Críticas
La patota, de Santiago Mitre
Creer o reventar
Tras ganar el Gran Premio de la Semana de la Crítica y el galardón de la FIPRESCI en el Festival de Cannes, se estrena el esperado segundo largometraje en solitario del director de El estudiante.
Tras ganar el Gran Premio de la Semana de la Crítica y el galardón de la FIPRESCI en el Festival de Cannes, se estrena el esperado segundo largometraje en solitario del director de El estudiante.
La patota (Argentina-Francia-Brasil/2015). Dirección: Santiago Mitre. Elenco: Dolores Fonzi, Oscar Martínez, Esteban Lamothe y Verónica Llinás. Guión: Mariano Llinás y Santiago Mitre, basado en el original de Eduardo Borrás. Fotografía y cámara: Gustavo Biazzi. Música: Nicolás Varchawski. Sonido: Santiago Fumagalli, Federico Esquerro y Edson Secco. Edición: Delfina Castagnino, Leandro Aste y Joana Collier. Dirección arte: Micaela Saiegh. Distribuidora: Energía. Duración: 102 minutos.
La primera escena de La patota (un plano-secuencia de ocho minutos) podría ser perfectamente la continuación de El estudiante. Claro que no se trata de una asamblea universitaria en la Facultad de Ciencias Sociales sino de la charla (igual de descarnada y llena de cínicas chicanas) entre un influyente juez (Oscar Martínez) y su hija Paulina (Dolores Fonzi), que ha decidido abandonar su promisoria carrera judicial (abogada con doctorado) para embarcarse en un proyecto como maestra rural en la zona más profunda y desfavorecida de Misiones para dictar unos talleres de formación política.
¿Cuáles son los motivos que llevan a una mujer brillante, moderna e independiente a dejarlo todo y emprender un viaje en semejantes condiciones? ¿Acto de rebeldía, voluntarismo, militancia, hartazgo frente a una vida demasiado previsible? El diálogo (in)tenso entre padre-hija deja en claro que las contradicciones generacionales, los muy diferentes puntos de vista de cada personaje y los postulados de la corrección política estarán en el centro del debate, provocando y obligando al espectador a que se replantee una y otra vez sus convicciones, sus certezas.
Porque La patota es no sólo una película política al igual El estudiante sino también una propuesta incómoda, capaz de dejar perplejo al espectador ante cada uno de sus conflictos (muchos de ellos extremos), pero también por cómo los personajes (sobre todo el de Paulina) absorben y reaccionan frente a los hechos que enfrentan. Así, por momentos, uno se siente o se ubica más cerca del “reaccionario, conservador y resentido” (sic) del padre que de la chica joven, bella y feminista.
Inspirado en el clásico que Daniel Tinayre rodó en 1960 con Mirtha Legrand (hay algunas semejanzas generales, un par de tomas en “homenaje” y una locación principal –un edificio no terminado y abandonado– que se repite), el film de Mitre coescrito con Mariano Llinás desarticula la veta más religiosa del original para convertirse, en cambio, en un desafiante ensayo sobre las convicciones más intelectuales que místicas. ¿Cómo reaccionar frente a un hecho tan duro como una violación seguida de embarazo?
La patota se arriesga con un juego pendular en el que podemos empatizar con y a los pocos segundos rechazar por completo a Paulina (a sus decisiones, a sus acciones y a sus omisiones). ¿Se trata de una necesidad íntima de perdonar o aceptar una desgracia por culpa, lástima o compasión ante las profundas injusticias sociales y las diferencias de clase? Cuando para ella se abre un abanico que podría ser más tranquilizador (un aborto, ayuda profesional y el castigo a los culpables de semejante acto de violencia y humillación) la película se torna cada vez más inquietante y desafiante para el público con dilemas éticos y morales que, otra vez, remiten a la mencionada El estudiante.
Más allá de algunos pasajes donde el uso de la cámara en mano pegada a los personajes (un recurso bien dardenniano) transmite la precariedad y urgencia de la situación y del buen aprovechamiento de las locaciones naturales, La patota es, sobre todo, una película de actores. Sobre ellos (especialmente sobre la heroína/mártir que interpreta Fonzi, pero también sobre las contundentes apariciones de Martínez) descansa y se sostiene la potencia dramática –y por momentos emocional– de un film que desperdicia un poco a los personajes secundarios (los integrantes de la patota, el ex novio de Paulina que interpreta Esteban Lamothe) y que tiene algunas escenas (y varios diálogos y usos de la voz en off) que resultan demasiado forzados y didácticos, como para justificar exclusivamente ciertas vueltas de tuerca o reacciones posteriores.
