Festivales
23 reseñas de la Sección Oficial
Diego Batlle, desde Cannes
Con 20 películas en competencia por la Palma de Oro y varias otras fuera de concurso, la sección oficial del 64° festival presentó este año un nivel desparejo, en el que los mejores trabajos estuvieron a cargo de los directores consagrados y hubo pocos descubrimientos. Se destacaron Habemus Papam (foto), de Nanni Moretti; Le gamin au vélo, de los hermanos Dardenne; y -sobre todo- Le Havre, joya del gran maestro finlandés Aki Kaurismäki. Además, se lucieron otros realizadores como Terrence Malick, Pedro Almodóvar, Naomi Kawase, Bertrand Bonello, Nuri Bilge Ceylan y Takashi Miike, entre otros.
Aquí se puede leer la reseña de This is Not a Film, de Jafar Panahi y Mojtaba Mirtahmasb. Calificación: 10 puntos
Aquí se puede leer la reseña de The Tree of Life, de Terrence Malick. Calificación: 7,5 puntos
-Le gamin au vélo (Bélgica-Francia, 87'), de Luc y Jean-Pierre Dardenne. Calificación: 8 puntos
Ganadores en dos oportunidades de la Palma de Oro con Rosetta (1999) y El niño (2005), los Dardenne ratifican con Le gamin au vélo la extraordinaria dimensión de un cine bello, riguroso, implacable y de profundo humanismo. Estos verdaderos maestros recurrieron -en un hecho infrecuente en su filmografía- a una gran estrella como Cécile de France (también belga de nacimiento) para uno de los dos papeles centrales del film. El otro, claro, es el que interpreta Thomas Doret, el niño del título, un chico de 11 años abandonado por su padre (Jérémie Renier) y rescatado de un internado por Samantha, una misteriosa peluquera con la que se topa de manera fortuita en una clínica.
Claro que la reinserción del pequeño Cyril -una bomba de tiempo marcada por la frustración, el resentimiento, la descontención y la confusión- no será nada fácil y, a pesar de los esfuerzos de esta luminosa madre sustituta, pronto se verá involucrado en hechos delictivos no exentos de violencia. La trama tiene algo de la primera nouvelle vague francesa (Los 400 golpes) y del neorrealismo italiano, fuentes de las que siempre han bebido los Dardenne, pero se trata de un relato poético y urgente a la vez, de esos que exponen con la simpleza y la honestidad de los grandes cineastas unos pequeños trozos de vida en uno de los tantos pueblos grises y perdidos que son rescatados del olvido por la sensibilidad de los artistas.
-Habemus Papam (Italia-Francia, 104'), de Nanni Moretti. Calificación: 8 puntos
El film arranca con la compleja, tortuosa elección del nuevo Sumo Pontífice que Moretti describe con respeto a las rituales y a la liturgia, pero al mismo tiempo con mucho humor. Finalmente, hay un elegido. Sin embargo, tras un ataque de pánico, el cardenal Melville (un inmenso Michel Piccoli) se resiste a enfrentar a la multitud que lo espera con ansiedad desde hace horas en la plaza San Pedro para escuchar sus primeras palabras y recibir la bendición. El prelado huye hacia las calles de Roma, donde recuperará experiencias que hace mucho no ha vivido, como su pasión por el teatro (La gaviota, de Chéjov, cumple un papel importante en la trama), u otras bastante más banales (viajar en colectivo o comerse una medialuna).
Satirista consumado, el creador de Caro Diario, Aprile, La habitación del hijo (Palma de Oro en 2001) y El caimán combina situaciones muy realistas - hasta incluye imágenes de archivo de 2005- con otras llevadas directamente al grotesco, como la secuencia musical que tiene a la inconfundible voz de Mercedes Sosa de fondo cantando Todo cambia o cuando los cardenales son instados por el patético terapeuta que interpreta Moretti (sí, esta vez también se burla de los psicólogos) a participar en un torneo de vóleibol. Así, un poco en serio y un poco en broma, con la Capilla Sixtina reconstruida en los estudios Cinecittá y con el apuntado aporte del legendario Piccoli, Moretti propone una mirada muy personal, inquietante y provocadora sobre temas como la fe y las convicciones personales.
-L’Apollonide: Souvenirs de la Maison Close (Francia, 125'), de Bertrand Bonello. Calificación: 8 puntos
El siempre provocativo director de Le pornographe, Tiresia y De la guerre narra la cotidianeidad de las prostitutas que trabajan en una “casa de tolerancia” -así se llamaban- en París desde 1899 hasta su cierre, en los primeros años del siglo XX.
