Festivales

La historia detrás de “The Spiral”, el cortometraje de María Silvia Esteve que se verá en #Cannes2022

Les pedimos a la directora y a la productora del alucinatorio y fascinante corto a presentarse en la prestigiosa sección Quincena de Realizadores del principal festival del mundo que escribieran sobre la génesis de un proyecto muy poco convencional y sobre la fecunda sociedad artística que se ha establecido entre ambas.

Publicada el 14/05/2022


El largo camino de The Spiral

Por María Silvia Esteve, directora

Hace dos años, y por un tiempo, tuvimos una pelea con una amiga. Emma se cerró y dejamos de hablar. Traté de escribirle varias veces, pero nunca logré mandarle ningún mensaje. Sentía que las palabras no alcanzaban. Así que un día tomé unos audios de WhatsApp que ella me había mandado hacía unos meses, y los puse en una secuencia vacía. Y así empecé editando The Spiral

Decidí construir un viaje angustiante a la vez que hipnotizante. Porque hay algo muy sensual, extrañamente bello en el abismo, como para que uno pueda caer en él tan rápido y profundo. Y decidí construir esa caída hacia el adentro a partir de algo tan cotidiano como un audio de WhatsApp, dibujando los espirales en los que mi amiga se sumergía cuando tenía sus ataques de ansiedad. Quería mostrarle que no estaba sola, que sí la entendía, y que podía hablar de lo que ella atravesaba, porque también conocía esos niveles de ansiedad, de angustia. Pero, ante todo, quería que supiera que a veces es necesario sacar lo que duele afuera, para poder purgarlo y conectar con un otro, para entender que no existe la soledad absoluta. 

Así que empecé haciendo una película con archivo, pero buscando que el archivo no se viera como tal, y a la vez fusionándolo con animaciones 2D que dibujé a mano frame por frame. Era un proyecto autogestionado, no tenía fondos, ni un guion, y siendo que editaba en mi computadora sola en casa no había otra manera de hacer esta película. Ya venía filmar Criatura (N. de la R.: corto premiado en el Festival de Locarno 2021) con una amiga, un sonidista y dos actrices, donde todos trabajaron ad honorem, entonces no podía/quería pedir más favores. Sabía que todo lo que fuera a grabar o que cualquier material nuevo que fuera a producir, tenía que venir de mí. 

Y, si bien mi idea era que The Spiral fuera en parte una experimentación para la propuesta de mi segunda película Mailin, también me era importante definir una estética que reflejara la personalidad de mi amiga Emma. Decidí que tenía que ser un caos orgánico, que se moviera en olas. Me tomé la libertad de mezclar estilos, trabajando esa estética vintage edgy que tanto representa a Emma, para reflexionar sobre el hogar, lo no resuelto que duele y que se arrastra a la vida adulta. Y tomé ese concepto y lo llevé al extremo. Fui totalmente libre. Porque en The Spiral no había reglas, no había nadie que me pudiera pautar el trayecto. Realmente podía hacer lo que quisiera, trabajar desde la imagen y el sonido, y luego pensar la narrativa a partir de lo que fuera surgiendo. Era un respiro para mí. 

A fin de 2021 llegué a un corte de unos 18 minutos. Se lo mostré a Laura Mara Tablón, productora de mi segunda película Mailin, buscando consejo sobre el corte. Laura lo vio y decidió sumarse desde el lado de la producción. Yo le iba mandando cortes, los discutíamos, y yo seguía editando. Y cuando sentimos que The Spiral ya estaba listo lo mandamos a Cannes. El film quedó preseleccionado para la Quincena y la Semana de la Crítica, pero yo asumía que las probabilidades de quedar eran ínfimas. Cuando recibí el mail de invitación de la Quincena lo borré por acto reflejo, asumiendo que era un mail de rechazo. Pero a los minutos recibí otro mail de Cannes donde se especificaba cómo entregar los materiales. Y entonces fui a mi papelera. Lo repasé varias veces en mi cabeza, releyendo una y otra vez la frase "official invitation to the Directors' Fortnight for your film". Y ahí me di cuenta de lo que estaba pasando. Que una película que hice casi sin medios quede en un festival tan grande es algo tan inimaginable que aún no logro procesar. 

Con Laura empezamos a trabajar hace dos años. Nos conocimos durante la pandemia a través de un Skype, e hicimos click enseguida. Yo venía de tres años de estar filmando mi película Mailin y estaba en un punto en el que necesitaba ayuda. Tuvimos un año de escritura, donde todo cuanto yo escribía Laura lo leía, lo discutíamos y a partir de ese feedback el proyecto crecía, se complejizaba, tomando una dimensión que sólo fue posible gracias a que comenzamos a trabajar juntas. Es que Laura conoce de narrativa y estructura como nadie, pero a la vez tiene una mirada sensible, femenina, que permite indagar en lo profundo. 

