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Nuevo encuentro con las hermosas criaturas de Hong Sang-soo
El notable y prolífico director surcoreano presentó en la Competencia Oficial del festival alemán su más reciente película, Nobody's Daughter Haewon, que mantiene el estilo y el tono de sus trabajos previos, pero incorpora como principal novedad una protagonista femenina. Con mucho humor y grandes momentos, se trata del siempre bienvenido reencuentro con esos seres inconstantes, caprichosos, volátiles, enamoradizos y tan simpáticos como potencialmente irritantes que conforman su fascinante universo artístico.
Lo más original que tiene esta nueva serie de reflexiones sobre el amor, el deseo y las relaciones por parte del maestro coreano es que la protagonista es una mujer. Hong, al que habitualmente se acusa de centrarse en personajes masculinos y desarrollar problemáticas en torno a ellos en las que la mujer es el objeto de deseo (no estoy de acuerdo que sea así, pero es lo que se dice), puso esta vez las tribulaciones amorosas en torno a una joven y bella mujer que debe despedirse de su madre, que se va a vivir a Canadá, y luego tiene una serie de idas y vueltas amorosas con dos hombres, ambos directores de cine y profesores que la tuvieron como alumna.
El primero es un hombre casado con el que se reencuentra luego de una separación. En uno de los mejores gags recurrentes del film, ellos intentan guardar el secreto del affaire cuando es obvio que todos lo saben. Cada etapa consta de conversaciones caminando, en mesas de bar y en una vieja fortaleza en un monte en la que varios personajes se cruzan. Primero será la despedida con su madre, que pasará de lo cómico (un encuentro bizarro con Jane Birkin) a lo emotivo. Luego, la relación con el profesor casado, que volverá al final. Más tarde el encuentro con el otro director, uno que recibe en medio de la charla un llamado de Martin Scorsese. Y así.
Cada encuentro está separado por la imagen de ella despertándose o durmiéndose en una biblioteca, dando la impresión de que se trata de sueños o pequeñas historias que sueña. Entre los grandes momentos del film -cuyo tema sigue siendo las idas y vueltas del amor, los juegos de poder en la relación, los celos, la falta de compromiso amoroso y la fluctuación constante del deseo- está una clásica charla de bar regada de alcohol entre la protagonista, el profesor y varios alumnos más que dura alrededor de 10 minutos en un solo plano y es muy graciosa; el uso recurrente de una melodía conocida en una versión casi lounge que sale de un viejo grabador; la aparición permanente de un anciano con el que finalmente Haewon se cruzará; y el tocante y emotivo final.
Por lo demás, no hay novedades. Están los zooms, el soju, los llantos y reclamos, las confusiones y las caminatas. Lo que sí noto en las últimas películas de Hong en relación a su cine previo es una presencia más evidente del humor. Si bien siempre su cine tuvo muchos elementos cómicos, tengo la sensación que en los últimos films ese humor está más en primer plano y también más buscado, como en la situación entre la protagonista y Jane Birkin.
El cine de Hong sigue siendo una trampa para no iniciados. Esa liviandad cercana al “slapstick” que tienen sus escenas esconde muchas veces que lo que se pone en juego muy en serio. Y, cuando esas emociones se hacen presentes, nos golpean doblemente, cuando menos lo esperamos. En lo narrativo, esta película es más lineal y simple que las recientes: no hay juegos temporales ni complejas estructuras como en Oki's Movie, The Day He Arrives o In Another Country. A lo sumo, esos raros sueños obligan a plantearse cuestiones de forma. Pero, al menos en este primer visionado, parecen más una broma estructural que otra cosa.
Eso sí, pese a tener a una mujer como protagonista, mucho no ha cambiado la manera de Hong de mirar a las personas: siguen siendo inconstantes, caprichosas, volátiles, enamoradizas y tan simpáticas como potencialmente irritantes. Las hermosas criaturas de Hong Sang-soo.
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