Críticas

Tenemos que hablar de Kevin, de Lynne Ramsay

El suplicio de una madre

Tras las consagratorias Ratcatcher y El regreso de Morvern, la talentosa directora escocesa vuelve luego de una larga ausencia de casi una década con un melodrama incómodo y perturbador, de esos que dejan un nudo en el estómago, y que ratifica -por si todavía hacía falta- la inmensa capacidad interpretativa de Tilda Swinton en el papel de una mujer que debe lidiar con los desatinos de su hijo adolescente.
Estreno 05/04/2012
Publicada el 30/11/-0001
Tenemos que hablar de Kevin (We Need to Talk About Kevin, Gran Bretaña-Estados Unidos/2011). Dirección: Lynne Ramsay. Con Tilda Swinton, John C. Reilly, Ezra Miller, Jasper Newell, Rock Duer, Ashley Gerasimovich, Siobhan Fallon y Alex Manette. Guión: Lynne Ramsay y Rory Kinnear, basado en la novela de Lionel Shriver. Fotografía: Seamus McGarvey. Música: Jonny Greenwood. Edición: Joe Bini. Diseño de producción: Judy Becker. Distribuidora: Alfa Films. Duración: 112 minutos. Apta para mayores de 18 años. Salas: 7. Hay directores especialistas en la perturbación. Digo perturbación, que es un sentimiento incómodo, diferente al del desagrado, la repulsión (que le cabe perfectamente a un especialista en eso de epater le bourgeois como Gaspar Noé o el Lars Von Trier de los últimos 10 años). Mientras la perturbación penetra, afecta y queda (algo muy propio de cierto cine de terror, especialmente el terror clase B que debía sugerir mucho más de lo que mostraba), el desagrado o la repulsión pasan, atraviesan y siguen su camino (como cierto gore de consumo rápido como Escupiré sobre tu tumba, la saga de El juego del miedo o la de Hostel). Ojo: la idea no es hacer un panegírico de una forma sobre la otra, ya que hay sendos exponentes brillantes en ambos modos para aterrorizar al espectador. La diferencia radica en la economía de recursos, información y procedimientos de ambas decisiones narrativas.

En el mundo de los perturbadores (desde el Michael Haneke de Caché-Escondido al terror suburbano de Los extraños o al falso home-movie de Trash Humpers), Lynne Ramsay posee una capacidad especial que la hermana con otra directora como Claire Denis (centralmente pienso en Trouble Every Day… aquí estrenada con el nombre fatídico de Sangre caníbal).

La directora escocesa tiene algo de la construcción circular de universos de violencia propia de las películas de Lucrecia Martel, pero a diferencia de la salteña, los recursos formales se desviven por aparecer con cierta histeria (como si Ramsay fuera una operaprimista que quiere llevarse al mundo por delante con sus imágenes).

En la construcción del universo opresivo que caracteriza a la obra de esta directora, donde la violencia es un tema central, es donde debemos encontrar los principales logros de Tenemos que hablar de Kevin (que dialoga con su contratara casi perfecta de otra película reciente, también con Tilda Swinton como madre abnegada, llamada El precio del silencio), film que parece haber nacido de una pregunta clave: ¿Cómo se puede volver a contar otra vez la misma historia de la explosión gratuita de violencia? Aunque también aparecen otras preguntas que podrían darnos pistas sobre la génesis del proyecto: ¿Cómo se construye la historia de un psicópata sin psicología, sin mundo interior (una especie de Michael Myers realista)? pero sobre todo, ¿Cómo contar una película de terror fuera del género?

Las respuestas a esas preguntas desembocan en este tercer largometraje que tiene algo del Roman Polanski de El bebé de Rosemary pero con una perspectiva de terror realista y ateo (aunque también está ligeramente construida la estrategia de la percepción desviada de la realidad de la protagonista así como sucedía en Repulsión y en El inquilino). Además, circundan el terror clase B de La mala semilla y la reciente La huérfana, pero  sin lo sobrenatural como coartada. Por ahí también anda una referencia literaria, una breve pero poderosa novelita de Doris Lessing llamada El quinto hijo.

El problema es que para organizar el universo opresivo y salir airosa de todas las preguntas que planteamos antes, Ramsay opta por un relato casi exclusivamente subjetivo, sostenido en dos tiempos que se entrelazan: por un lado, el pasado con el nacimiento, crianza y adolescencia del susodicho primogénito, el Kevin del título; por otro, con el relato asfixiante (el trabajo con el color y los espacios es brillante y anticipa en el insípido pasado la irrupción colorista del presente trágico) el presente después de la tragedia (no voy a adelantarles cuál pero se imaginarán quién es el responsable) y el intento de la protagonista de rearmar su vida. Esa decisión estructural aparece acompañada por un criterio formal de un manierismo por momentos agotador (desenfoques constantes, tendencia muy pronunciada a cortar los planos en un picado fino violento, exacerbación del uso del rojo como resaltador de la presencia de la violencia y la sangre y otras varias cuestiones más).

