Entrevista a Majo Staffolani, directora de “Román” (Competencia Latinoamericana) - #BAFICI

Esta misionera de 27 años rodó en 2016 su ópera prima Colmena y ahora presenta su provocativo segundo largometraje.

Sinopsis: Un inesperado despertar sexual y el ocultamiento de un deseo ineludible constituyen el principal motor de Román, un relato acerca del autodescubrimiento en el que un callado agente inmobiliario comienza, casi sin darse cuenta, a sentirse atraído por otro hombre, veinte años más joven que él.

Un middle man que trabaja en una inmobiliaria, el actor Carlo Argento, ve cómo la vida al pasar le chulea. Casado y cansado, una buena tarde se amiga demasiado con un compañero de su hija adolescente. Entonces, cada escena hace imposible predecir la siguiente y se desata una espiral de libertad y sexualidad que lo inunda todo más allá de cualquier militancia. La narración está construida alrededor del hedonismo y el deseo y en contra del psicoanálisis, ofreciendo una saludable salida alternativa como terapia para las neurosis del ciudadano medio porteño. La comedia es moderada pero contagiosa, como en uno de esos días en los que sale todo bien, y recuerda a las olvidadas películas de Jacques Nolot (Álvaro Arroba en el catálogo del festival)


-¿Cómo definirías la película?

-Como una película insolente, honesta y distinta.


-¿Cuáles fueron los principales desafíos?

-Hacer cine independiente es un desafío en sí mismo. Pero creo que puedo resumirlo de esta manera: Hacer una película de calidad (con todo lo que eso conlleva: buenas actuaciones, buen sonido y buena imagen) con perspectiva a futuro, con escasos recursos, y hallar un grupo humano detrás y delante de cámara que funcione como un bloque de guerra, entendiendo de esta manera a cada persona como una pieza fundamental e irreemplazable.


-¿Cómo fue el proceso de producción y con qué apoyos contaron?

-El proceso de producción fue arduo y extraordinario a la vez. Es muy complejo filmar con poco dinero y mucho para contar. Asimismo, dentro de los aciertos que tuvo Román está el hecho de haber coincidido con un elenco de lujo, un equipo técnico conformado por un 95 por ciento de mujeres sumamente profesionales y con personas de nuestro círculo íntimo y no tanto que ofrecieron desinteresadamente sus casas, sus comercios y su ayuda para que la película se haga. Más adelante, con la edición finalizada y en busca de otorgarle a Román la mejor post-producción posible, se sumó Vanessa Ragone como productora asociada para acompañar este proceso. Su aporte fue transformador para la película, sin duda alguna nos regaló la posibilidad de jugar en Primera. Vanessa es una persona que me inspiró siempre, como mujer, como profesional, como audiovisualista y como militante. Siento lo mismo que le dije un día: hay cosas en la vida, situaciones específicas, que nos conmueven y atraviesan de tal manera, que son imposibles de verbalizar. Este gesto, por ejemplo.


-¿Qué expectativas tenés ante esta presentación en BAFICI?

-Que Román esté en Competencia Latinoamericana en el marco del BAFICI es un acontecimiento que nos honra profundamente y a la vez nos instiga a seguir creciendo. Sentimos este presente como la oportunidad que siempre quisimos tener. Las expectativas son muchas y poderosas. Felizmente este el festival abre portales conocidos y desconocidos que sin duda nos traerán más de una sorpresa. Acompaña a la expectativa, la incertidumbre, la certeza y la ansiedad.


-¿Cómo seguirá la carrera de la película?

-Después del BAFICI, la película seguirá el curso que las personas encargadas de su distribución determinen. Es una película que creció de forma exponencial del rodaje a la posproducción. Creemos que le depara un gran futuro inmediato.


-¿Cómo ves la situación del cine independiente a nivel de calidad y diversidad artística, en el terreno del fomento público (relación con el INCAA) y respecto de sus posibilidades (dificultades) de acceso al circuito comercial?

-El cine independiente es una herramienta indispensable para nuestra sociedad, hay que filmar a los codazos, pero jamás dejar de hacerlo. Si bien decidí junto a mis dos productores que Colmena y Román sean películas íntegramente independientes, deseo y espero que nuestro Instituto de Cine vele por la inclusión de películas que le escapen al formato comercial. Que las películas comerciales se hagan, pero las del pueblo también. Es vital que existan muchas y diversas miradas, hay que abrir el juego urgente.