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Crítica de “El primer hombre en la Luna” (“First Man”), de Damien Chazelle, con Ryan Gosling (Perlak) - #66SSIFF
Tras su presentación en la apertura de la Mostra de Venecia, se exhibió en San Sebastián la nueva colaboración entre el director y el actor de La La Land, cuyo estreno comercial en los Estados Unidos será el 12 de octubre y en la Argentina por ahora está previsto para el 29 de noviembre.
Pese a las laudatorias críticas que recibió tras sus pasos por Venecia y Toronto, El primer hombre en la Luna no es -al menos para quien esto escribe- la obra maestra que los colegas allí acreditados reverenciaron de forma (casi) unánime. Luego de Guy and Madeline on a Park Bench (2009), Whiplash: Música y obsesión (2014) y La La Land: Una historia de amor (2016), esta suerte de prodigio del cine norteamericano (33 años) sigue creciendo en ambiciones y presupuestos. Si su ópera prima costó 60.000 dólares; El primer hombre en la Luna demandó una inversión de... ¡70 millones!
Además, en sus primeros tres largometrajes Chazelle participó en la escritura del guión; en este, en cambio, se basó en uno del cotizado Josh Singer (En primera plana, The Post: Los oscuros secretos del Pentágono), que a su vez es una transposición del libro de James R. Hansen. Uno podrá rescatarle la solvencia narrativa (que la tiene), algunas marcas “autorales” (la musicalización, por ejemplo) y realzar el realismo estremecedor en la reconstrucción de las misiones espaciales, pero estamos ante la película más industrial y convencional del director, que queda a bastante distancia de los logros cinematográficos de, por ejemplo, Alfonso Cuarón en Gravedad.
Toda la historia personal de Neil Armstrong (Gosling), que incluye la temprana muerte de una hija a causa de un tumor (trauma que lo marcará para siempre) y la bastante fría relación con su esposa Janet (Claire Foy), está descripta con una superficialidad y una cantidad de lugares comunes insólitos. Tampoco se lucen demasiado los personajes secundarios (y en el elenco aparecen nada menos que Pablo Schreiber, Christopher Abbott, Ciarán Hinds, Kyle Chandler, Jason Clarke, Corey Stoll y Lukas Haas, entre muchas otras caras conocidas), por lo que casi todo el peso recae en Gosling, correcto en las distintos registros que la historia le exige: desde el esfuerzo físico hasta la constante negación y la dificultad para la conexión emocional con sus seres queridos.
El film narra el antes (la historia arranca en 1964), el durante y el después de la misión del Apolo 11 y es la crónica de una acumulación incontable de fracasos (incluidas varias muertes) de la NASA hasta el éxito que Estados Unidos desesperadamente necesitaba tras ser aventajado durante muchos años en la carrera espacial por la Unión Soviética. Más allá de algunas imágenes intimistas que remiten por momentos al cine de Terrence Malick, lo mejor de El primer hombre en la Luna está en las escenas de testeos, pruebas, lanzamientos fallidos y viajes espaciales con una tecnología que hoy parece obsoleta, pero que permitió la proeza de 1969. Los cohetes crujen, los tornillos vibran, los hierros se recalientan y Chazelle (con su equipo de efectos visuales) logra que nos sintamos dentro de esas carcazas que surcaron el espacio. Allí reside el principal atractivo de una película que significa un pequeño paso para Chazelle y algo bastante alejado de un gran salto para la humanidad y la historia del cine.
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La camara en primer plano muy incomoda, en los momentos de accion sobre los aviones y cohetes esta correcta, pero pareciera que esta constantemente en turbulencia (quizas el dierector buscaba eso, pero mareaba y no dejaba ver con claridad las expresiones faciales de los actores. Por otro lado, desde la primer escena, tanto a mi como a mi compañera nos transmitió el miedo y la adrenalína de un piloto de pruebas, el pavor y preocupación de Neil en cada muerte de compañeros, sabiendo que el puede ser el próximo. El sufrimiento por el vacío de su hija, si bien uno como padre piensa que no podría hacerle ese desprecio a los otros hijos, solo un padre que haya perdido a un hijo podrá juzgarlo. La complejidad de los dialogos tecnicos nos muesta la dificultad y proeza de lo que se hizo con el viaje a la luna, la propaganda de la nasa explicando el viaje como si fuera algo simple y luego uno puede ver y sentir que fue algo realmente valeroso. La respuesta que les dá en la entrevista prebia al programa gemini separa a la NASA del imperialismo de USA. Luego sobre la crítica del publico hacia el gasto del programa, no es contundente en la respuesta, el gasto del programa apolo no fue nada comparado con el gasto militar de USA, ni siquiera en el momento de mayor presupuesto. El cine puede entretenernos solamente o ser algo mas y mover nuestros sentimientos, al menos en mi y mi compañera esta pelicula logro ambas cosas.
La película es notable, vuelve a reponer la relevancia de los proyectos ambiciosos, lo necesario de tener ideales y los costos inevitables de cualquier empresa de ese tamaño. Ser el primer hombre en cualquier proyecto es una hazaña, en un tiempo de mediocres y de perdedores, realizar algo que vaya un poco más allá es estimulante. El sonido es un personaje mas y central. Totalmente recomendable
Comparto cuanto escrito en la crítica arriba. La pelicula no está hecha mal, pero transmite muy poco en sus momento claves. No involucra emocionalmente al espectador. Lo único notable es la banda sonora. He tenido una sensación parecida con otra pelicula de Gosling (y con otro director frances), Blade Runner 2049.
¡Vaya petardo! Simplemente infumable, mal argumentada, mal filmada, incómoda de ver. A ese director no le veo ni una película mas. Le quita a uno las ganas de ir al cine