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FICER 2024: Un balance luminoso en medio de la oscuridad del cine argentino
Por Ezequiel Boetti, desde Paraná
La sexta edición del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos (FICER) dejó un saldo de muy buenas películas y valiosos anuncios desde el ámbito provincial que contrastan con el desolador panorama a nivel nacional.
Como buena criatura litoraleña que conoce al dedillo los secretos del río, el Festival Internacional de Cine de Entre Ríos (FICER) supo muy bien cómo nadar a contracorriente del pesimismo y los recortes presupuestarios que hunden a las industrias culturales en general y a la audiovisual en particular: su sexta edición, realizada entre el 11 y el 15 de diciembre en la hermosa ciudad de Paraná, fue más grande que la anterior, con más películas, más salas, más invitados, más despliegue, un mercado más voluminoso y, detalle no menor, más apoyo gubernamental y fondos públicos. Incluso el gobernador Rogelio Frigerio, del PRO, saltó a las filas del “comunismo empobrecedor” y pasó por el Centro Provincial de Convenciones (CPC) -epicentro de las proyecciones y las actividades paralelas- de la capital entrerriana para anunciar un inminente programa de Cash Rebate destinado a promover la producción local.
“La nueva gestión llegó hace un año sin tener tanta gente conocida, vio que el trabajo que se venía haciendo con el fomento al cine y el festival estaba muy bien encaminado y supieron inteligentemente invitarnos a seguir. Esa invitación implicaba también un esfuerzo de nuestra parte de decir que, si nos daban el lugar, teníamos que responder de una manera que nos permitiera hacer esta edición. Hubo un gran apoyo de los directores y del gobierno provincial, que apostó porque el festival sea el evento cultural del año y entendió que el cine es importante”, explica el también realizador Eduardo Crespo, director artístico del FICER por tercera vez.
Que el cambio de gobierno provincial no haya generado modificaciones -o sí, pero positivas, al menos en este área- es una bienvenida novedad en la lógica habitual de la política nacional. Tanto Gustavo Bordet, gobernador entre 2015 y 2023, como Frigerio han tenido al sector audiovisual en sus agendas de gestión. El año pasado, por ejemplo, se reglamentó la Ley de Fomento a la Actividad Audiovisual. La norma estableció, entre otras medidas, las creaciones del Fondo de Fomento Audiovisual de Entre Ríos (FOAER) y del Instituto Autárquico Audiovisual de Entre Ríos (IAAER) como organismo responsable de elaborar las políticas destinadas al sector. Sus principales funciones pasan incrementar la producción, favorecer la distribución de producciones locales, desarrollar mecanismos de fomento y organizar el FICER. Un festival blindado por la protección.
El primer presidente del IAAER es un viejo conocido de la casa, el también realizador entrerriano Maximiliano Schonfeld. “Es un cineasta con una trayectoria internacional y experiencia en producciones pequeñas y grandes, que ya conoce el territorio y que puede pensar políticas que sirvan para las nuevas generaciones de cineastas. Entre los dos pudimos poner la experiencia con nuestras películas y nuestros vínculos con festivales para que les sirva a otros”, afirma el director de Crespo (La continuidad de la memoria, Nosotros nunca moriremos, Las delicias).
El Instituto comandando por el director de Germania, La helada negra y Jesús López tiene también a su cargo la Cinemateca entrerriana. Si bien su inauguración simbólica se realizó en el marco de la quinta edición, recibió un impulso importante con la confirmación, recién el mes pasado, de que tendrá un espacio propio dentro del Parque Tecnológico MiradorTec, el edificio que está en construcción al lado del CPC. Los frutos de su creación, sin embargo, ya maduraron, como demostraron las exhibiciones de varios títulos relacionados con la historia del audiovisual regional.
Durante estos días pasaron por alguna de las pantallas del CPC trabajos de la actriz, realizadora y artista plástica entrerriana Tilda Thamar; la cada vez más contemporánea Plata dulce, de Fernando Ayala; el corto Quién lo hace, rodado entre 1976 y 1979 por Carlos Alfredo Seijas, tres cortometrajes en Super 8mm filmados por el cineasta y educador Jorge Surraco en las décadas de los ’70 y los ’80 y otros de la poeta, traductora, educadora y realizadora Marilyn Contardi.
Y es que una de las claves del FICER es que su programación parece armada teniendo en cuenta cómo, cuándo y por quién será vista. A diferencia de buena parte de los festivales realizados en provincias, que piensan con una lógica de exhibición propia de los grandes centros urbanos, como si en todas las ciudades hubiera un MALBA y una Sala Lugones, en la selección del FICER primó el cruce de dos directrices. Por un lado, ser una plataforma de visibilidad para realizadores y realizadores provinciales a través de un apartado competitivo con una decena de cortos locales y una muestra de largos que incluyó a Sombra grande, El aroma del pasto recién cortado, de la paranaense Celina Murga, y Una ciudad de provincia, rodada por Rodrigo Moreno en la ciudad de Colón en 2017 e inédita en estos pagos.
Crespo cuenta: “El FICER nació para mostrar cine entrerriano, después abrimos la puerta al cine regional porque hay un diálogo directo, y este año abrazamos al cine argentino, que está en un contexto difícil. Agrandar el festival permitía que haya películas y que el público genere un vínculo para que pueda defenderlas cuando haya ataques al cine argentino, como en este momento”.
