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Crítica de “Catching Fire: The Story of Anita Pallenberg”, documental de Alexis Bloom y Svetlana Zill
Estrenado en la sección Cannes Classics del Festival de Cannes 2023, este fascinante retrato de la multifacética (y controvertida) artista circula por Internet y está disponible en plataformas de streaming como la española Movistar Plus+ con el título de Anita Pallenberg: musa de los Rolling.
Catching Fire: The Story of Anita Pallenberg (Estados Unidos/2023). Dirección: Alexis Bloom y Svetlana Zill. Duración: 113 minutos.
Aunque uno cubre el Festival de Cannes de manera obsesiva y exhaustiva, los documentales sobre cine que se presentan en el apartado Classics son en su inmensa mayoría imposibles de ver in situ porque sus proyecciones suelen superponerse con las de estrenos mundiales de las competencia oficiales. Este dedicado a la magnética, conflictiva y controvertida figura de Anita Pallenberg me interesaba sobremanera, pero se me escabulló en la edición del año pasado y ahora ya circula por múltiples ámbitos (legales y de los otros).
“Me han llamado bruja, puta, asesina, he sido perseguida por la policía y calumniada en la prensa”, dice en el inicio de Catching Fire la voz de Scarlett Johansson, quien a lo largo de las casi dos horas de este documental de Alexis Bloom (directora de Bright Lights: Starring Carrie Fisher and Debbie Reynolds y Roger Ailes in Divide and Conquer: The Story of Roger Ailes) y la debutante Svetlana Zill leerá múltiples fragmentos de una autobiografía inédita escrita por la propia Anita. “La chica rockera bohemia original”, dirán sobre ella más adelante.
Actriz de Jean-Luc Godard, Philippe Garrel, Marco Ferreri, Harmony Korine y Abel Ferrara, modelo, ícono fashion, diseñadora, artista avant garde, musa, amante de Mick Jagger, pareja de Brian Jones y esposa de Keith Richards entre 1967 y 1980 (tuvieron tres hijos), esta mujer ítalo-germana hija de un músico clásico fue odiada por unos (casi al nivel de Yoko Ono), pero también admirada por muchos otros.
En el caótico, desbordante y muy masculino universo de los Rolling Stones irrumpieron pocas mujeres, pero sin dudas Marianne Faithfull (pareja de Mick Jagger entre 1966 y 1970) y sobre todo Anita Pallenberg fueron las más importantes.
Pallenberg fue una trotamundos de sólida formación cultural, que hablaba varios idiomas y que en 1963, a los 19 años, se instaló en el Lower East Side de Nueva York, donde conoció a desde Andy Warhol hasta Allen Ginsberg. En 1965 empezó a frecuentar el círculo de los Stones y pronto se convirtió en novia de Brian Jones, aunque Keith Richards le echó el ojo casi de inmediato y con Mick Jagger mantendría fogosas escenas de sexo en Performance (1970), de Donald Cammell y Nicolas Roeg (dicen que además hubo romance fuera de cámara durante el rodaje).
Con un maravilloso material de época (todos filmaban todo el tiempo a Anita y la productora de archivo Cassie Sagness hizo un trabajo prodigioso para compilarlo, consiguiendo mucho metraje inédito hasta ahora) y el recurso de la voz en off de Keith Richards y los recuerdos íntimos que la protagonista escribió y Scarlett Johansson va narrando, nos sumergimos en distintos momentos clave como el viaje al Festival de Cannes 1967 para presentar A Degree of Murder (Mord und Totschlag), del alemán Volker Schlöndorff, que tuvo música original de Brian Jones; al consumo cada más extendido de heroína y ácido (la película adopta cuando retrata ese período una onda alucinógena, lisérgica); o la grabación del disco Exile in Main Street en 1971 en una mansión de Niza que terminaría siendo allanada por la policía francesa (cual Bonnie y Clyde, Anita y Keith se escaparon y se refugiaron en los Alpes suizos, único lugar del mundo donde no los podían capturar).
El mencionado Schlöndorff es uno de los que que ofrecen valiosos testimonios a cámara, pero quizás los más reveladores y conmovedores sean los de Marlon y Angela “Dandelinon” Richards, los dos primeros hijos de la pareja, quienes exponen con sinceridad los traumas propios de haber soportado demasiadas noches de grabaciones, fiestas y consumo de drogas duras de sus padres o de haberse mudarse más de 20 veces en tres años.
A Pallenberg la acusaron de casi todos los males de este mundo: desde la muerte de Brian Jones hasta la de Tara, un bebé que tuvo con Richards y que había nacido de forma prematura dos meses antes (esa noche, enterado del fallecimiento, Keith decidió tocar igual en un show en París). En ese sentido, Catching Fire: The Story of Anita Pallenberg encuentra algo parecido a un equilibrio porque no juzga, no destruye pero tampoco se queda en el panegírico acrítico o meramente laudatorio.
La de Anita, quien murió en 2017, a los 75 años, fue una vida intensa, desbordada, excesiva, cambiante, rockera en el más amplio sentido del término. Ella aseguró no haberse arrepentido de nada. Seductora, excesiva, inclasificable e inasible, su personalidad llena de facetas, contradicciones y matices encuentra en Catching Fire un retrato -bello y triste a la vez- a la medida de su encanto y su talento.
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