Críticas
Cenizas del tiempo, de Wong Kar-wai
La revancha de una película maldita
Esta incursión del autor de Felices juntos y Con ánimo de amar en el género de artes marciales de importante presupuesto resultó en 1994 un fracaso comercial y un film incomprendido por la crítica. Casi 15 años después, Wong Kar-wai reeditó el material, sumó y quitó escenas, cambió la banda sonora y los efectos visuales y creó así Ashes of Time Redux. Esta nueva versión -si bien más accesiible que la original- mantiene su apuesta fragmentaria y poco lineal. Se trata, de todas formas, de otra muestra de la maestría visual de un director asiático insoslayable.
Dicen que la memoria es la raíz de los problemas del hombre.
Si no puedes tener lo que quieres, lo mejor es olvidar.
Cenizas del tiempo es un exquisito ejercicio de estilo por parte de Wong Kar-wai y su fotógrafo de siempre, Christopher Doyle. Rodada en 1994, Wong la reelaboró en 2008. Está basada en historias de artes marciales populares en China escritas por Louis Cha (Ying Yong), reputado autor de novelas y guiones sobre luchadores. A partir de las mismas, Wong concibe el universo de los espadachines como un mundo imaginario y fantástico, donde esos personajes no están tratados como héroes sino como seres humanos, cuyas heridas y debilidades acompañan su destreza física. Uno de ellos, Ouyang Feng, se ha retirado al desierto después de perder a la mujer que amaba, ahora casada con su hermano. Allí, se ocupa de “solucionar problemas” a posibles clientes o de subcontratar otros espadachines para que maten por encargo. A su choza llegan numerosos personajes, cada uno con su historia, todos arrastrando una pérdida en su vida.
Director de melodramas sobre todo, Wong se ha permitido su propio film de artes marciales o, dicho en su idioma, del género wu xia pian. Por supuesto, a su manera. A diferencia de Johnnie To, que concibe sus batallas físicas y armadas como un ballet de ajustada coreografía, o de Zhang Yimou, cuyos luchadores vuelan con elegancia sobre techos y cañas de bambú, las espectaculares escenas de lucha en Cenizas del tiempo están tratadas con diversas técnicas fotográficas: distintas velocidades, imagen desenfocada, estallidos de agua y mareas de arena, etc. Como resultado, algo totalmente apartado de la ortodoxia del film de acción de Hong Kong. Pero esos personajes duros doblegados por el amor expresan la mentalidad clásica del espadachín: la velocidad como valor, la necesidad de la lucha para sentirse vivos, la honorabilidad inclaudicable. Wong se acerca al western, sobre todo al de Sergio Leone.
Por otra parte, no se trata sólo de un film de acción, sino que tan importante como ésta son el melodrama, el erotismo y la sensualidad, infaltables en su cine, acompañados de ciertos mandamientos budistas, citas oraculares y reflexiones sobre el paso del tiempo y la memoria. En suma, un film propio de Wong Kar-wai: una meditación melancólica sobre las relaciones amorosas, los amores frustrados y las oportunidades perdidas.
La profusión de personajes y lo entrecortado de la narración, la suma de flashbacks y flashforwards, las abundantes elipsis, el montaje entrecortado y la permanente voz en off en primera persona del protagonista-narrador lo tornan sumamente complejo. Fruto de lo mejor del cine moderno, a Wong nunca le interesó demasiado la linealidad de sus historias. En este caso lleva lo fragmentario al extremo, lo cual en momentos de su estreno le ganó muchas críticas en contra y lo convirtió en un fracaso comercial en China. Esa es tal vez la razón por la que años más tarde reorganizara todo el material, reestructurando el film en cinco capítulos que atraviesan las distintas estaciones, empezando y terminando en primavera (cf. El film Primavera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera, de Kim Ki-duk), cambiando la banda sonora y la calidad de la fotografía. Sin embargo, el relato sigue circulando como en laberinto entre distintos momentos del pasado y salta de un personaje a otro, por lo que en este Ashes of Time Redux perdura cierto grado de confusión entre las historias. Pero al final, en una suerte de vuelta circular, los hilos son retomados en un cierre que confiere cierta organicidad a todas las piezas. Se trata sin duda de un film que requiere más de una visión para ser comprendido en todos sus detalles.
Los más conocidos nombres del cine asiático, frecuentes colaboradores en los films de Wong, figuran en el elenco: Leslie Cheung, los dos Tony Leung (sí, son dos) e incluso Maggie Cheung, por breves momentos. La bella Brigitte Lin Ching Hsia, de rostro andrógino, incluso encarna dos personajes, masculino y femenino, “los dos lados de la misma persona”.
El film está tratado con el característico preciosismo visual que Wong Kar-wai pone en toda su obra. Mientras las tomas de los distintos personajes en primeros planos o planos medios en interiores están en colores sepias, las panorámicas de ese mundo fantástico lucen colores saturados, tienen la imagen fuera de eje y en todo evocan el mundo onírico o irreal, geografías ilusorias, con un efecto hipnótico. Son de sugestiva belleza las escenas en la choza, con una luz filtrada por una enorme jaula giratoria, o por velos que se traducen en una luz activa, en movimiento constante. La música -que no resulta el aspecto más acertado- oscila entre el intimismo y la grandilocuencia para las escenas de acción. Pero eso sí: al cello, Yo-Yo Ma.
COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



CRÍTICAS ANTERIORES
Dos años después del estreno de la primera temporada, la N roja lanza los 6 episodios de esta segunda y muy esperada entrega con incorporaciones como Martín Piroyansky, Juan Minujín y Alejandra Flechner.
La directora de Al filo de la democracia (2019) indaga en la creciente influencia de los pastores evangélicos en la política brasileña y, en especial, en la figura de Silas Malafaia, ideólogo e impulsor del fenómeno de Jair Bolsonaro. Tras su estreno en Venecia y su paso por otros prestigiosos festivales como los de Telluride, San Sebastián y Nueva York, llega este lunes 14 de julio a Netflix.
Esta producción creada por Nils-Antonine Sambuc (guionista de En thérapie) se ubicó poco tiempo después de su lanzamiento como la segunda serie más vista en la plataforma de la N roja.
A 15 años de su película Tiny Forniture y a 13 del estreno de la muy influyente Girls, Lena Dunham creó junto a su marido, el músico inglés Luis Felber, otra serie que ya no la tiene como protagonista (aunque aparece en un papel secundario) sobre una neoyorquina radicada en Londres. Una comedia romántica con todas las de la ley.
Imperdible. Una belleza. Las obsesiones temáticas de Wong y su mirada sobre la vida, el amor, la pasión... en fín, los temas clásicos. Al menos a mí me confirmó (aunque ya no hacía falta) que es uno de los directores más interesantes, de esos que uno sigue año a año. Una gran alegría que lo hayan estrenado aunque ojalá alguna vez proyecten estas pelis en un sistema mejor que el DVD proyectado.
Aburrida, sin peleas, una porqueria.
Es una pena que semejante despliegue de color y belleza se vea en formato DVD, y en una sala como la del Arteplex de Diagonal Norte, con serios problemas de vision y audio - Wong es un maestro en la confeccion de esas imagenes tan majestuosas.
Es una gran pelicula,de lo mejor de Wong.<br /> Hay que verla mas de una vez.<br /> Saludos desde Uruguay.
El tiempo... tema central en los films de Wong. <br /> Hay que verla!<br /> Saludos!<br /> EV