Críticas
Estrenos
Crítica de “Colette: Liberación y deseo”, de Wash Westmoreland, con Keira Knightley
Una biopic de la mítica escritora y performer que, en vez de quedarse en los aspectos más previsibles del cine de qualité, apuesta por una conexión con estos tiempos de empoderamiento femenino.
Colette: Liberación y deseo (Colette, Reino Unido-Estados Unidos/2018). Dirección: Wash Westmoreland. Elenco: Keira Knightley, Dominic West, Denise Gough, Fiona Shaw, Eleanor Tomlinson, Robert Pugh y Ray Panthaki. Guión: Richard Glatzer, Wash Westmoreland y Rebecca Lenkiewicz. Fotografía: Giles Nuttgens. Edición: Lucia Zucchetti. Música: Thomas Adès. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 111 minutos. Apta para mayores de 13 años.
Colette fue una de las artistas más multifacéticas, fascinantes y provocativas de las letras y los escenarios de la Francia de la primera mitad del siglo XX y, por lo tanto, el eje de numerosas biografías y películas. En este caso, es el inglés Wash Westmoreland (codirector con Richard Glatzer de elogiados films como Siempre Alice y Quinceañera) quien reconstruye parte de la vida de esta mujer que cautivó y escandalizó por igual a varias generaciones y se constituyó en un ícono, una referencia en la moda, la liberación sexual y el empoderamiento femenino.
Por eso -una vez vencido el prejuicio de ver una historia tan francesa hablada en inglés- hay que analizar a Colette: Liberación y deseo como una película que sintoniza a la perfección con estos tiempos de los movimientos Ni una menos y Me Too. Lejos de la solemnidad del cine académico y del preciosismo del cine de qualité (tiene algunos pasajes que remiten a la filmografía de James Ivory pero luego está más cerca del espíritu de Carol, de Todd Haynes), la historia fluye con ligereza, humor, encanto y, al mismo tiempo, con furia a la hora de exponer los efectos del patriarcado, que tuvo a Colette primero como víctima y luego como implacable cuestionadora. Aunque los subtítulos que suelen agregarse para su estreno local suelen ser muchas veces innecesarios o hasta ridículos, en este caso hay mucho de deseo (en principio reprimido) y de liberación en el viaje íntimo y externo de esta heroína protofeminista.
El film de Westmoreland se concentra en los primeros años de Colette (Keira Knightley), desde que es una inocente adolescente de un pueblo de provincia como Saint-Sauveur hasta que se casa con Henry Gauthier-Villars, más conocido como Willy (Dominic West), un magnético y seductor empresario que se ganaba la vida firmando libros que en verdad escribían autores fantasmas por él contratados. Es Willy quien descubre el talento narrativo de Colette y la convierte poco menos que en su esclava (en una escena la encierra con llave en una habitación hasta que termine una de las novelas de la escandalosa serie autobiográfica de Claudine), quedándose luego con el prestigio y el rédito económico de sus creaciones.
Aunque uno de los ejes de la película es la forma que encuentra Colette para liberarse del yugo machista, descubrir y practicar su bisexualidad y desarrollar sus múltiples inquietudes artísticas, el principal hallazgo pasa por desarrollar la intensa relación entre ella y Willy, al que West convierte en un villano encantador. Es precisamente el trabajo sobre los distintos aspectos (tanto los seductores como los manipuladores) el que le da espesor, múltiples matices y le permite escapar de las limitaciones de la mera denuncia sobre la injusticias y los abusos. La declaración de principios está, pero Westmoreland no la hace apoyándose en el discurso aleccionador sino apelando a los mejores recursos del cine.
(Esta reseña fue publicada previamente en el diario La Nación del 6/12/2018)
COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



CRÍTICAS ANTERIORES
La sexta película es fiel al espíritu de la franquicia surgida en los años '80 y, en una hábil jugada de marketing, termina conectando también -aunque de forma tangencial- con el universo de la popular serie Cobra Kai.
Esta remake del largometraje de Mariano Cohn con Peter Lanzani y Dadi Brieva no agrega demasiado, más allá de su prédica anti-woke.
Las dos tuvieron su estreno mundial en la sección oficial de Cannes 2024 y las dos pasaron por el reciente Festival de Cine Francés. Ahora, ambas llegan a la cartelera comercial argentina el mismo jueves 8 de mayo.
-Clásico de clásicos de la historieta argentina (y mundial), la obra de Héctor G. Oesterheld y Francisco Solano López llegó casi siete décadas después al universo audiovisual con más hallazgos y logros que carencias. La primera temporada de solo 6 episodios deja mucho material para el análisis y con ganas de más.
-Acompaña a este texto un episodio de nuestro podcast Acerca de Nada en el que Batlle y Pablo Manzotti analizan esta transposición, y un informe sobre la producción.
LA ESCRITORA FANTASMA Westmoreland hace permanente incapie en la doble moral de la época. Maneja el relato de manera fluida, entretenida, en forma lineal concentrando la acción en los dos personajes principales, con una notable reconstrucción de época, y sobre todo apoyándose en las muy buenas actuaciones de Keira Knightley y Dominic West, debiéndose reconocer también el excelente subrayado musical de Thomas Adés, en su segunda incursión en la composición de una banda sonora después de esa delicia que fue ?Mozart in the Jungle? (serie de televisión producida por Amazon), y la notable fotografía de Giles Nuttgens, el gran fotógrafo inglés de ?Hell or High Water?, donde prevalecen los tonos ocres, que dan al film una fisonomía de época que hace recordar a algunos diarios y revistas que imprimían su tirada en marrón y blanco. Comentario Completo: https://thecharlysmovies.blogspot.com.ar https://charlybarny.wixsite.com/charly-barny-movies