Columnistas
Festival de Toronto 2023: Reseñas de las 10 mejores películas de este año
Por Diego Faraone, desde Toronto
Films de Taika Waititi, Hirokazu Kore-eda, Pablo Berger y los argentinos Demian Rugna y Daniela Goggi integran el Top 10 de nuestro columnista en su cobertura de la muestra canadiense.
La 48ª edición del Festival de Toronto fue denominada por muchos como un “año fantasma”, ya que, debido a las huelgas, no tuvo sus conferencias de prensa características; las alfombras rojas, al haber pocas estrellas presentes, no convocaron a multitudes fervorosas, ni a una prensa sedienta de primicias. Pero eso no quita que la programación del TIFF haya presentado, como siempre, una cuidada selección en la cual la calidad se impuso de manera indiscutible, y en la que pudieron verse varios de los mejores títulos a estrenarse en un futuro inmediato (aquí el palmarés completo). A continuación, el Top 10 entre las películas a las que pudimos acceder.
Monster (Japón), de Hirokazu Kore-eda. Son varios los temas tratados en esta película de forma sobresaliente y magistral, como cabe esperar de uno de los más importantes realizadores japoneses de la actualidad. A priori se trata de un profundo y lúcido abordaje al bullying, al que se van agregando cada vez más y más capas de complejidad y en el que se evita una solución fácil sobre quién tiene las culpas o sobre quiénes debería recaer la responsabilidad. Una homofobia intergeneracional atraviesa de lado a lado la historia, en la que todos pueden (podríamos) ser los verdaderos monstruos.
Cuando acecha la maldad (Argentina), de Demian Rugna. Esta película es el último atentado terrorista de este gran director argentino, quien nos dio los sustos de nuestra vida con Aterrados. En un universo rural hostil, una infección se extiende generando una creciente pestilencia y situaciones de violencia inusitada. Los lugareños discuten formas de erradicar la amenaza, pero nada parece detener una maldición que avanza como la mala leche, poseyendo a cuanto humano y animal se encuentre por su camino. Sin clemencia ni concesiones, el crudo abordaje recuerda al más brutal terror francés (en especial el de Alexandre Aja) y al más indolente Horacio Quiroga, cuyo estilo pareciera verse plasmado en cada escena, en cada grito desgarrado, en cada palpitación.
Backspot (Canadá-Estados Unidos), de D.W. Waterson. La ópera prima de esta discjockey canadiense fue una de las grandes sorpresas del festival. Con un espiritu almodovariano por el cual la homosexualidad no es presentada como un "tema" sino como la base natural en la que se mueven y desarrollan los personajes, se despliega un torbellino imparable de hormonas en colisión al interior de un equipo de porristas, en cuyos ensayos la exigencia y la presión corporal son extremas. Se despliega un abanico de problemáticas -la belleza hegemónica, el poder, el consumo de sustancias nocivas (sobre todo azúcar)- sin caer en moralismos ni respuestas fáciles. Con hermosas coreografías y un excelente repertorio musical -desde la electrónica a clásicos del pop-, se trata de un coming of age desbordante y contagioso.
Robot Dreams (España-Francia), de Pablo Berger. Basada en una popular novela gráfica de Sara Baron, el director de Blancanieves y Abracadabra narra una peculiar historia de amor entre un perro y un robot, sin diálogos pero con derivaciones entrañables, dolorosas y bellas al mismo tiempo. Una producción animada que se permite hablar de temáticas adultas como la alienación y la soledad, sobre las parejas y las rupturas forzadas, sobre el paso del tiempo y los estigmas del amor, sobre dolorosas introspecciones, los cambios interiores y la superación. Con una entrañable sencillez y una lograda dedicación a los detalles, Pablo Berger ha sabido ganarse al público como nunca antes, remontando verdadero vuelo cinematográfico.
Seagrass (Canadá), de Meredith Hama-Brown. Los miembros de una pareja en crisis parecen dispuestos a dar lo que suele ser el último manotazo de ahogado para salvar su vínculo: las terapias de pareja, en este caso grupales y mientras salen de vacaciones en un balneario de la costa del Pacífico. El problema es que el contacto con otras personas en la misma situación les supone una inevitable tentación y una prueba de fuego. Mientras tanto, sus hijas descubren el mundo y la pubertad, y confrontan los fantasmas y los conflictos irresueltos de sus padres. La ópera prima de la joven actriz y realizadora canadiense Meredith Hama-Brown regala así una historia íntima, entrañable y especialmente hermosa. Ganadora del premio FIPRESCI de la crítica internacional.
The Teacher’s Lounge (Alemania), de Ilker Çatak. Reiterados robos en una escuela encienden la alarma de la dirección y los profesores, derivando en una serie de medidas antipáticas e invasivas para dar con el perpetrador. Pero todo se descarrila cuando una profesora, convencida de saber quién es el ladrón, decide tomar cartas en el asunto e informar a sus superiores, dando inicio a un cataclismo de dimensiones inusitadas. La anécdota dispone una compleja y terrorífica radiografía social, en la que son puestos bajo la lupa el derecho a la privacidad, la responsabilidad académica y la estigmatización social, con atinadas críticas a la idiosincrasia y a las políticas de tolerancia cero imperantes en Alemania (representa a su país en la disputa del Oscar a Mejor Película Internacional).