Con Criatura sucedió como con The Spiral. Una vez filmada la película le mostré uno de sus cortes, ella me dio devolución, y con su consejo logré cerrarla. De ahí, mandé el corto a Locarno y todo se sucedió muy rápido. Actualmente, además de estar en la instancia de producción de mi segundo largometraje documental Mailin (el primero fue Silvia), me encuentro escribiendo mi primer largometraje de ficción llamado Fauces, el cual fue seleccionado para el Coproduction Forum de Cannes. Esta última película se desprende de Criatura y trabaja el fuerte vínculo que habita entre el amor y el trauma. Pero, sobre todo, habla sobre la pérdida. Laura ya me dio su feedback, me aconsejó que vaya más profundo, que indague en donde duele, y yo a esos espacios voy a ir porque sé que de ese descenso a los infiernos brotará algo poderoso. Así que hacia allí vamos.



Imagen de The Spiral.


El crecimiento de una relación artística

Por Laura Mara Tablón, productora

Con Silvia nos conocimos durante el 2020, en plena pandemia, de forma virtual. Ella me contactó porque estaba buscando productora para su proyecto Mailin,  que llevaba un tiempo desarrollando, y entonces le pedí que me enviara su ópera prima Silvia que aún no conocía y luego de ver la película y de leer todo lo que tenía, nos encontramos y ahí me convencí. Siempre el elemento personal es la parte fundamental para sellar un vínculo laboral que sabemos va a tener años de laburo. Hicimos click.

The Spiral es un ejercicio de Silvia probando cosas para Mailin, el documental que estamos desarrollando hace ya dos años. Es una locura los lugares adonde ella puede llegar, es una artesana y se anima a probar cosas nuevas, experimenta realmente con el lenguaje audiovisual. Ella trabajó mucho The Spiral y luego me mostró lo que tenía. Y ahí comenzó nuestra colaboración, que fue la segunda, o la tercera teniendo en cuenta a Mailin, que aún no vio la luz del cine. Nuestra segunda colaboración se dio en Criatura, el cortometraje con el que Silvia ganó en Locarno el año pasado. Ahí ella me mandó un armado y la llamé y estuvimos hablando como dos horas. Me acuerdo porque iba a una reunión en la otra punta de la ciudad y fui hablando todo el viaje y me quedé un rato largo en la vereda hablando con ella. Finalmente, eso se convirtió en una colaboración muy rica que hizo que me sumara al corto.

Y luego se produjo algo parecido con The Spiral . Este es un cortometraje, como Criatura, completamente autogestivo, hecho a pulmón, que comenzó en la intimidad, y luego tuvo la colaboración de muchísima gente. Nosotras pusimos todos nuestros recursos en el corto, fundamentalmente humanos porque Silvia laburó muchísimo e hizo prácticamente todo sola y luego me sumé yo, que puse mi ojo y oído primero, y luego mi cabeza. Esta es una forma de trabajar que me motiva. Me apasiona el cine y este tipo de proyectos da cuenta de mi amor incondicional a eso que decidí hacer hace 16 años y que me sigue entusiasmando como la primera vez que vi E.T. El extraterrestre en el cine (dos veces al ruedo, con mi mamá y hermana, de coladas en la segunda función).

Puede decirse que venimos en una buena racha con Silvia, empezando por Criatura con el premio en Locarno, luego con Mailin, documental con el que ganamos dos premios muy importantes en Visions du Réel y antes el Bertha Fund de IDFA, y ahora con The Spiral. No obstante, no creo en los efectos artificiales de los festivales o premios, y siempre pienso que lo fundamental es hacer películas en las que creemos, y en eso estamos. Y si coincide con lo otro, mucho mejor, pero no hay que creerse que eso otro nos pone en valor. A veces las películas son buenas y no llegó su tiempo de reconocimiento aún, y a veces las películas son malas, y ganan todos los premios. 

Cuando The Spiral quedó en Cannes, después de la alegría inicial, empezó un proceso acelerado para terminar el corto. Nos ayudó mucha gente querida, las hermanas de Silvia, Sol Berruezo Pichon-Rivière, Leandro de Loredo, Gustavo Schiaffino, Pablo Carrasco, Alejandra López, Facundo Santiago y toda gente cercana que se sumó para aportar.  Cancillería nos dio un pasaje que hoy es casi imposible pagar con los fondos con los que contamos. 

Entendemos que estar en Cannes es muy importante a nivel profesional, pero aún no podemos saber qué va a representar porque es la primera vez de ambas en ese festival. Por lo pronto, aprovechamos para aplicar con la primera película de ficción de Silvia al Foro de Coproducción que sucede en el mismo festival y quedamos seleccionadas. El proyecto se llama Fauces y, si bien está muy verde aún, está inspirado en Criatura, el primer corto de Silvia.

En lo personal, lo más importante es ir construyendo un camino y generar relaciones que perduren, no quedarse quieta, seguir repensando en la forma de concebir y producir proyectos, no casarse con ideas o conceptos, probar siempre, como -desde mi percepción- lo hace Silvia en The Spiral.  

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