Críticas

Permitidos, de Ariel Winograd

Te amo, te odio, dame más

Lali Espósito y Martín Piroyansky se lucen en esta comedia bastante más extrema y arriesgada del director de Sin hijos, pero cuyo guión se pierde en algunas resoluciones un poco forzadas.

Estreno 04/08/2016
Publicada el 04/08/2016

Permitidos (Argentina/2016). Dirección: Ariel Winograd. Elenco: Lali Espósito, Martín Piroyansky, Benjamín Vicuña, Liz Solari, Guillermo Arengo, Maruja Bustamante, Gastón Cocchiarale, Anita Pauls, Abel Ayala y Pablo Rago. Guión: Julián Loyola y Gabriel Korenfeld. Fotografía: Félix Monti. Música: Darío Eskenazi. Edición: Alejandro Brodersohn. Dirección de arte: Sebastián Orgambide. Sonido: José Luis Diaz. Distribuidora: Buena Vista International. Duración: 106 minutos. Apta para mayores de 13 años.



Con Cara de queso, Mi primera boda, Vino para robar y Sin hijos, Ariel Winograd se ha convertido en uno de los directores argentinos más prolíficos y dúctiles dentro de un género a la vez tan difícil y popular como el de la comedia. Con Permitidos -su cuarta película en cinco años- se arriesga bastante más que en sus trabajos anteriores con resultados no siempre convincentes, pero con múltiples hallazgos que se agradecen.

En principio, hay que indicar que Permitidos tiene conflictos, situaciones, personajes y diálogos más extremos y provocadores que sus films previos. Así, cuando la película funciona lo hace en un terreno mucho más audaz y disfrutable. Pero, al ser un poco menos sólida, menos clásica, menos contenida que, por ejemplo, Sin hijos, sus desajustes, sus lagunas, sus resoluciones por momentos forzadas también se notan más.

Construida al servicio del histrionismo de Lali Espósito, una multifacética estrella juvenil con pocos antecedentes en el cine pero con facilidad para desenvolverse con naturalidad (hasta se “permite” cantar un bolero totalmente descontrolada en una lograda escena de karaoke), y de la torpeza querible de ese habitual antihéroe que es Martín Piroyansky (a esta altura un auténtico alter-ego de Winograd), Permitidos es una película “de concepto” (excelente para el marketing) con varios pasajes de brillo en el ámbito del humor físico y verbal, pero que deja también cierta sensación de insatisfacción por sus desniveles y un desenlace que no está a la altura.

Camila (Espósito), una abogada que trabaja en el estudio de su padre, y Mateo (Piroyansky) son novios (“llevan 8000 años juntos”, exageran quienes los conocen, aunque llevan “sólo” ocho) y han empezado a convivir. Una noche, durante una cena con una pareja de amigos (Gastón Cocchiarale y Anita Pauls), surge el tema de los "permitidos", que consiste en contar con el permiso del otro para tener una aventura fugaz con alguien famoso, inalcanzable. Fantasía imposible hasta que... resulta posible. Mateo conoce de manera fortuita a la modelo del momento, Zoe Del Río (Liz Solari), y hasta termina pareciéndole un héroe a ella. Unos coqueteos, alguna foto provocadora y las redes sociales (de fuerte presencia y uso algo torpe en la trama) se encargarán del resto. El protagonista se convertirá en un “mediático” felicitado por otros hombres (incluidos su jefe y compañeros en la agencia de publicidad donde trabaja) y odiado por muchas mujeres; Camila incluida, por supuesto.

Así, en medio de esta suerte de guerra de los sexos, la joven herida en su orgullo iniciará una campaña personal que incluirá desde apariciones en talk-shows televisivos hasta un intento por seducir a su propio permitido, Joaquín Campos, (Benjamín Vicuña). Hasta aquí el planteo central de un film con múltiples connotaciones sexuales y un lenguaje bastante cargado de insultos que remiten más a la Nueva Comedia Americana (Piroyansky podría ser una versión local de Seth Rogen) que a la que habitualmente se ve en Argentina. Cuando aparecen personajes más extremos (como la desquiciada líder de un club de fan que interpreta Maruja Bustamante) la película gana en irreverencia y negrura. Cuando transita por carriles previsibles, termina siendo una comedia romántica de rematrimonio más complaciente y tranquilizadora.