Bonello no se queda sólo en la exploración erótica (con algunos toques perversos) sino que describe a ese ámbito -frecuentado por clientes de alto poder adquisitivo- como un ámbito de socialización muy importante para la época. La película es de una enorme belleza, pletórica de ideas, mientras que el virtuoso director se permite apelar a secuencias oníricas bastante extremas y hasta a la utilización de varios clásicos del soul como fondo musical. Toda una audacia.
-Once Upon a Time in Anatolia (Turquía, 157'), de Nuri Bilge Ceylan. Calificación: 7,5
Este film marca un cambio en el rumbo del notable director turco Nuri Bilge Ceylan (Lejano, Climas, Tres monos), ya que deja de lado los dramas intimistas para describir en 157 minutos un caso policial (la búsqueda de un cadáver tras un asesinato) y cómo funciona durante una agotadora jornada la maquinaria humana encargada de investigar los hechos, así como las relaciones que se van estableciendo entre detectives, fiscales y médicos especializados en autopsias). El film -más allá de su duración- va ganando en oscuridad e intensidad a medida que avanza. Una cruda e impecable radiografía de la burocracia que debe lidiar con situaciones extremas.
-La piel que habito (España, 117'), de Pedro Almodóvar. Calificación: 7,5 puntos
En la etapa más reciente de su carrera, Almodóvar se ha sentido fascinado por los géneros, especialmente por el thriller y el noir. Aquí, propone una relectura de los films de suspenso de Fritz Lang, del clásico Les yeux sans visage (1960), de Georges Franju con Pierre Brasseur y del mito de de Prometeo )que a su vez es el origen de Frankenstein) para narrar los experimentos que un psicopático cirujano plástico (Antonio Banderas) realiza en su laboratorio para cambiar la piel (y luego también el sexo) de una de sus víctimas (Elena Anaya).
En verdad, La piel que habito combina varios temas, climas y géneros (es una historia de amor y venganza, un retrato de una familia salvaje y amoral con al gran Marisa Paredes como la madre de Banderas, un ensayo sobre la bioética con elementos propios de ciencia ficción y una comedia negra). A partir de una novela del francés Thierry Jonquet, el director de Atame y Matador propone una explosiva combinación de incisiones en los cuerpos, perversiones varias, escenas sexuales y disparos a quemarropa. Una mezcla que funciona bastante bien (hay altibajos, pero también grandes momentos) y que definen el actual estado de las cosas en el universo almodovariano.
-Hanezu (Japón, 91'), de Naomi Kawase. Calificación: 7,5 puntos
En su más reciente trabajo, la talentosa directora japonesa Naomi Kawase (Suzaku, Shara, El bosque de luto) vuelve a su región natal de Nara (incluso dentro de un hermoso parque natural) para narrar una trágica historia de amor entre una joven dominada por un padre bastante posesivo y un artesano. La película, que en primera instancia ofrece una plácida mirada a la belleza de la zona y a las propuestas de su gastronomía, deriva en su segunda mitad -quizás de manera un poco abrupta- hacia temas mucho más complejos como la maternidad, el incesto y el suicidio. De todas maneras, la belleza y la sensibilidad de Kawase permanecen inalterables.
-Ichimei / Hara-Kiri: Death of a Samurai (Japón, 126'), de Takashi Miike. Calificación: 7,5 puntos
Esta remake que el prolífico realizador Takashi Miike realizó en 3D del clásico filmado en 1962 por Masaki Kobayashi propone un crudo melodrama ambientado a principios del siglo XVII que describe las diferencias sociales, los sufrimientos de una familia pobre y los alcances de los suicidios rituales. Lejos del estilo desprejuiciado (no exento de humor negro) de muchos de sus trabajos, el creador de la saga Dead or Alive, Audition y 13 Assassins construye un film riguroso y solemne, que recién sobre el final regala una larga y lograda secuencia de acción.
-Drive (Estados Unidos, 100'), de Nicolas Winding Refn. Calificación: 7 puntos
Un producto con espíritu de clase B sobre persecuciones automovilísticas, robos con armas, gánsteres despiadados (los notables Ron Perlman y Albert Brooks) y una melodramática historia de amor entre una joven madre (Carey Mulligan) y el protagonista (Ryan Gosling), experto en arreglar y conducir coches, que, en principio, se gana la vida como doble de riesgo en rodajes de películas, pero que terminará involucrado en negocios sucios. El danés Refn (director de culto tras Bronson, Valhalla Rising y Pusher ratifica su talento como narrador dentro del cine de género y se permite todo tipo de excesos (con varias escenas de violencia gore ) y de clichés, que remiten a la producción de los años '70 y '80, al punto de que se trata, prácticamente, de una remake y de un homenaje a The Driver (1978), de Walter Hill. La joven cinefilia presente aplaudió no sólo con los créditos finales, sino también varias veces durante la proyección hasta convertirla en su favorita de la selección oficial.
