Festivales
Las grietas de la sociedad china y la lección del maestro Werner Herzog
Por Javier Alcácer, desde Berlín
Con la presentación en la gala inaugural y como parte de la competencia oficial de Apart Together, nuevo film del chino Wang Quan'an (ganador del Oso de Oro en 2007 con Tuya's Marriage) arrancó la 60ª edición de una Berlinale que disfruta del caluroso apoyo de la ciudad, a pesar de la nieve que todo lo cubre. En medio de una conferencia protocolar del jurado, el notable director de Fitzcarraldo habló de su cine y hasta de su admiración por Avatar.
La Berlinale tiene un perfil alto: léase, alfombras rojas, celebridades, papparazis y mucho, mucho, mucho más dinero. Después de todo, aquí se realiza el European Film Market (EFM), uno de los eventos más relevantes de la industria, en el que se compran y venden películas para exhibiciones y también se financian proyectos. Se lleva a cabo en un museo, el Martin-Gropius-Bau, y organiza una enorme cantidad de proyecciones de films inéditos de todo el mundo.
Las ganancias de las películas de Hollywood fuera de los Estados Unidos triplican lo conseguido en su país de orígen y, con este escenario, la comunidad europea pisa cada vez más fuerte en el mercado del cine. La edición de Variety de esta semana pone como punta de lanza The Ghost Writer, última película de Roman Polanski (participa en la competencia oficial), que costó 45 millones de dólares y fue financiada íntegramente por capitales de este continente. La idea fija que ronda el EFM es consolidar un polo de producción europeo de películas comerciales y de calidad para todo el mundo, algo que desde hace años buscan compañías como, por ejemplo, la alemana Constantin Film (La caída, La ola, Resident Evil...).
Son tiempos de "cambio o muerte" para la industria (que no es lo mismo que decir para el cine). Durante la conferencia de prensa que dió el jurado de la competencia, que preside Werner Herzog, el director de Aguirre, la ira de Dios, señaló el caso de una de sus últimas películas, Un maldito policía en Nueva Orleans, cuyo costo de producción había sido recuperado antes de su estreno: por lo tanto, los productores no tenían intención de presentarla en cines sino de mandarla directamente al DVD. Esto cambió luego de la excelente recepción de crítica y público que tuvo en el Festival de Venecia, que motivó un lanzamiento limitado en los Estados Unidos y el estreno en varias partes del mundo, como por ejemplo, la Argentina (se anuncia para el 25/2).
El resto de la conferencia no fue más allá de lo protocolar, con la excepción, una vez más, de Herzog, que juega de local y se nota que disfruta de su rol: habló un poco sobre la experiencia de la Werner Herzog Rouge Film School, un curso intensivo de cine de guerrilla que da dos veces al año y del que no ofrece mayor detalle, y se mostró honrado por la cantidad de jóvenes que lo tienen como referente. Además, se mostró maravillado por Avatar y las posibilidades que ofrece la tecnología a a la creatividad (“son un gran logro de la ingenuidad humana”) y hasta reparó en pequeños detalles de la película de James Cameron (como el momento en que unas pequeñas medusas rodean a Jake Sully).
Aunque su film más reciente, My Son, My Son, What Have Ye Done (la cual vimos, comentamos y festejamos en la reciente cobertura de Rotterdam) está filmada en digital, se reconoció como un realizador apegado al celuloide, ya que todavía sigue teniendo la mejor resolución. El resto del jurado está compuesto por la estadounidense Renée Zellwegger (quien parece haberse hecho un tratamiento nicolekidmaniano), la directora italiana Francesca Comencini, la actriz alemana Cornelia Froboess, el productor español José María Morales, la intérprete china Yu Nan y el escritor somalí Nuruddin Farah.
Hablemos, ahora sí, de cine, más precisamente de la película de apertura y parte de la competencia oficial: Apart Together, del director chino Wang Quan'an (en la foto con dos de sus actrices), quién había ganado el certamen en 2007 con Tuya's Marriage. A través de la historia de un ex soldado que, luego de ser llevado a la fuerza para combatir en Taiwan, vuelve a su Shanghai cincuenta años más tarde para buscar a su prometida, ya convertida en abuela. Wang Quan´an muestra las grietas de la China actual.
Shanghai, una ciudad que el relato retrata en eterna construcción, en preparación para ocupar su rol de capital del poder del siglo XXI, podrá modernizarse pero todavía quedan heridas abiertas y generaciones destruidas por la turbulenta historia del país. Con preferencia por planos largos, con poco movimiento y encuadres repletos de personajes, el director narra este melodrama familiar que no le teme a la risa, aunque le sobra algún que otro golpe de guión de lo más convencional. Quizás lo más importante sea que Apart Together postula que, pese a que todo salga mal, siempre se podrá encontrar alguna especie de consuelo en la música y la comida, dos de los placeres máximos de la vida. Una idea feliz, con la que no podríamos estar más de acuerdo.
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