Festivales

Todas las críticas de la Competencia Oficial

David Cronenberg, Mike Leigh, Ken Loach, Olivier Assayas, Nuri Bilge Ceylan, los hermanos Dardenne y Jean-Luc Godard son algunos de los directores consagrados que compitieron por la Palma de Oro de esta 67ª edición del principal festival del mundo. A continuación, las reseñas de cada una de las películas de la sección que más atención genera y que este año tuvo el plus de contar con Relatos salvajes, del argentino Damián Szifron, entre los 18 largometrajes seleccionados por Thierry Frémaux y su equipo.

Publicada el 30/11/-0001

-Deux jours, une nuit (Bélgica-Francia, 95'), de Jean-Pierre y Luc Dardenne. ★★★★✩

Más allá de que en sus dos últimos films trabajaron con estrellas para mejorar las ventas internacionales (en El chico de la bicicleta fue Cécile de France y en Deux jours, une nuit la elegida fue Marion Cotillard) poco ha cambiado -en el mejor sentido del concepto- desde que presentaron aquí La promesa en 1996 hasta hoy. El cine humanista, íntegro, noble y demoledor de los Dardenne se mantiene fiel e imperturbable a los cambios de paradigmas. Pasan los años, las películas, y estos dos viejos maestros se sostienen a fuerza de talento, rigor y coherencia. Y, lo que es tan o más importante, sin perder contacto con la realidad, sintonizando siempre con los conflictos esenciales de la actualidad. En Deux jours, une nuit los Dardenne se meten otra vez con la problemática laboral. En el ámbito de una fábrica de paneles solares en crisis por la creciente competencia china, el jefe ha decidido que sean los propios trabajadores quienes voten qué hacer: despedir a uno de los 17 trabajadores o resignar un bono anual de mil euros que todos esperan con ansias para resolver problemas pendientes. En una primera instancia, la mayoría decide quedarse con la plata y es Sandra (Cotillard), una mujer que desde hace bastante tiempo atraviesa por una profunda crisis depresiva, quien perderá su puesto. Pero un par de compañeros asegura que el capataz ha presionado a los operarios y, así, el dueño acepta realizar una segunda votación el lunes siguiente. Ella, con el apoyo de su marido, deberá sobreponerse a su baja autoestima, a su dependencia de las pastillas y a su tendencia a abandonar todo a mitad de camino para visitar uno por uno a sus compañeros y convencerlos de que no la dejen en la calle. No importa tanto la resolución final, lo que los Dardenne (ganadores de la Palma de Oro en 1999 con Rosetta y en 2005 con El niño) exponen es cómo la crisis del empleo va no sólo marcando la situación económica sino minando la integridad moral, física y hasta sexual de los trabajadores. Al plantear semejante dilema moral, los directores de El silencio de Lorna y El hijo exponen los riesgos y contradicciones que atraviesan hoy aquellos que dependen de un salario y necesitan mantenerlo como sea. La película va de lo social a lo íntimo, sin juzgar a nadie, sin dividir el mundo entre villanos y héroes, dándole voz a todas las posturas (incluso a las de quienes se niegan a ayudar a la víctima), ofreciendo los múltiples puntos de vista para comprender la situación en toda su dimensión y complejidad.


-Adieu au langage (Suiza-Francia, 70’), de Jean-Luc Godard ★★★★✩ (Premio del Jurado - compartido)

En la única función de la película programada en el festival (donde “convivieron” desde sus productores y actores hasta invitados especiales, periodistas y críticos) se reeditó ese Boca-River que genera siempre en Francia el director de Sin aliento, Pierrot el loco, El desprecio y Vivir su vida: aplausos durante la proyección y una larga ovación interrumpida por algunos gritos hostiles de sus detractores. En la línea que viene trabajando en las últimas décadas, Adieu au langage es más un ensayo intelectual con estructura fragmentaria que por momentos lo acerca al videoclip y al videoarte que cine narrativo. Hay, es cierto, algunas escenas de ficción (con sus actores mayormente desnudos), pero el eje vuelven a ser las citas literarias (de Solzhenitsyn a Jack London, pasando por el Frankenstein de Mary Shelley), otras múltiples referencias culturales (Nicolas de Staël, Claude Monet, Marcel Duchamp), sus reflexiones sobre el nazismo, la violencia que se imparte desde el Estado, Dios, la tecnología (habla de Google y aparece un iPhone) o los derechos de los animales. De hecho, más allá de que muestra en pantalla a una mujer casada y un hombre soltero que se aman y se maltratan (y varias veces mantienen sesudas discusiones con alguno de ellos sentado en el inodoro y con sonoras flatulencias de fondo que harían las delicias de los hermanos Farrelly), el verdadero protagonista de Adieu au langage es un perro, que aparece en numerosas imágenes. Con respecto al patchwork visual, cabe destacar que el resultado formal es bastante más atractivo que en la anterior Film Socialisme y, si bien el uso del 3D es bastante artesanal y caprichoso, hay momentos en los que logra integrar diversas imágenes con un resultado de corte experimental muy interesante. Entre las nuevas tecnologías y la reivindicación de lo clásico, entre la alta cultura y lo escatológico pasaron ayer los 70 minutos de Adieu au langage, una película que encandiló a varios e irritó a otros, pero no dejó indiferente a nadie.


