Críticas
Estreno en cines
Crítica de “Nosferatu”, película de Robert Eggers con Lily-Rose Depp, Nicholas Hoult, Bill Skarsgård y Willem Dafoe
El director de La bruja (2015), El faro (2019) y El hombre del norte (2022) sigue los pasos de los alemanes Friedrich Wilhelm Murnau y Werner Herzog con una película deslumbrante en lo visual y con varias escenas también convincentes en el terreno dramático y dentro de los cánones del cine de terror.
Nosferatu (Estados Unidos/2024). Dirección: Robert Eggers. Elenco: Lily-Rose Depp, Nicholas Hoult, Bill Skarsgård, Willem Dafoe, Aaron Taylor-Johnson, Emma Corrin, Simon McBurney y Ralph Ineson. Guion: Robert Eggers, inspirado en el guion de Nosferatu y en la novela Drácula, de Bram Stoker. Fotografía: Jarin Blaschke. Música: Robin Carolan. Edición: Louise Ford. Diseño de producción: Craig Lathrop. Distribuidora: UIP (Universal). Duración: 133 minutos. Apta para mayores de 16 años.
A los 41 años y con tres largometrajes previos, el estadounidense Robert Eggers se arriesga en su cuarto film con uno de los grandes clásicos de la literatura y del cine como la historia de Drácula (título de la novela publicada en 1897 por Bram Stoker) o de Nosferatu (si la referencia es a la película muda que Murnau estrenó en 1922).
Esta Nosferatu modelo 2024 no es una película enteramente convincente, pero incluso en sus desniveles nunca deja de fascinar. Al igual que otros autores que juegan en las ligas hollywoodenses, como por ejemplo Christopher Nolan, Eggers está convencido de su talento y lo saca a relucir en cada uno de sus planos: así, en este exquisito homenaje al expresionismo alemán (vuelve a trabajar en 35mm junto a su habitual DF Jarin Blaschke) hay tanto de virtuosismo, creatividad, imaginación y riesgo como de capricho y regodeo para que sintamos siempre que estamos ante un cine grande, que de a ratos también es gran cine.
Tras un prólogo de fuerte tensión erótica (la carga sexual será una de las recurrencias en el reciclaje y la relectura que propone Eggers), con llamados del más allá y juramentos de “amor para toda la vida”, saltamos a la Alemania de 1838. El conde Orlok (Bill Skarsgård), quien vive en los Montes Cárpatos, ha decidido comprar la derruida mansión de Grüneward en Wisborg y Thomas Hutter (Nicholas Hoult, también protagonista de Juror #2 y el Lex Luthor de la próxima Superman) es enviado desde allí hasta Rumania para firmar el contrato. Luego de un tortuoso viaje, el encuentro con Orlok cambiará su vida para siempre, como así también la de su flamante esposa Ellen (Lily-Rose Depp). Además, cuando poco tiempo después Orlok llegue a Alemania se desatará una peste de enormes proporciones que Eggers expone con miles de ratas sueltas y decenas de cadáveres tirados por las calles.
Las actuaciones son en general buenas, pero parecen dividirse en diferentes registros: los más desatados son los de Bill Skarsgård y Willem Dafoe (su profesor Albin Eberhart von Franz tiene bastante de Van Helsing), Aaron Taylor-Johnson y Emma Corrin interpretan al matrimonio Harding y amigos de Thomas y Ellen, mientras que el doctor Dr. Wilhelm Sievers (Ralph Ineson) y Knock (Simon McBurney) son otros dos personajes secundarios pero clave en el desarrollo de la trama.
Como ocurrió especialmente en La bruja y El faro, Eggers -también guionista- se apropia de mitos, leyendas y algunas referencias concretas, pero apela también a la ficción pura, a conjuros y pesadillas para construir universos propios que le resulten funcionales. Se le podrán hacer objeciones y cuestionamientos, pero hay pocos realizadores contemporáneos con las ínfulas y sobre todo la capacidad y la inventiva para generar un espectáculo de semejantes dimensiones y alcances.
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