Críticas
Cine argentino en streaming y TV
Crítica de “Una tumba para tres”, de Mariano Cattaneo, con Diego Cremonesi (Cine Ar)
El director de Corazón muerto propone una más que atendible mezcla entre la acción y el humor negro.
Una tumba para tres (Argentina/2021). Dirección: Mariano Cattaneo. Elenco: Diego Cremonesi, Daniel Pacheco, Demián Salomón, Chucho Fernández, Daniela Pantano, Soledad García, Hernán Márquez, Mónica Villa y Gerardo Romano. Guión: Mariano Cattaneo y Nicanor Loreti. Fotografía: Facundo Nuble. Edición: Matías Lojo. Duración: 77 minutos. En streaming gratuito en Cine Ar Play (viernes 29/1 al jueves 4/2) / También en Cine Ar TV (jueves 28 y sábado 30, a las 22).
Un grupo de delincuentes de poca monta, no del todo cuerdos pero sumamente empáticos, sostienen una charla sobre comida mientras viajan en una vieja cupé Chevy rumbo a la futura escena de un crimen perpetrado por ellos. Si la situación remite inmediatamente a la primera etapa de la filmografía de Quentin Tarantino, en especial a la charla entre Vincent y Jules en Tiempos violentos sobre McDonalds, se debe a que Una tumba para tres propone una mezcla similar de humor negro y acción, sumándole una pátina bien argenta.
El segundo largometraje como director de Mariano Cattaneo está protagonizado por tres hombres que prestan servicio para un mafioso llamado Roselli. Su misión es encontrar al artífice de un robo que no tuvo mejor idea que huir con el botín, desatando la ira de su jefe. Un trabajo sencillo que resuelven rápido sin saber que apenas minutos después habrá un cambio de planes que pondrá todo patas para arriba: Roselli, finalmente, no lo quiere muerto sino vivo. Alrededor de qué hacer con el cadáver gira la trama de Una tumba para tres.
Rodado casi en su totalidad dentro de la casa donde paraba la víctima, el film muestra cómo el grupo intenta salir del aprieto, ya sea pensando en huir con el botín o fingiendo una muerte por sobredosis de drogas, algo viable salvo por el detalle de los balazos en el pecho. Entre medio suceden varias situaciones (por momentos demasiadas) que tensan la dinámica del grupo e hibridan algunos pasos de comedia con otros más clásicos del cine de acción.
A la indudable química entre el trío protagónico -Victor (Diego Cremonesi), Juan (Daniel Pacheco) y Manuel (Demian Salomón)- se le contrapone una mecánica visible en la estructura del guion por la cual algunas secuencias requieren de una suspensión absoluta de la incredulidad. El resultado es un film con buenas ideas y algunos problemas en su ejecución, un atendible exponente de un cine de género argentino que, aún con sus rugosidades, sigue dando tela para cortar.
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