-Foxcatcher (Estados Unidos, 134’), de Bennett Miller ★★★★✩ (Premio a Mejor Director)

Experto en biopics e historias basadas en casos reales (venía de hacer Capote y Moneyball: El juego de la fortuna), Miller presentó un film en el que reconstruye la extraña relación que se estableció en los años ’80 entre el multimillonario John Eleuthère du Pont (notable trabajo de Steve Carell) y dos hermanos campeones de lucha libre (Mark Ruffalo y Channing Tatum). Así como en Moneyball exploraba la trastienda del negocio del béisbol, aquí Miller expone en detalle la experiencia física de los luchadores, las tensiones entre estos dos hermanos, y luego las contrasta con el universo del excéntrico filántropo y referente del poderoso emporio químico obsesionado por convertirse en entrenador del equipo (al que llama Foxcatcher) que se prepara por competir en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988. No conviene adelantar nada más de la trama (aunque una rápida búsqueda en Internet puede convertirse en un spoiler indeseable), concebida por el director y sus tres extraordinarios actores con una amplitud de recursos y matices (van desde la comedia hasta el melodrama) que no suelen abundar en el cine mainstream norteamericano, sobre todo a la hora de reflejar las contradicciones entre clases sociales tan opuestas. Ya hay “rumores” (y lobbies) de cara a la próxima entrega de los premios Oscar. No sería extraño verlo a Carell entre los nominados. Se lo merece.



-The Homesman (Estados Unidos, 122’), de Tommy Lee Jones. ★★★★✩

La pasión de los franceses por el western (y por el cine y la cultura de los Estados Unidos en general) se vio ampliamente recompensada con The Homesman, notable nuevo trabajo como director del prolífico actor Tommy Lee Jones. Basada en la novela The Shootist, de Glendon Swarthout, esta película que combina lo épico con una estética por momentos minimalista resulta un western noble y revisionista que “dialoga” con lo mejor de la filmografía de otro veterano como Clint Eastwood, a partir de esos antihéroes que en cierto momento de su vida emprenden el camino de la redención. El propio Jones -que ya había llamado la atención como realizador en 2005 con Los tres entierros de Melquiades Estrada- interpreta en The Homesman a  George Briggs, un desertor del ejército que en 1854 ayuda a una solterona (Hilary Swank, protagonista casi absoluta de la primera mitad) a realizar una tarea humanitaria: trasladar a tres mujeres consideradas lunáticas hasta un lejano refugio liderado por una bondadosa religiosa (Meryl Streep). El aporte del notable elenco (aparecen también James Spader, John Lithgow, Miranda Otto, William Fichtner, Grace Gummer, Tim Blake Nelson, Sonja Richter y Hailee Steinfeld) y la fotografía en pantalla ancha del mexicano Rodrigo Prieto en exteriores de New Mexico y Georgia hacen de The Homesman un film bellísimo y que aporta además una perspectiva femenina (y feminista) poco vista a las historias del Viejo Oeste.


