Críticas
El loro y el cisne, de Alejo Moguillansky
En qué baile me metí...
El director de Castro combina danza, cine dentro del cine y una historia de amor en un film que muta todo el tiempo y tarda demasiado en encontrar un eje que lo sostenga. Cuando lo hace, con la relación entre un sonidista y una bailarina, la película crece en intensidad y emoción.
El loro y el cisne (Argentina/2013). Guión, edición y dirección: Alejo Moguillansky. Con Luciana Acuña, Rodrigo Sánchez Mariño, Walter Jakob, Luis Biassotto y Mario Gallizzi. Fotografía: Paolo Girón, Fernando Lockett, Soledad Rodríguez y Tebbe Schoening. Música: Piotr Ilich Chaikovski, Carl Orff, Prietto Viaja al Cosmos con Mariano, Fernando Tur u Gabriel Almendros. Dirección de arte: Leticia Bernaus. Sonido: Rodrigo Sánchez Mariño. Duración: 105 minutos. 20 funciones en la Sala Lepoldo Lugones del Teatro San Martín (Corrientes 1530): Jueves 31/10 y viernes 1°/11, a las 17, 19.30 y 22; sábado 2 y domingo 3/11, a las 14.30, 17, 19.30 y 22; viernes 8, sábado 9, domingo 10, viernes 15, sábado 16 y domingo 17/11, sólo a las 22.
Sobre el director: Nació en Buenos Aires, en 1978. Dirigió La prisionera (2006, con Fermín Villanueva) y Castro (ganadora de la Competencia Argentina en el BAFICI 2009). Como montajista trabajó con Mariano Llinás, Albertina Carri y Juan Villegas, entre otros.
En este nuevo trabajo del director de Castro conviven -no siempre con armonía- varias películas: es un film sobre la danza (y las compañías de danza); sobre el cine (con un equipo de rodaje que está haciendo un documental sobre ballet contemporáneo y “vanguardista”); y, finalmente, sobre el amor entre personajes que vienen bastante golpeados por la vida.
El problema principal de El loro y el cisne es que las escenas de danza (y sobre la trastienda de bailarines y coreógrafos) no son particularmente inspiradas y, por lo tanto -sobre todo durante la primera mitad- resultan demasiado largas. El protagonista, Loro, un sonidista abandonado por su novia (que se va llevando progresivamente cosas de la casa que compartían), es poco atractivo; y el humor con que se aborda el mundillo del cine (con las imposiciones de los productores extranjeros) tampoco resulta particularmente ingenioso.
Sin embargo, en la segunda parte aparece en escena Luciana, bailarina de una de los troupes de danza-teatro retratadas en el documental en que Loro participa, y la película adquiere una dimensión humana, una intensidad emocional y un humor negro y absurdo que mejoran bastante la cosa. Entre ellos hay una creciente atracción, pero tampoco pasa demasiado. Hasta que, después de unos meses, ella vuelve embarazada. Ambos deberán enfrentarse a sus nuevas realidades y tomar decisiones de vida que venían postergando.
Como siempre, Moguillansky hace gala de un indudable virtuosismo y de una gran libertad formal (se permite, por ejemplo, insertar una escena dentro de otra). Hay momentos, atisbos, irrupciones de gran cine dentro de una película algo caótica, derivativa, mutante, que tarda mucho en encontrar un eje que pueda sostener el relato. Cuando lo hace -quizás un poco tarde y con una trama algo convencional de comedia romántica (el chico que sale corriendo a encontrar a la chica)- la película nos sumerge en ese universo de sensaciones íntimas de gente que sale de su encierro interior en busca del amor.
(Esta reseña fue publicada durante la cobertura del BAFICI 2013)
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<p>Me sumo a los comentarios que invitan a ver esta película.</p> <p>Qué quiere decir que las escenas de danza \"no son inspiradas\" y \"demasiado largas\" En la reseña no hay un solo argumento que justifique estas afirmaciones. rnMe pregunto si las escenas de danza de Los posibles son \"inspiradas\".</p> <p>Qué genial la inspiración; es tan inefable que nos permite usarla para afirmar o negar cualquier cosa.rnrnSi la película es \"caótica, derivativa, mutante\", qué tal si no la analizamos desde esos parámetros y no desde cierta \"normalidad\"</p> <p>Cada buena película (y ésta lo es) exige que el crítico saque nuevas \"cajas de herramientas\" (Foucault) para analizarla. Trabajo para el hogar.</p> <p>Pícaro elogio borgeano (un elogio \"a lo Georigie\", es decir, una lapidación): rescatar la destreza técnica de Moguillansky es decir, aviesamente, que Moguillansky es solo un técnico.</p> <p>Qué lindo cuando la escritura muestra, blanco sobre negro, las propias limitaciones del autor.</p>
<p>No comparto nada de nada con esta crítica. Para mi El loro y el cisne es la mejor película que vi este año. Me sorprendió muchísimo. Entiendo que no te haya gustado, pero tu crítica es temerosa, no podés poner cosas como \"demasiado largas\". Ponete las pilas vieja</p>
<p>\"las escenas de danza...no son particularmente inspiradasrnSoy bailarina. Y buena. Y cinéfila.</p> <p>Me parece que: o se trata de ignorancia, o el poco inspirado para escribir esta crítica fuiste vos, Diego.</p> <p>Saludos.</p>
<p>buuuuuuu a esta crítica.</p> <p>A mi me gustó El loro y el cisne de pe a pa.</p> <p>Y también la obra Por el dinero, una especie de presecuela teatral.</p> <p>Doblete emocionante.</p> <p>Acuña-Moguillansky son la mejor pareja artística desde Lucy y Desi.</p> <p>Corran a verla.</p>