(Esta crítica se publicó en el diario La Nación del 4/8/2016)


COMENTARIOS

  • 4/09/2016 23:01

    Ariel es un director mediocre con poco vuelo y solo dispuesto a facturar creando, si es que se aplicar esta palabra en su trabajo, productos y solo productos de poca monta y menos aun, originalidad. Sus ideas provienen de una gran recopilacion de peliculas y su tirania se ve plasmada en la baja frecuencia que despide su trabajo.

  • 15/08/2016 20:43

    No se entiende la complacencia de la crítica ante este film fallido que da vergüenza ajena

  • 9/08/2016 11:35

    Le fue regular por canibalizar una idea de otra propiedad intelectual, por llenar de insultos una imagen publica adolescente y no entender que la mayoria del publico al que apuntaba es evangelico, cristiano y menor de 16 años. no se entiende que quisieron hacer... o si?

  • 8/08/2016 21:19

    Como siempre una empatía con el amigo Pablo Nuñez.. Me olvidé una cosa........el manguera es casi una caricatura de si mismo, al final resulta muy divertido este estereotipo de seductor serial que le sale mucho mejor en la vida real que en sus reiteradas ficciones...dicho esto sin la menor intención de juzgar o interferir en sus decisiones de vida. Se que a veces cometo excesos pero creo que es porque no tengo faceboock ni tweeter para canalizar mis aspectos repudiables

  • 8/08/2016 19:07

    Será lo que será pero la disfruté bastante... Especialmente la primera mitad me pareció brillante, con algunos hallazgos en los diálogos, algunas situaciones y el desempeño de Lali Esposito -Piroyansky siempren bien-. No soy demasiado sensilble a encontrar virtudes en las figuras demasiado mediáticas o mimadas masivamente, pero tengo que reconocer que Lali posee aqui un desparpajo, una veersatilidad y un encanto que le permite salir airosa de las situaciones más comprometidas. La veo como una versión un poco menos cool que Valeria Bertucelli: veremos si sus trabajos futuros en cine pueden presentar otras facetas en esa misma dimensión. Ya más adelante en el relato y quizás haciendole honor a su titulo, la peli recurre a varios permitidos como casualidaes, delirios, excesos y trivialidades que si bien empastan un poco las virtudes de su primera parte otorgan también simpatia para espectadores no tan exigentes. No se si habrá sido buscado, pero las alusiones a la escatología, la hipocrecia, las banalidades de un sistema de manejo de los medios de comunicación y las redes sociales le dan a la pelicula una pátina de corrección política, aún en sus trazos de brocha gorda, que pueden ser interesantes de analizar para algunos que no se conforman con la pura simpátia y entretenimiento.

  • 8/08/2016 18:07

    A este altura del partido ya se sabe que Ariel Winograd tiene predilección por la comedia y que es un director talentoso aunque irregular. En este caso arriesga con una comedia inclasificable con conflictos y situaciones que son más provocadoras que en todas sus anteriores películas. Se puede decir que con CARA DE QUESO; MI GRAN BODA y SIN HIJOS fue más a lo seguro y que arriesgó con una trama policial en VINO PARA ROBAR, pero aquí dispara varios dardos contra una sociedad hipócrita gobernada por los medios de comunicación masiva y la búsqueda de la fama a cualquier costo incorporando personajes bastante bizarros. El tema de las parejas que convalidan un "permitido" entendiéndolo como una fugaz aventura sexual con algún famoso/a inalcanzable y luego plantearse qué sucede si por alguna casualidad ese contacto imposible surge,no debería resistir más que para un cortometraje. La habilidad del director es ir sorprendiendo al espectador con situaciones donde el humor surge a partir de lo inesperado y lo inverosímil en una trama que llega a superar los 100 minutos sin aburrir en ningún momento. Para lograr este objetivo el director cuenta con un buen reparto en general.con un Piroyansky cada vez más consolidado en el género, un más que aceptable debut de Lali Espósito en un protagónico de cine, una buena perfomance de Vicuña y en un secundario de la joven Maruja Bustamante que hace acordar a la extraordinaria Misery que compuso Kathy Bayes. No es una película para reírse a carcajadas pero para mirarla con una sonrisa de punta a punta (7/10)

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