tuvieron que sufrirnos escuchandolo, ya no con la intensidad con que sonaba en los 80 en nuestras casas, pero ambas, y lo destaco, fueron para acompañarnos, ya que no eran ni cerca fanáticas. Como en las buenas películas, los personajes sufren transformaciones, y el show de bruce, no tanto para nosotros, que cumplimos un sueño, sino para ellas, fue una buena película, creo que tal vez la mejor. Escribo esto a casi dos meses del show y no me lo olvidé ni un poquito.</p>
<p>Por algo en los inicios de Springsteen un critico despues de haber visto un concierto de Bruce dijo: vi el futuro del rock and roll. Su nombre es Bruce Springsteen. Y no se equivocó. Vi los mejores solistas y bandas del mundo. Pero no vi y no va a haber otro Bruce Springsteen. Nadie va a hacer lo que hace él en el escenario. Y tenés razón que no hay palabras para transmitir lo que genera. Tengo 37 años. ¿Y sabes donde te equivocas? Me encontre con dos chicos de 22 años que lo habian descubierto hacia 2 años y quedaron encantados con su magia.</p>
<p>Muy identificada con la crítica del show, sentí lo mismo. Un placer absoluto</p>
<p>Llego un poco tarde a la charla melómana. Me mató el show, todavía estoy conmovido, como shockeado, nunca me pasó de estar dos días seguidos pensando en todo lo que sentí. Como Diego temblé con The River y como José T, con Badlands y otras. Los 400 mangos mejor invertidos de mi vida. Ojalá vuelva pronto, gracias THE BOSS</p>
<p>Hola. Qué show, carajo, increíbel, igual que Diego lloré en varios temas especialmente con Badlands, The Promised Land y Thunder Road. Me sorprendió con American Skin (41 Shots) y Something in the Night, de probablemente el mejor disco suyo: Darkness on the Edge of Town. Yo por suerte pude agarrarle el brazo y no queda más que un lindo recuerdo de una cuestión general, el contacto de Bruce con el público, el esfuerzo hecho por llegar a todos los sectores del grupo, terrible. La emoción me supera, igual pude escribir algo más o menos parecido a un análisis de lo que fue una de las noches más importantes de mi vida.</p> <p>http://cinematvcritik.blogspot.com.ar/2013/09/musica-critica.html</p>
<p>Hermosa crónica, sentí lo mismo, me emocioné hasta lo más profundo del pecho y del estómago. Quedará como uno de los momentos culminantes de toda mi vida. Te felicito por haberlo expresado con esa pasión. Abrazo melómano (y cinéfilo)</p>
<p>El mejor recital que vi en mi vida sin duda alguna. Bruce dejó todo y más arriba del escenario</p>
<p>Vi a Bruce en las afueras de Miami, en un casino indio (bizarro, lo se), presentando solo y acustico Devil & Dust. Hasta el sábado pasado era uno de los mejores recitales que vi en mi vida.</p> <p>Es cierto, es difícil explicar lo del sábado, pero está bueno el intento. Saludos.</p>
<p>Che yo soy veinteañero y admiro a The boss. Fue realmente una experiencia unica. Que el tipo se bajara del escenario a saludar, sacar a bailar a la gente, treparse a la torre de control es algo que ningun musico he visto hacer.</p> <p>Y un poco mas de amor a Jake Clemens que se lució muy bien y que tiene mucha carisma.</p>
<p>Recuerdo un texto similar cuando vino Dylan al Gran Rex. Me encantan tus textos bien personales sobre música. Yo te leía a principios de los 90 cuando hacías crítica musical en Espectáculos de Clarín, y ya me gustaban mucho el enfoque. A veces parece que te conmueven más los conciertos que las películas, je.</p>