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Cómo es “El ensayo” (“The Rehearsal”), serie de Nathan Fielder (HBO Max)
Ya están disponibles los dos primeros episodios de este ambicioso, incómodo y por momentos fascinante experimento recibido por mayoría de críticas laudatorias.
Mezcla de documental, reality show, espíritu de Comedy Central (allí Nathan Fielder presentó Nathan For You entre 2013 y 2017) y manipulación psicológica a la Charlie Kaufman, a la The Truman Show o a la El origen, de Christopher Nolan, El ensayo es una propuesta que genera reacciones tan contradictorias que por momentos uno cree estar siendo testigo de algo realmente revelador y brillante, y a los pocos minutos, pasa a preguntarse si en verdad no estamos frente a algo bastante ridículo e incluso con ciertos aspectos éticos y morales cuestionables.
En el piloto (Jugo de naranja, sin pulpa, de 44 minutos), el creador, coguionista, director y protagonista Fielder (quien fue productor de un proyecto bastante similar de HBO como How to With John Wilson) ayuda a Kor Skeet, un profesor de 50 años de Brooklyn experto en trivias de TV (un as en el universo de las preguntas y respuestas), a terminar con el menor daño posible con una mentira que lo carcome desde hace demasiado tiempo. Cómo revelar ese engaño (de la forma más eficaz y en el contexto más apropiado) es algo que Fielder y Skeet ensayarán una y mil veces (para ello la producción construye la réplica exacta y a escala real del bar donde luego transcurrirán los hechos reales) con la idea de minimizar el azar, la incertidumbre y los imprevistos. Claro que para ello el propio Fielder apela a ciertas trampas y manipulaciones, que son precisamente las que generan inquietudes e incomodidades en el espectador (y alguna contradicción menor en el showrunner). Pero el resultado, de todas formas, es en muchos aspectos fascinante.
En el segundo episodio (serán seis en total) las dudas se acrecentarán. En El vástago (de apenas 28 minutos), Fielder ayuda a una mujer de 44 años de Oregon que siempre ha deseado ser madre, pero nunca encontró el contexto ideal y se dejó vencer por los miedos, a que experimente lo que es criar un hijo entre 0 y 18 años mediante una simulación de su vida futura. La protagonista es bastante menos empática que el de la primera historia y las situaciones son más patéticas y menos graciosas.
Hay otros aspectos de El ensayo que generan dudas, como por ejemplo una musicalización bastante desagradable, pero que uno podría aceptar si la sintiera en plan irónico respecto de la supuesta felicidad que los protagonistas de cada una de las historias está buscando. Estas y otras preguntas empezarán a responderse en los cuatro episodios restantes (todos durarán alrededor de media hora). Por ahora, El ensayo no deja de ser un proyecto valioso, provocador y con múltiples aristas interesantes para el análisis, aunque lejos de la calificación de obra maestra que casi todos los críticos estadounidense coincidieron en otorgarle.
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