El resultado es una película incómoda, que genera un nudo en el estómago pero que parece superada por la naturaleza de peso de sus materiales, como si el mundo se le viniese encima, insisto, como si tuviese que demostrarnos talento. En definitiva, el gusto es algo amargo hacia el final: tenemos la sensación de haber podido estar frente a una gran película de horror social suburbano y nos encontramos con una expresión de intenciones nobles pero inacabadas.

El cine de Ramsay, así y todo, sigue ahí, esperándonos, para que no nos acomodemos tanto en nuestros asientos, nuestras camas, nuestras mesas, con nuestros hijos, como si todo pudiera preverse. Quizás lo que mayor incomodidad genera el visionado de Tenemos que hablar de Kevin es que el mundo sigue siendo un lugar insondable, incomprensible, un arma cargada de misterio.

_________________________________________________

Seguinos en Facebook aquí

Seguinos en Twitter aquí

Suscribite a nuestro RSS (feeds) aquí

Visitá nuestra página en YouTube aquí

Visitá nuestro blog Micropsia aquí

Visitá nuestro blog OtrosCines/TV aquí

Visitá nuestro blog Analízame aquí

Enterate de nuestros cursos en OtrosCines/Cursos aquí

COMENTARIOS

  • 9/04/2012 20:50

    Federico, no hay ni una gota de manierismo en toda la película! Lo que mencionás son recursos formales que no tienen nada que ver con el manierismo.<br /> Saludos!

  • 5/04/2012 19:07

    Fede, te tomaste 2 comprimidos de Niestche antes de sentarte a escribir esta critica?? Bajalos con un Ritalin para focalizar tanta verborragia disipada...

  • 5/04/2012 12:40

    En la avant-premiere de ayer en el Ciema City el clima era de una tension impresionante - Ramsay es una de las directoras mas creativas del nuevo cine ingles (ya lo habia demostrado en "El viaje de Movern") - En este caso se involucra en un tema "tabu" e intocable como es la problematica de la maternidad no deseada - L.R. articula el relato con un estilo formal muy elaborado - El uso del color y el sonido son antologicos - La historia alcanza un clima casi insoportable - La actuacion de la Swinton es descomunal, y Ezra Miller esta realmente perturbador y temible como el Kevin adolescente - Es muy dificil recomendar una peli tan dura como "Tenemos que ...", pero la experiencia vale la pena -

  • 5/04/2012 1:47

    Es verdad que formalmente es prodigiosa. Pero eso no te distrae ni un momento. Sentí asfixia, me pregunté porque seguía adelante. Me acordé de Haneke (El séptimo continente). Tilda la rompe. No podría volver a verla.

  • cd8
    2/04/2012 12:24

    Hola, quiero dejarles el link de una película ecuatoriana que se llama Distante Cercanía y que está por estrenarse este año en festivales y salas de cine, por si a alguien le interesa: http://www.youtube.com/watch?v=mjOQb3ZYGw8

  • 1/04/2012 20:39

    la peli está bien, concuerdo con el ánimo perturbado que deja una vez vista; temáticamente a mí me hizo recordar a POR TU CULPA de A Berneri (para mí una de las mejores del cine argentino reciente) aunque claramente menos naturalista, por supuesto.

  • 1/04/2012 16:05

    Perdón, pero...Ni una sóla palabra de la magistral actuación de Tilda Swinton??? Lo mejor de la película!!!! Pónganse las pilas!

DEJÁ TU COMENTARIO


CRÍTICAS ANTERIORES


Crítica de "División Palermo - Temporada 2", serie de Santiago Korovsky (Netflix)
Ezequiel Boetti

Dos años después del estreno de la primera temporada, la N roja lanza los 6 episodios de esta segunda y muy esperada entrega con incorporaciones como Martín Piroyansky, Juan Minujín y Alejandra Flechner.

LEER MÁS
Crítica de “Apocalipsis en los trópicos”, documental de la brasileña Petra Costa (Netflix)
Diego Batlle

La directora de Al filo de la democracia (2019) indaga en la creciente influencia de los pastores evangélicos en la política brasileña y, en especial, en la figura de Silas Malafaia, ideólogo e impulsor del fenómeno de Jair Bolsonaro. Tras su estreno en Venecia y su paso por otros prestigiosos festivales como los de Telluride, San Sebastián y Nueva York, llega este lunes 14 de julio a Netflix.

LEER MÁS
Crítica de “Sol negro” (“Soleil noir”), miniserie francesa con Ava Baya e Isabelle Adjani (Netflix)
Ezequiel Boetti

Esta producción creada por Nils-Antonine Sambuc (guionista de En thérapie) se ubicó poco tiempo después de su lanzamiento como la segunda serie más vista en la plataforma de la N roja.

LEER MÁS
Crítica de “Demasiado” (“Too Much”), serie de Lena Dunham con Megan Stalter y Will Sharpe (Netflix)
Diego Batlle

A 15 años de su película Tiny Forniture y a 13 del estreno de la muy influyente Girls, Lena Dunham creó junto a su marido, el músico inglés Luis Felber, otra serie que ya no la tiene como protagonista (aunque aparece en un papel secundario) sobre una neoyorquina radicada en Londres. Una comedia romántica con todas las de la ley.

LEER MÁS