Aquí se puede leer la reseña de Midnight in Paris, de Woody Allen (film de apertura, fuera de competencia). Calificación: 7 puntos
-Pater (Francia, 105'), de Alain Cavalier. Calificación: 6,5 puntos
Cavalier presentó una extraña propuesta que cabalga entre el documental y la ficción en la que filma a (y es filmado por) su amigo, el popular actor Vincent Lindon. La película se sumerge en la intimidad, la cotidianeidad de esa amistad (ambos son apasionados por la ropa y la gastronomía), pero luego propone un juego: Cavalier es el presidente francés y Lindon, el primer ministro, y entre ambos piensan soluciones para combatir la corrupción y la hipocresía de la clase dirigencial, y para atenuar las diferencias económicas de la sociedad. Más desprejuiciado, aunque menos emotivo que sus recientes diarios íntimos (Le filmeur e Irène), el realizador de Thérèse consigue con Pater un pequeño, simpático y disfrutable trabajo de tono autobiográfico que se anima también a la crítica política.
-The Artist (Francia, 100'), de Michel Hazanavicius. Calificación: 6,5 puntos
Rodado en blanco y negro y con estética de cine mudo (prescinde hasta cerca del final de los diálogos), el film de Hazanavicius narra el apogeo y la caída de George Valentin, un galán de Hollywood de fines de los años 20 que no puede adaptarse al surgimiento del sonoro, y su relación con Peppy Miller (Bérénice Bejo), una aspirante a actriz que luego accede al estrellato, mientras el protagonista se derrumba. Una propuesta muy simpática, visualmente cautivante y no exenta de ingenio, pero a la que le cuesta trascender los clisés sobre los que está construida.
-Les Bien-Aimés (Francia, 145'), de Christophe Honoré (film de clausura, fuera de competencia). Calificación: 6 puntos
No es la primera vez que Honoré incursiona en el musical (un género que los franceses aprecian más que en ninguna otra parte), ya que en 2007 había rodado Las canciones de amor. En Les Biens-Aimés propone un fresco de casi medio siglo (1963-2008) en la historia de una mujer (primero personificada por Ludivine Sagnier y luego por Catherine Deneuve) y sus relaciones con distintos hombres y con su hija en París, Londres y hasta la República Checa (en el elenco aparece el gran director Milos Forman). El personaje de Mastroianni también tiene sus desventuras afectivas, con un conflictivo affaire con un baterista estadounidense (Paul Schneider).
El film aborda con ligereza y levedad temas bastante complejos (que van desde la prostitución hasta la invasión de tanques soviéticos para dar fin a la primavera de Praga, en 1968) con más hallazgos que carencias y un fascinante despliegue visual, aunque también es cierto que Honoré no sorprende demasiado con sus números musicales: de todas maneras, y más allá de sus excesivos 135 minutos, siempre resulta atractivo ver a divas como Deneuve, Mastroianni o Sagnier, cantando y danzando sin inhibiciones por las calles o los andenes, como si fuese la cosa más natural del mundo.
-Michael (Austria, 96'), de Markus Schleinzer. Calificación: 6 puntos
En general, esta opera prima del austríaco Schleinzer (director de casting y asistente de su padrino, Michael Haneke) polarizó opiniones: algunos (los menos) la aclamaron y otros (la mayoría) la denostaron desde la indignación. Es entendible: su tema, las vivencias de un pederasta (que mantiene secuestrado a un niño en el sótano de su casa), resulta poco menos que intolerable. De todas formas, fiel al ascetismo, el rigor y esa apusta casi quirúrgica del nuevo cine austríaco, me resultó un film atendible, para nada despreciable como sí opinan casi todos mis colegas. El festival, mientras tanto, se beneficia del escándalo y la polémica.
-La conquête (Francia, 105'), de Xavier Durringer (fuera de competencia). Calificación: 6 puntos
Este film de ficción reconstruye la carrera política (y los avatares sentimentales con su ex esposa Cécilia) de Nicolas Sarkozy entre 2003 y 2007. Esta mezcla entre el thriller político y la comedia negra contó con el aporte de reconocidos actores (Denis Podalydès interpreta a Sarkozy, Florence Pernel a Cécilia, Bernard Le Coq a Jacques Chirac, Hippolyte Girardot a Claude Guéant y Samuel Labarthe a Dominique de Villepin) y describe las ambiciones, las contradicciones íntimas, la falta de escrúpulos y su obsesión por aprovechar los medios de comunicación para promocionarse del hoy primer mandatario. Si bien se trata de una película sólo correcta, dice las cosas por su nombre, sin medias tintas. Por eso, su elección para la sección oficial resultó una contundente muestra de independencia por parte de los programadores de un festival que recibe no pocos fondos públicos para su realización.
