Críticas
Estreno en cines
Crítica de “Haz que regrese” (“Bring Her Back”), película de Danny y Michael Philippou
El segundo largometraje de estos directores australianos, que en 2022 habían irrumpido con su elogiada ópera prima Háblame / Talk to Me, ya se estrenó en buena parte del mundo, pero a las salas de Argentina, Brasil y México llegará recién el 21 de agosto próximo.
Haz que regrese (Bring Her Back, Australia, Estados Unidos/2025). Dirección: Danny y Michael Philippou. Elenco: Sally Hawkins, Billy Barratt, Sora Wong, Jonah Wren Phillips, Sally-Anne Upton, Stephen Phillips, Olga Miller, Liam Damons, Mischa Heywood, Alina Bellchambers y Vicky Liao. Guion: Danny Philippou y Bill Hinzman. Fotografía: Aaron McLisky. Edición: Geoff Lamb. Música: Cornel Wilczek. Distribuidora: UIP (Sony). Duración: 99 minutos.
(Esta crítica fue publicada originalmente el 17/7/2025)
Luego del rotundo éxito de Háblame (que pronto tendrá una secuela titulada Talk 2 Me), los mellizos Danny y Michael Philippou produjeron y rodaron en su Australia natal otra historia de terror recibida con elogios.
Los jóvenes cineastas (tienen 32 años) abandonan el universo del duelo y la identidad juvenil de su film anterior para esta historia que tiene como protagonistas a Piper (Sora Wong), una preadolescente prácticamente ciega (solo alcanza a distinguir siluetas y luces), y su hermano mayor Andy (Billy Barratt), quienes quedan huérfanos tras la repentina muerte de un padre abusivo. Como a Andy le faltan tres meses para cumplir los 18 años y así poder pedir la tutela de Piper, ambos son enviados a la casa de una madre temporal, Laura (Sally Hawkins), una terapeuta y trabajadora social que ya tiene un niño adoptivo -otro huérfano- con evidentes dificultades físicas, psíquicas y expresivas llamado Oliver (Jonah Wren Phillips), y que además ha sufrido la muerte por ahogo de su hija Cathy (que para más datos también era no vidente).
Esto significa que cada uno de los cuatro personajes principales carga con sus propios traumas y afecciones, que además se van potenciando cuando se termina de conformar la dinámica tóxica de esta familia disfuncional. Las mayores tensiones son entre Laura y Andy, quienes de alguna manera se disputan el favor de la mucho más inocente y sumisa Piper, mientras que los comportamientos de Oliver son cada vez más perturbadores y desgarradores.
Más concentrada que Háblame (buena parte transcurre dentro de la amplia casa de Laura en un suburbio de Adelaida), Haz que regrese sostiene la profundidad psicológica, la intensidad dramática, la elegancia formal y el notable nivel actoral de aquella ópera prima, aunque aquí todo es tan sádico y agobiante que ya casi no queda resquicio alguno para la irrupción del humor negro. En este caso, más que asustar o impactar, la dupla apuesta a conmover, a que sintamos en carne propia, de forma visceral, la espesura emocional de su propuesta.
Más allá del uso de materiales en VHS y de imágenes de cámaras caseras o de la aparición de algún personaje secundario y externo como el de Wendy (Sally-Anne Upton), la supervisora que lleva el caso de estos hermanos, se trata de un tour de force tanto narrativo como interpretativo que los cuatro actores protagónicos sobrellevan a fuerza de talento, compromiso y múltiples matices. Que esa ductilidad provenga de la inglesa Sally Hawkins no llama tanto la atención porque la hemos visto deslumbrar en varias películas de su compatriota Mike Leigh, pero en el caso de los tres menores contaban con poca experiencia previa (en el caso de Sora Wong era directamente una debutante absoluta).
Sigo creyendo que los hermanos Philippou todavía no son los genios que tantos aclaman y aseguran que son los verdaderos renovadores del universo del terror, pero con solo dos largometrajes en su haber sí han consolidado un sello y un estilo propios. En un género donde impera la fórmula impersonal no se trata de un mérito menor.
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