De todas maneras, más allá de esos pequeños pasajes que le quitan un poco de fluidez y credibilidad al relato, La patota resulta una película audaz e inteligente (maneja muy bien las diferentes lógicas de cada personaje), características que en el cine industrial (porque esta apuesta está alejada de los estándares de la producción independiente de bajo presupuesto) no abundan. “La patota” de Mitre, Llinás y compañía lo hizo de nuevo…
Entrevista escrita y en video a Santiago Mitre aquí
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Francisco... estoy tratando de entender lo que quisiste decir. Lo de "sobrenatural" se refiere a que la trama es una construcciòn irreal para construir -valga la redundancia- para Fonzi, supuestamente burguesita progre y cool ,un personaje de angelito redentor? ¿O la probable ironia se refiere a la concepcion total de la pelicula?
Una pelicula sobrenatural donde se refleja espacialmente el despojo de los DD.HH. de los supuestos violadores donde la mujer victima pasa a ser la estrella sublime del drama de la violacion donde comprende que ella no eligio estar ahi y que la violacvion es producto de un mundo totalmente violento y que los victimarios tambien son victimas de un mundo capitalista, machista y totalmente cruel, bien por Dolores Fonzi, un ángel
Hoy en la cola del Gaumont una mujer estaba sacando 31 entradas para ver La Patota, cuando le preguntè si era para una delegaciòn me dijo que en efecto, era para adolescentes de un pueblo del conurbano que participaban de un programa de reinserciòn de desertores del secundario y para la terminación de sus estudios. Me pareciò muy interesante los bienvenidos efectos secundarios de esta pelicula con tal alto grado de movilizaciòn y debate. Creo que es una pena -si es cierto lo que he leìdo- que una de sus productoras Lita Stantic, no considere a esta pelicula como un orgullo en su carrera
Dufo, gracias por tu comentario. Leeré lo de Marcela.
<p>Charly Barny... tu mirada sobre la pelicula es muy intensa, tanto como absolutamente opinable.</p> <p>Si ya no lo hiciste aùn te recomiendo que leas el foirmidable texto de Marcela Gamberini en CON LOS OJOS ABIERTOS, pàgina asociada.</p> <p>La mirada de Marcela es casi inversa a la tuya pero me parece que entre las dos, los lectores podemos enriquecer nuestro propio pensamiento.</p>
<p>LA PATOTA de Santiago Mitre</p> <p>SOBRE PATOTAS Y OTROS DEMONIOS</p> <p>Protagonizada por Dolores Fonzi y Oscar Martinez, la nueva versión de La Patota no resiste más allá de la excelente primera escena del film. Es que en esa escena se plantea un sinfín de cuestiones sociales, incluso temas generacionales, entre una hija abogada graduada con honores en la Universidad de Buenos Aires y un padre, abogado también, que ha llegado a ser juez en la Provincia de Misiones. Es el retorno de esta muchacha a su pueblo que vuelve para contarle a su padre que ha decidido dejar una Maestría en Derecho para dedicarse a un proyecto de Asistencia Social Educativa en el interior de su provincia que, entiende, es la única forma que ve para poder cambiar la injusticia social en que se vive en dicho lugar. Obviamente el Padre, ante tal proyecto, lo primero que observa es el desmoronamiento de su propio sueño clase media, el de \"mi hijo, el doctor\", pero también sacude toda la estructura de su pensamiento, aquel cuyo convencimiento está en que el cambio se produce de arriba hacia abajo como consecuencia y funcionamiento de un orden político, legislativo y judicial que se encolumna en torno a los derechos básicos del individuo heredado de los principios de la Revolución Francesa de Igualdad, Libertad y Fraternidad. En consecuencia la discusión entre padre e hija deriva a un cuestionamiento de tipo generacional que pone al Juez no solo frente a la cruda realidad de un estado social calamitoso, sino que casi logra convencerlo para que le dé su apoyo a su proyecto. Esa discusión es lo mejor de la película, que de allí en más, comienza a desbarrancarse sin poder salir de la obviedad.