La segunda directriz, que no necesariamente excluye la anterior, pasa por la elección de películas que de otra forma difícilmente se verían en una ciudad con pocas salas como Paraná. Allí están, por ejemplo, las 8 producciones de la Selección Oficial o las integrantes de un panorama internacional que tuvo como platos principales a la india La luz que imaginamos (All We Imagine as Light), de Payal Kapadia, y el estreno nacional de Grand Tour, del portugués Miguel Gomes, reconocidas respectivamente con el Gran Premio del Jurado y el premio a Mejor Dirección del último Festival de Cannes.
Fue una programación sólida, sin adiposidades ni “rellenos” incluso cuando se amplió respecto a ediciones anteriores. Es que al parque de exhibición previo se sumó una pantalla en la sede del IAAER y otra en el shopping Las Tipas. Poco importa si algunas películas son “viejas” para los parámetros urgentes de los festivales: Alemania y El castillo, por ejemplo, están circulando hace casi dos años (ambas se estrenaron en Berlín 2023 y luego pasaron por Mar del Plata) y, en el caso del debut de María Zanetti, ya está disponible en la plataforma Max. Pero hubo casi un centenar de espectadores un jueves a las 15.30 y otros 120 en la proyección de la película de Benchimol del viernes por la noche.
“Los festivales siempre fueron de competir, de pelearse por estrenos. Nosotros ya decidimos no tener problemas con eso porque sabemos que son públicos que no se mezclan ni se cruzan. Nos parecía mejor idea abrazarnos a esa idea y relacionarnos con otros festivales pequeños e independientes, como el FestiFreak, el Festival Play o el Asuficc de Asunción. Todas esas relaciones, incluyendo el acuerdo que hicimos hace poco con San Sebastián, ayudan a que el festival crezca y que se pueda conocer nuestro cine afuera”.
Último, pero no menos importante, fue la inclusión en el mercado, destinado a proyectos en distintas etapas de desarrollo, de películas de Córdoba, cuando hasta el año pasado aplicaba sólo a provincias limítrofes. Córdoba, se sabe, ha sido una de las usinas más estimulantes de la última década y media y cuenta hace años con un Polo Audiovisual. ¿Acaso la explosión del esquema de apoyos del INCAA favorecerá a una “federalización de facto”? ¿Los Institutos provinciales y las alianzas regionales ofrecerán un refugio hasta que escampe?
“Creo que está sucediendo eso”, responde Crespo, y amplía: “De hecho, como que los festivales más grandes están también un poco vaciados de contenido, así que los pequeños se hacen más fuertes y toman la responsabilidad de trabajar para que lo que queda por fuera de ellos también tenga lugar. Es, como decís, medio 'de facto', pero si no lo hacemos nosotros no existe más. Buscando algo positivo, porque realmente la situación es terrible, es bueno que la gente de las provincias se empiece a organizar y deje de mirar a Buenos Aires. Hay muchos artistas que están volviendo a trabajar en sus provincias, en sus territorios. Está sucediendo algo en nuestra generación muy valioso, porque es la única forma de federalizar realmente las cosas”. El FICER enciende, parafraseando al Cardenal Samoré, una lucecita al final del túnel en épocas de incertidumbre. El tiempo demostrará si está en lo cierto. Ojalá que sí.
TODOS LOS PREMIOS DEL FICER 2024
Competencia Oficial de Largometrajes
Mejor Película: Senda India, de Daniela Seggiaro
Menciones especiales: menciones para Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, de Hernán Rosselli; y Monólogo colectivo, de Jessica Sarah Rinland.
Competencia de Cortos Entrerrianos
Mejor Cortometraje: El río siempre fue un color, de Floriana Lazzaneo y Mariana Lombard.
Premios del Público
Sección Oficial: Senda India, de Daniela Seggiaro
Panorama Regional: Una sola primavera, de Joaquín Pedretti
Cine entrerriano: Una ciudad de provincia, de Rodrigo Moren
Cortos entrerrianos: El río siempre fue un color, de Floriana Lazzaneo y Mariana Lombard
Correntada de Cine Argentino: El viento que arrasa, de Paula Hernández
Premios especiales: Marilyn Contardi, José Luis Rebordinos, director del Festival Internacional de San Sebastián; a la actriz Adriana Aizemberg y al historiador de cine Fernando Martín Peña.
Premios paralelos
Premio Fondo Nacional de las Artes (FNA) - Mejor Dirección de Cortos Entrerrianos: Gastón Calivari por Mientras tanto estoy acá.
Premio Género DAC a la Mejor Directora de la Sección Oficial: Laura Casabé, por Álbum de familia.
Premios del Mercado Regional del FICER
Work In Progress: La gente de la ruta, de Lucas Koziarski, de Misiones; y República, prueba y error, de Emiliano Goyeneche, de Entre Ríos. Este último también fue acreedor del Premio Estudio Silver consistente en un subtitulado al inglés, francés o portugués.
Los ganadores de los premios de Desarrollo son Aguas del Paraná, de Martín Servente, de Misiones; Los amigos de mis papás, de Romina Tamburello, de Santa Fe; Metele suela, de Verónica Gentili, de Misiones; y Ocaso, de Malena Fontana, de Entre Ríos.
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