-This Must Be the Place (Italia-Irlanda, 118'), de Paolo Sorrentino. Calificación: 5,5 puntos
Sean Penn se arriesga mucho con su caracterización de Chayanne, un cincuentón, deprimido y ya casi retirado del negocio de rock ("he ganado toneladas de dinero con canciones depresivas para adolescentes", sostiene) con un look dark que remite a Robert Smith, líder del grupo The Cure. El protagonista -casado en la ficción con Frances McDormand- vive recluido en su mansión de Dublin hasta que recibe la noticia de la muerte de su padre, con quien no se hablaba desde hacía mucho tiempo. Cuando viaja a Nueva York, se entera de que el recién fallecido estaba obsesionado por capturar a un jerarca nazi con pasado en Auschwitz. Así, a bordo de una camioneta, saldrá a recorrer buena parte del territorio norteamericano en busca de venganza. Lo que sigue es una típica road-movie por pueblos, moteles y bares. Sorrentino -que ya había estado en la sección principal con Le conseguenze dell'amore (2004), L'amico di familia (2006) e Il divo ( biopic sobre Giulio Andreotti premiada aquí en 2008)- propone un tono tragicómico y ampuloso, en el que vuelve a regodearse con el patetismo de sus personajes. Lo mejor es una larga secuencia musical en un único plano-secuencia con David Byrne (coautor de la banda sonora con Will Oldham) tocando en vivo ante un Chayanne en lágrimas. Sorrentino -más allá de su ingenio y audacia- no logra convencer del todo y sigue siendo un "invento" de Cannes.
-Melancholia (Dinamarca-Francia, 130'), de Lars Von Trier. Calificación: 5,5 puntos
El nuevo trabajo del creador de Contra viento y marea, Bailarina en la oscuridad, Anticristo, Manderlay, Dogville y Los idiotas contó con el aporte de un elenco multinacional de grandes figuras para narrar las últimas horas de la humanidad (antes de que el planeta del título choque con la Tierra) desde el punto de vista de dos hermanas (Charlotte Gainsbourg y Kirsten Dunst).
El film arranca con una larga secuencia en cámara lenta y con ampulosa música sinfónica de fondo en la que se muestran -a puro esteticismo y con un gran despliegue de efectos visuales- los últimos instantes de vida. Luego de ese impactante comienzo, el director propone un relato bastante más clásico (con varios puntos de contacto con La celebración, de su discípulo Thomas Vinterberg) y no tan inspirado sobre la lujosa y patética fiesta de casamiento de Justine (Dunst), que se desarrolla en una mansión campestre.
En los papeles secundarios aparecen nada menos que Charlotte Rampling (la madre), John Hurt (el padre), Kiefer Sutherland (el cuñado), Stellan Skarsgard (el jefe) y otros intérpretes de renombre como Udo Kier o Jesper Christensen. El film -que combina el melodrama (Von Trier citó a Luchino Visconti como su principal inspiración) con la ciencia ficción, todo sostenido por imágenes en pantalla ancha y música de Wagner. El film es un poco solemne (y aburrido), pero tiene sus méritos (especialmente estéticos). Lástima las declaraciones pro-nazis de su director.
-Footnote / Hearat Shulamin (Francia, 127'), de Joseph Cedar. Calificación: 5,5 puntos
Tras Beaufort, el israelí Cedar propone una tragicomedia sobre la rivalidad (básicamente intelectual) entre un padre y su hijo, dos profesores obsesivos con su trabajo. Cuando por un error de tipeo administrativo el padre es designado para recibir el máximo premio del gobierno (que en realidad correspondía al hijo), las cosas se desmadran. El film -jugado al absurdo- combina grandes momentos de comedia y de intensidad dramática con otros en los que el regodeo en el patetismo, el cancherismo y la crueldad hacia los personajes lo tornan casi insoportable. Con algo de Michel Gondry y de Roy Andersson, Cedar demuestra que tiene ideas y talento, pero la película -demasiado ambiciosa, porque además se pretende una ácida crítica al estado de las cosas en Israel- resulta demasiado despareja.