</p> <p>Lo primero que cuesta entender es porqué Santiago Mitre adaptó el buen guión original que escribió Eduardo Borrás a fines de los 50 y que finalmente rodó Daniel Tinayre en 1960 con el protagónico de Mirta Legrand, y que con el tiempo se fuera transformando en una de las mejores películas de la historia del cine argentino y de la famosa década de 60 en particular.rnSi bien ambas \"Patotas\" tienen en común un hilo argumental y un tema principal importante que es \"el sentimiento de culpa\", los que las hace completamente diferentes es el lugar donde transcurre la historia y sobre todo, el tipo de culpa que trata. rnEn La Patota original, la acción transcurría en la Capital Federal y en un barrio de conurbano bonaerense. Hasta allí llegaba Paulina Vidal Ugarte, una joven de clase media acomodada, católica practicante, recién graduada en Filosofía y Letras, a dar clases de Literatura un grupo de alumnos de una escuela secundaria. Una noche, Paulina sale de Colegio, camina unas cuadras hacia la estación de trenes, y es violada al pasar por un galpón por una patota, al ser confundida con una prostituta del lugar.rnLo que sigue después es un sordo enfrentamiento entre padre e hija, dado que Paulina , de fuerte convicción católica, decide volver a su colegio para continuar dando sus clases. Allí comienza a generar el respeto de sus alumnos. Y al tomar una prueba, uno de sus alumnos, escribe su confesión como partícipe del hecho. De allí en más, el film continuará con un discurso que cierra perfectamente el circulo de \"pecado, culpa, arrepentimiento, confesión, y perdón\"rnDos notas adicionales sobre aquel primer film. 1. Consagra a Mirta Legrand como actriz dramática. 2. Daniel Tinayre se muestra como el gran director que fue, en la plenitud de sus facultades narrativas, con una gran fluidez cinematográfica, con mucha influencia de la novelle vague y con una estupenda utilización del flash back como recurso narrativo.rnEn la nueva Patota, Santiago Mitre sigue su discurso como puede, con mucha dificultad y poca claridad, confundido. Utiliza, con menos fluidez narrativa, el flash back, y la película se lee con una mayor linealidad que paradojamente no la lleva a una mayor claridad expositiva. La violación de Paulina transcurre en primer plano, y la confusión sobre el sujeto violado no parece tal porque en la nueva patota ya no hay homogeneidad social. Cercana a la triple frontera, los alumnos que concurren a la escuela rural ya no parecen misioneros, mucho menos argentinos, sino los habitantes de una babel fronteriza. Desde la llegada misma de Paulina a la escuela, la hostilidad hacia ella será intensa y el primitivismo de los personajes incluso hace pensar que la violación no solo es posible sino también que es un acto de castigo social dentro de un marco de referencia al que no le es absolutamente ajeno.</p> <p>Cuando alguien delata a los agresores frente a Paulina, Paulina no acudirá al perdón para la propia liberación de su pena sino que sentirá culpa, como si se hiciera cargo de una culpabilidad social que provoca ese estado de injusticia social en medio de la selva misionera. Es la misma culpa de la que habla y quiere hace sentir a su padre al comienzo de la película. Solo que acá ya no habrá arrepentimiento ni perdón. Quedará la propia soledad de Paulina en un ámbito que le es hostil, y que siempre le será así dado que no es su ámbito natural. Paulina no es más que una pretenciosa joven de clase media que quiere imponer su \"progresismo\" en un medio diferente al suyo. En el fondo, Paulina es una colonizadora, una especie de conquistadora civil, alguien que en nombre de la injusticia social quiere cambiar un estado de las cosas que le es ajeno y transformarlo sin pedir permiso a nadie, y en consecuencia, encuentra resistencias. Acaso tenemos el derecho de obrar en nombre de una supuesta civilización frente a otras culturas de vida.</p> <p>Santiago Mitre ganó fama como guionista y realizador en los circuitos marginales de distribución con una película realmente extraordinaria que se llamó \"El Estudiante\" hace 4 años atrás. En ella contaba la historia de un muchacho que venía del interior a estudiar en Buenos Aires y por 3ra vez comenzaba una carrera universitaria. Esta vez se metía en Filosofía y Letras y se convertía en un activista político laburando en el Centro de Estudiantes. En aquella película, la metamorfosis y adaptación del personaje era fenomenal. El medio era distinto y el personaje era el que quería su propio cambio. En La Patota, esa premisa no le cabe a Paulina. Le es ajena por completo. El medio le es hostil y nunca podrá ser su medio. Transformar un medio que nos es hostil difícilmente se logre por el camino de la persuasión y la politica sino más bien por el de la conquista. En ello radica el mayor error de Mitre y de la nueva Patota.</p> <p>Correcta en las actuaciones y sobre todo en los rubros técnicos, el problema de La Patota no es solo el de la adaptación de su guión. El problema principal pasa por el tono acusatorio de Paulina, que no solo parece dirigido a su padre sino a la platea toda. Ella, con su falso progresismo no parece darse cuenta que la igualdad es tan solo un derecho fundamental cuyo ejercicio es posible con tal solo respetar la ley que lo contiene.</p>