Summer Qamp (Canadá), de Jennifer Markowitz. Hemos visto y escuchado mucho sobre los horrendos campos de conversión, en los cuales adolescentes del mundo entero son internados por sus propios padres con la idea de "normalizarlos" e imponerles una heterosexualidad forzosa. Este emotivo documental es la aproximación a un campo de signo opuesto; uno en el que los chicos comienzan a interactuar con otros en una similar situación a la suya. En la zona rural de Alberta, en el Camp fYrefly los adolescentes queer, no binarios y trans comparten sus experiencias, son seguidos en sus decisiones, en la exploración de sí mismos, con consejeros profesionales y pares que les apoyan y les ofrecen una invaluable contención. Desde la observación y la atención cálida, un enfoque que nos muestra a los chicos tal cual son, dando cuenta de sus realidades, sus deseos, sus sueños y, por supuesto, su sentida y luminosa experiencia de aceptación. Quedó en el segundo puesto según el voto del público entre los documentales de este año.
El rapto (Argentina), de Daniela Goggi. Dentro de este cúmulo de grandes películas argentinas sobre el pasado reciente (Azor, Rojo, Argentina 1985), se destaca ahora otra aproximación a los primeros años de Democracia y a esa inercia por la cual los militares, sin seguir formalmente en el gobierno, continuaban ejerciendo su poder y su impunidad en diversos ámbitos. Con este trasfondo, ciertas bandas de ex-militares continuaban haciendo lo que les salía mejor: secuestrar, extorsionar, lucrar con la desgracia ajena, y preferentemente si era la de sus enemigos "subversivos". Rodrigo de la Serna -que debe de haber desarrollado un cáncer solo por todos los cigarrillos que tuvo que fumar para interpretar a este personaje- está increíble y da cuerpo a un protagonista agobiado por las circunstancias y por su propia masculinidad, todo un símbolo de la ingenuidad y el altruismo de una generación ferozmente masacrada.
NYAD (Estados Unidos), de Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin. Esta película supone la confrontación de dos leyendas vivas: Jodie Foster y Annette Bening. Pero afortunadamente sus papeles y el planteo general están a siglos luz de lo que suele reservarse para las actrices que superan los 60 años. Y si pensamos en roles difíciles, el de Bening, que interpreta a la nadadora profesional Diana Nyad (quien nadó en aguas abiertas desde La Habana hasta Key West, Florida), debe rankear entre los más físicamente exigidos, en una travesía que revive las mil peripecias -que incluyen ataques de varios animales letales- a las que la atleta se expuso, abrazando la locura y persiguiendo una quimera colindante con la muerte.
Next Goal Wins (Estados Unidos), de Taika Waititi. El equipo de fútbol de Samoa Americana es mundialmente célebre por una humillación histórica: en los partidos de clasificación para el mundial de 2022, fue derrotado por Australia por... ¡31-0! Veinte años después, un director técnico en desgracia (interpretado por el gran Michael Fassbender) es enviado para revertir el nefasto desempeño de la selección. Pero su misión no es ganar, ni que el equipo clasifique (no podrian aspirar a tanto); su único objetivo es lograr que metan un único gol. El director Taika Waititi (What We Do In The Shadows, Jojo Rabbit) logra una comedia encantadora y endiabladamente divertida, que renuncia a los triunfalismos y celebra una cualidad raramente reconocida en el deporte: el placer de jugar para divertirse, en comunión con amigos y seres queridos.
Más información:
Cobertura del Festival Internacional de Cine Fantástico de Porto Alegre 2023, por Diego Faraone
Cobertura del Festival de Venecia 2023
COMENTARIOS
-
SIN COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



COLUMNISTAS ANTERIORES
Diego Batlle y Manu Yáñez analizan la nueva película del director de Aquel querido mes de agosto y Tabú, que luego de su estreno mundial en el Festival de Cannes 2024 (Premio a Mejor Dirección) y de un breve paso por las salas argentinas ya está disponible en la plataforma de streaming MUBI.
Análisis de la nueva película del director de No Rest for the Braves / Pas de repos pour les braves (2003), The King of Escape / Le roi de l'evasion (2009), El desconocido del lago / L'inconnu du lac (2013), Rester vertical (2016) y Viens je t'emmène (2021). Lanzamiento en Argentina: Festival de Cine Francés (Abril 2025) y en salas comerciales (Mayo 2025).
Algunas ideas sobre cómo (re)pensar las películas en estos tiempos de ataques constantes y con un INCAA intervenido y prácticamente inactivo.
Nuevo aporte de nuestro columnista experto en legislación cinematográfica.