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Crítica de “Hillbilly, una elegía rural”, de Ron Howard, con Amy Adams y Glenn Close (Netflix)
Un melodrama esquemático y recargado pensado para el lucimiento de (y los premios a) sus protagonistas.
Hillbilly, una elegía rural (Hillbilly Elegy, Estados Unidos/2020). Dirección: Ron Howard. Elenco: Amy Adams, Glenn Close, Gabriel Basso, Owen Asztalos, Haley Bennett y Freida Pinto. Guion: Vanessa Taylor, basado en el libro de memorias Hillbilly Elegy: A Memoir of a Family and Culture in Crisis, de J.D. Vance. Música: David Fleming y Hans Zimmer. Fotografía: Maryse Alberti. Edición: James Wilcox. Duración: minutos. Disponible en Netflix desde el martes 24 de noviembre.
Splash, Cocoon, Llamarada, Apolo 13, Una mente brillante, En el corazón del mar, Frost/Nixon: La entrevista del escándalo... Prolífico e inclasificable, Ron Howard ha incursionado en diferentes géneros con más aciertos que traspiés. Lamentablemente, a Hillbilly, una elegía rural, melodrama familiar basado en el best seller autobiográfico de J.D. Vance, hay que sumarlo a la segunda columna.
Aunque uno podría ubicar catalogarla como una historia inspiradora y de autosuperación, lo cierto es que Hillbilly, una elegía rural es una apuesta siempre recargada y subrayada sobre la violencia, el dolor y el resentimiento en tres generaciones de una familia afincada en Jackson, Kentucky, aunque originaria de Middletown, Ohio.
Estamos en la (norte)América profunda, redneck, ese universo rural al que alude el subtítulo del film. Ambientada en 1997 (aunque con numerosos flashforwards que nos trasladan hacia el presente), Hillbilly, una elegía rural tiene como protagonistas a la abuela Mamaw (Glenn Close), a la madre Bev (Amy Adams) y a los hijos J.D. (Owen Asztalos en la versión preadolescente y Gabriel Basso ya como adulto) y Lindsay (Haley Bennett).
Howard no ahorra situaciones crudas y explícitas que se convierten en un muestrario de (y un regodeo en) las más diversas miserias humanas. La peor parte se la lleva Amy Adams como una madre golpeadora y adicta a la heroína con tendencias suicidas y siempre abusiva. Al resto no le va mucho mejor, aunque al menos les quedan algunas actitudes nobles y compasivas dentro de un contexto siempre sórdido y desolador.
Con los intérpretes sometidos a atravesar conflictos extremos, con sus rostros afeados a partir de enormes capas de maquillaje para exponer el paso del tiempo y la degradación física, Hillbilly, una elegía rural resulta un melodrama que pide premios a gritos, pero no los justifica ni mucho menos los merece. Es un film solemne, superficial, que no quiere ni entiende a sus personajes, sino que los exhibe como víctimas de una sociedad cruel, insensible, deshumanizada. Marionetas sobre maquetas. Un cine demasiado calculado y siempre afecto al golpe bajo que no se redime ni siquiera con los logros del protagonista y autor de la novela.
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Totalmente de acuerdo. Miserabilismo al mango.
Una larga serie de gritos, insultos y golpes durante dos horas. Una pelicula insufrible que busca que alguno de sus dos protagonistas ganen por fin un Oscar que tantas veces le negaron.