<p>Película demagógica, culposa, políticamente correcta donde todos declaman \"grandes verdades humanas\" y donde, menos la protagonista, todos actuan más o menos como personas de carne y hueso. El planteo ético es insostenible, irrisorio. Una abogada de clase media acomodada que se inmola en nombre de los oprimidos para expiar sus culpas de clase.</p>
<p>Excelente. Lo mejor de la película es como nos descoloca ante nuestras certezas y ahí está abierto a todo debate, siempre interesante ya que nadie tiene toda la verdad. Muy buenos los trabajos de Fonzi y Martínez.-</p>
<p>Más allá de las polémicas (evidentemente buscadas), gran salto hacia adelante de Mitre. Película más ambiciosa que las anteriores y rareza dentro del cine comercial local. Es difícil no discutirle a un film así. De lo mejor del año en general.</p>
<p>Cuando se estrena una remake existe siempre la tentación de comparar la nueva versión con la original y no juzgarla por si misma.</p> <p>En este caso parece importar poco porque se trata de dos películas excelentes tan diferentes como parecidas.</p> <p>La patota de 1960 era un relato lleno de certezas religiosas, en donde las convicciones cristianas de la protagonista Paulina (la Legrand en la mejor actuación de su vida) nos permitían entender la decisión de tener un hijo que surge de una violación.</p> <p>La patota del 2015 es un relato político donde las preguntas superan ampliamente a las respuestas y en donde incluso todos los personajes parecen tener razón en sus críticas a la decisión de Paulina (actuación extraordinaria de Fonzi) pero... no tiene derecho Paulina y cualquier mujer que ha sido violada a decidir lo que quiere hacer con su cuerpo caben los reproches políticamente correctos a una mujer que sufre tamaña humillación como es la violación.</p> <p>Lo cierto es que Paulina / Legrand, desde su visión, decide tener un hijo ante una situación difícil que Dios le puso por delante y pareciera que Paulina / Fonzi decide tener un hijo de un explotado por la sociedad capitalista que, a juicio de ella,ya fue y será castigado lo suficiente.</p> <p>Un párrafo aparte para Oscar Martínez que vuelve a ser el actorazo que conocimos en la década de 1980 antes que se encasillara en la TV haciendo personajes siempre correctos.</p> <p>No hay dudas que las dos películas son para ver más de una vez (9/10).</p>
<p>Una pelicula pretenciosa que ahora van a decir que es jugada porque NO TOMA ( NEUTRALIDAD ) postura en temas delicados y cuestiones morales, eticas etc.</p> <p>Buen trabajo de camara. Fonzi hace lo que sabe hacer poner cara de seria y preocupada. Paisajes, otredad ummm para debatir. Un relato al borde lo inverosimil, puede ser al final. Pelicula promocionada,recontra bancada por todos. Mitre manijeado. Son muchas estrellas Diego. Pelicula,con todos los estereotipos,menos el de Paulina en su decisión final. Menos mal que fue antes a Cannes sino no sé qué pasa. Me quedo con el plano secuencia inicial. Pero no con el último. La música no funciona. Feos créditos. El tiempo y el pueblo diran. La taquilla no importa. ¿Pero vale la pena verla? Si. Saludos</p>
<p>Feminista, bien sûr.</p>
<p>Gratamente sorprendido. De lo mejor del año, lejos.</p>
<p>Creo que no me equivoco en pensar que esta pelicula es la màs descolocante para el publico común que he visto en muchisimo tiempo.</p> <p>Porque no invita al espectador a tomar previsibles posiciones sobre aspectos éticos o sanitarios de las decisiones de Paulina, sino que el meollo del interesantisimo planteo de la trama esta en el profundo compromiso moral que enfrenta ante la afrenta recibida, única e irrepetible para ella, y que no la mueve a la venganza, la delación o el encarcelamiento de los culpables.</p> <p>Esa actitud es la íntima necesidad de entender como seguir adelante en un mundo donde estar con otros no es confiable y parece decidir que ese ser que esta en su cuerpo es lo que le tocò, para seguir intentado ese mundo aparentemente inexistente.</p> <p>No es un mandato a seguir para otros, es el alto impacto que necesita la historia para la exquisita reflexion moral... quizás dardenniana.</p> <p>Dolores Fonzi, con este trabajo, tiene ganado el cielo...</p>
<p>Por lo que leo en esta critica y por lo que leí recién en un articulo de 2 autores de la revista Panamá, magistral texto sobre una película nacional leído en mucho tiempo, supongo un debate muy rico y necesario no solo en lo cinematográfico sino en aspectos muy profundos de entrega a las convicciones en estos tiempos tan líquidos y descomprometidos y enrarecidos con el concepto de militancia.</p> <p>En estos momentos la Legrand anuncia a Dolores Fonzi en su programa.... Ave Maria purisima.</p>