-We Neet to Talk About Kevin (Reino Unido. 110'), de Lynne Ramsay. Calificación: 5,5 puntos
Este tercer largometraje de la escocesa Lynne Ramsay -una de las realizadoras más cotizadas del nuevo cine británico luego de los elogios recibidos con Ratcatcher y Morvern Callar- es un durísimo film sobre una madre (Tilda Swinton) que sufre la furia de los habitantes de un pueblo de Connecticut por un hecho atroz que ha cometido su hijo mayor y que sólo se devela al final del relato. Con una estructura fragmentaria que salta en el tiempo para deconstruir la historia y describir la siempre conflictiva relación entre los padres (el marido es John C. Reilly) y ese niño (luego adolescente) tan disfuncional, Ramsay expone los efectos sociales de la alienación familiar. Basada en el best seller homónimo de Lionel Shriver y rodada con una cuidada fotografía en Cinemascope (pantalla ancha), la película resultó un tour-de-force para Swinton -que está y sufre en casi todos los planos- y lo es, también, para el espectador por lo extremo de la trama.
-Sleeping Beauty (Australia, 104'), de Julia Leigh. Calificación: 5 puntos
Este debut en la dirección de la elogiada novelista australiana Julia Leigh, cuya madrina en el cine es nada menos que Jane Campion, se centra en las vivencias de Lucy (Emily Browning, vista hace poco como protagonista de Sucker Punch: Mundo surreal), una estudiante universitaria que se gana la vida en trabajos muy precarios hasta que un día, a partir de un aviso en un diario, ingresa como prostituta de lujo de una misteriosa organización. Los selectos y veteranos clientes pasan la noche con Lucy cumpliendo ciertas reglas, mientras ella permanece todo el tiempo dormida. La tentación de saber qué hacen con ella resulta irresistible. Con algo de Saló, de Pier Paolo Pasolini, y de Ojos bien cerrados, de Stanley Kubrick, Sleeping Beauty resulta -más allá de su fuerte apuesta erótica y de cierta perversión no exenta de explotación- demasiado calculada, preciosista y artificial como para atrapar al público.
-Polisse (Francia, 127'), de Maiwenn. Calificación: 4 puntos
Maiwenn (hermana de Isild Le Besco) describe durante más de dos horas el accionar de la unidad de protección a los menores de edad que tiene la policía parisiense y que, por lo tanto, aborda duros casos (inspirados en hechos reales) de pedofilia, mientras se exponen las reacciones y las relaciones entre los integrantes de la brigada. El elenco (Karin Viard, Marina Fois, Joeystarr) es notable, pero la narración resulta por momentos un remedo de programas televisivos del estilo de Policías en acción y su acercamiento a ciertas problemáticas (inmigración ilegal, diversidad étnica) es ambiguo y, por momentos, bastante manipulador e irresponsable.
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Diego la peli de los Dardenne la compraron para estrenarla aca? Y la de Von Trier ya es fija que aca no se estrena por sus dichos no???
Ignacio: la compró Alfa Films para su estreno en Argentina, no tengo la fecha, abrazo
Tengo muchas ganas de ver habemus papam
Domingo a la mañana y yo leyendo tus reseñas, muy completa ¿viste toda la seccion oficial? creo que habia algunas mas fuera de competencia, no? feliz regreso a Baires
Esperamos la nueva de Almodovar, siempre garantia de gran cine, de lo mejor del cine contemporaneo SABEN PARA CUANDO TIENE FECHA DE ESTRENO EN ARGENTINA?
veo que hasta el vienres pusiste 10 peliculas con 7 o mas puntos y solamente 5 pelis con menos de 6 puntos, o sea que el balance no deberia ser tan flojo, saludos
MALICK, ALMODOVAR, DARDENNE, KAWASE, KAURISMAKI, BONELLO... Entonces no fue un mal Cannes como todos venian diciendo ¿no?
¿Y la de Malick qué onda? Lei tus jugosos tweets sobre la polémica pero me gustaria leer una critica en serio... felicitaciones por el trabajo alla, envidia total
No recibí ninguna noticia respecto de que la de Moretti esté comprada, ojalá alguien se anime.<br /> <br /> Ya comentaré la de los Dardenne, quizás no sea una obra maestra como otras del dúo, pero está muy bien, son dos inmensos cineastas.
¿que tal la de los hermanos Dardenne? Mala no puede ser, porque son unos monstruos del cine, por lo que vi en los puntajes de Micropsia y en los tuyos viene medio pobretón todo... Espero que levante la cosa, igual disfruta del mar sino
Por el momento, veo que la competencia viene floja ¿no? si Cannes está así quiere decir que el estado del cine 2011 viene preocupante... ¿está comprada la de Moretti para Argentina? recuerdo que El caiman se estrenó en Proyeccion DVD y con mucho retraso.