-Winter Sleep
 (Turquía, 196’), de Nuri Bilge Ceylan ★★★★(Palma de Oro)

Ceylan -premiado ya varias veces en Cannes con films como Erase una vez en Anatolia, Tres monos y Distante- se ubica otra vez como un fuerte aspirante a la Palma de Oro con esta ambiciosa (¡196 minutos!) historia de la crisis de pareja entre un veterano actor ya retirado de las tablas que regentea un hotel en Anatolia y su joven esposa. El film -un prodigio de puesta en escena, guión y actuaciones más allá de su por momentos impronta teatral y espíritu chejoviano- describe los conflictos del protagonista (un intelectual presuntuoso, arrogante, cínico y egocéntrico) no sólo con la bella Nihal sino también con su hermana Necla, que ha ido a vivir con él, con su servicial asistente y con unos inquilinos que no pagan el alquiler. Winter Sleep constituye un tratado angustiante y desolador -con algunos excesos de crueldad- sobre las diferencias de clase (que van del resentimiento a la sumisión), los conflictos religiosos en una sociedad con mayoría musulmana y las contradicciones internas de los cultores de la corrección política, que hace que aquellos que consideran a Ceylan como un heredero directo del cine de grandes autores como Ingmar Bergman, Andrei Tarkovski y Théo Angelopoulos quizás no exageren demasiado.


-Still the Water/ Futatsume no mado (Japón, 118'), de Naomi Kawase. ★★★½

La realizadora japonesa regresó a la sección principal con una película que se divide en varias (demasiadas) zonas con resultados desparejos, pero que regala algunas escenas de enorme sensibilidad e intensidad. En una zona costera azotada por constantes tifones (la fuerza de la naturaleza es una constante en su cine) se narra una historia de amor adolescente y la relación de ese chico y esa chica con sus respectivos padres. La madre de ella (una suerte de chamán) está muriendo y la familia la acompaña con cantos y bailes en esa despedida. Aquí el film ingresa en el orden de lo místico, con exploraciones espirituales que la directora japonesa viene trabajando hace tiempo. Las relaciones intrageneracionales (hay ancianos, adultos y jóvenes ligados de las más diversas maneras), la fragilidad emocional, las energías ancestrales y los fenómenos meteorológicos conforman una experiencia algo caótica y derivativa, pero también fascinante y embriagadora. Aunque no llegue a las cimas de, por ejemplo, Shara siempre vale la pena sumergirse (término perfecto para esta historia tan acuática) en el universo de una cineasta tan personal, tan íntima como es Kawase.



-Leviathan (Rusia, 142’), de Andrey Zvyagintsev. ★★★½ (Premio al Mejor Guión)

Premiado en Cannes por Elena y The Banishment, Zvyagintsev ofrece una pintura desoladora del creciente estado de descomposición de una sociedad rusa dominada por la corrupción, la codicia, la violencia y el arrasador avance del poder político, el económico y el religioso (en muchos casos asociados) contra los sectores más débiles y postergados de la población. El film -que ofrece el rigor y la belleza del mejor cine ruso- tiene una primera mitad muy lograda que incluye infrecuentes hallazgos de comedia negra, pero en su segunda parte (sobre todo al final), esta tragedia de fuerte carga simbólica y moral se va tornando cada vez más pretenciosa y solemne, juzgando a sus personajes y apelando a dosis desmedidas de crueldad. De todas maneras, la maestría narrativa del director es indudable.


-Le meraviglie (Italia, 110'), de Alice Rohrwacher.  ★★★½ (Gran Premio del Jurado)

En su segundo largometraje después de Corpo celeste, esta joven realizadora italiana llegó nada menos que a la Competencia con la historia de un matrimonio con cuatro hijos que se dedica a la explotación apícola en una granja de la Toscana, con la ayuda de la hermana de ella. El film describe la complicada subsistencia del emprendimiento, los conflictos que generan las actitudes despóticas y violentas del "jefe de familia" y una historia coming-of-age con el despertar sexual de la hija mayor tras la llegada al lugar de un adolescente alemán enviado por un programa de intercambio y formación. Si bien está lejos de ser una película perfecta (hay una subtrama con el arribo a la zona de un programa de televisión que quita más de lo que agrega), Rohrwacher es capaz de construir un universo propio, que en el caos de ese grupo y con el calor veraniego encuentra algunos puntos de contacto con el cine de Lucrecia Martel.


