Críticas
Estreno en cines
Crítica de “Compañera perfecta” (“Companion”), película de Drew Hancock con Sophie Thatcher y Jack Quaid
Primera película de Hancock y una de las primeras gratas sorpresas del nuevol año.
Compañera perfecta (Companion, Estados Unidos/2025). Guion y dirección: Drew Hancock. Elenco: Sophie Thatcher, Jack Quaid, Lukas Gage, Megan Suri, Harvey Guillén y Rupert Friend. Fotografía: Eli Born. Música: Hrishikesh Hirway. Edición: Brett W. Bachman y Josh Ethier. Distribuidora: Warner Bros. (New Line). Duración: 97 minutos. Apta para mayores de 13 años con reservas.
Dos décadas de intenso trabajo como guionista y director de cortometrajes y series le demandó a Drew Hancock llegar a su ópera prima. Y vaya que la espera valió la pena porque en esta película se aprecian méritos no menores en ambos terrenos: la idea, la concepción, el ingenio para la escritura y el talento, la convicción y una infrecuente solidez (para un debutante en el largometraje) en la puesta en escena. Compañera perfecta es una película modesta en su presupuesto (algo menos de 10 millones de dólares) y duración (90 minutos netos), pero muy disfrutable en su apuesta por la comedia negra con toques perversos para abordar un tema clásico (las relaciones entre humanos y robots), pero actualizado para estos tiempos de explosión de la Inteligencia Artificial.
La película propone varias audacias ya desde el minuto uno: está narrada desde el punto de vista y la voz en off de la robot Iris (Sophie Thatcher) y ella misma anuncia que será la asesina de su novio (dueño) llamado Josh (Jack Quaid). Lo que en otros films sería la gran sorpresa aquí se revela desde el mismo arranque (y en el trailer) porque lo que le importa a Hancock es exponer cómo tras el enamoramiento en un encuentro perfecto en un supermercado, la cosa se va degenerando con el tiempo, sobre todo cuando la pareja viaja para pasar un fin de semana con amigos (Megan Suri, Harvey Guillén y Lukas Gage) en una casona junto a un lago que es propiedad de Sergey (Rupert Friend), un magnate ruso ligado a negocios turbios.
Que Iris esté programada para servir con devoción y contentar a Josh en todos los terrenos (incluso el sexual) tiene la lógica del cliente que contrata un servicio en tiempos de consumismo capitalista, pero ella no solo expresa sentimientos y hace gala de una inteligencia poco convencional sino que de pronto no aceptará de forma dócil y resignada los abusos del patriarcado. Así, el desmadre de violencia (incluso con irrupciones de gore) aparece como inevitable y se disfrutará mucho en una segunda mitad a puro vértigo y delirio.
Es cierto que Compañera perfecta no se propone como un ensayo intelectual, solemne ni demasiado profundo sobre los excesos, los efectos no deseados, la contracara del avance tecnológico, pero aunque el énfasis esté puesto en un bienvenido desenfreno con espíritu lúdico no deja de ser un film provocador y con una mirada bastante oscura y distópica respecto de ese futuro que ya llegó.
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