-Maps to the Stars (Canadá-Alemania, 111’), de David Cronenberg ★★★½ (Premio a la Mejor Actriz para Julianne Moore)

Cronenberg -un “abonado” del festival- trajo este año una despiadada sátira a la industria del cine en la que se burla de los egos, las miserias, el universo new-age, la cienciología, la obscenidad, el cinismo, la hipocresía, la codicia y el desprecio de las estrellas (tanto preadolescentes como adultas) de la fauna hollywoodense. El director de Crash: Extraños placeres y Una historia violenta propone en Maps to the Stars -recibida con críticas divididas- una estructura coral aunque con la inmensa Julianne Moore como el eje de la narración en el papel de una actriz neurótica y desesperada por conseguir papeles que ahora suelen obtener colegas más jóvenes. Mia Wasikowska (como una chica inocente que llega a Los Angeles y desatará el caos), Robert Pattinson (un conductor de limusinas con aspiraciones artísticas), John Cusack (un millonario y excéntrico gurú espiritual) y Evan Bird (un cruel astro de 13 años a-lo-Justin Bieber) son otros de los personajes que desfilan por esta comedia negrísima, sin red, que incluye sexo, escatología, perversiones, diálogos chocantes y hasta explosiones propias del gore más explícito. Entre Ciudad de ángeles, de Robert Altman, y el Todd Solondz de Felicidad, el nuevo y desenfrenado trabajo de Cronenbergt resulta una experiencia despareja, es cierto, pero con algunos inspirados momentos que tienen el sello de un director que sigue haciendo gala de una libertad y de una audacia asombrosas para el cine contemporáneo.



-Mr. Turner (Reino Unido, 149'), de Mike Leigh. ★★★½ (Premio al Mejor Actor para Timothy Spall)

Ganador de la Palma de Oro en 1996 con Secretos y mentiras, Leigh regresó esta vez con una propuesta bastante diferente de sus entrañables tragicomedias costumbristas, ya que trajo una exquisita biopic sobre los últimos 25 años de vida del pintor Joseph Mallord William Turner (1775-1851). Turner -apodado “el pintor de la luz” y considerado el gran maestro del paisajismo británico- es interpretado con notables recursos por el actor-fetiche de Leigh, Timothy Spall, y trabajada en pantalla ancha por el habitual fotógrafo del director, Dick Pope, con quien consigue algunas de las imágenes más bellas que se recuerden dentro de ese subgénero que es la pintura en el cine. El film se centra en los constantes viajes de Turner en busca de inspiración, en su método de trabajo, en la querible relación con su padre (Paul Jesson), pero también en su incapacidad para comunicarse (muchas veces apelaba a gruñidos) y para conectarse con las mujeres. Con esa infrecuente capacidad que posee el director de A todo o nada y Simplemente amigas para hacer leve lo trágico y encontrar profundidad en lo cómico, Mr. Turner resulta -salvo durante algunos pasajes de la segunda mitad de sus 149 minutos- una experiencia por momentos fascinante y casi siempre disfrutable.


-Jimmy’s Hall (Reino Unido, 106’), de Ken Loach. ★★★½

Ganadores de la Palma de Oro en 2006 por El viento que acaricia el prado y “abonados” permanentes a Cannes, Loach y su habitual guionista Paul Laverty presentaron un film que podría verse casi como una secuela de aquella película ambientada en la Irlanda de los años ’20. Jimmy’s Hall narra la historia real de Jimmy Gralton, un socialista que fundó en 1921 un salón de baile para los jóvenes en una zona rural, pero se vio obligado a emigrar a Nueva York. Luego del sangriento conflicto independentista y la guerra civil que azotaron a Irlanda entre 1919 y 1923, y de la Gran Depresión que dejó a millones de personas sin trabajo en los Estados Unidos, Jimmy regresa tras una década a su pueblo, donde intentará reabrir ese centro cultural, educativo y deportivo. Sin embargo, no tardará en encontrar poderosos enemigos, como los policías, los curas y los terratenientes locales. El film es, en todo sentido -para bien y para mal- un Loach auténtico: atrapante, divertido, conmovedor, pero al mismo tiempo bastante maniqueo y elemental. Su mundo se divide entre héroes de la clase trabajadora y unos poderosos que resultan malvados “de manual”. De todas maneras, más allá de sus evidentes simplificaciones, esta épica que tiene denuncia, humor, romance y algo de musical a la Footloose termina siendo irresistible.



-Sils Maria (Francia, 123'), de Olivier Assayas. ★★★½ 

Uno de los directores franceses más prestigiosos como Olivier Assayas (59 años), una de las actrices locales más talentosas como Juliette Binoche (50) y dos estrellas juveniles de los Estados Unidos como Kristen Stewart (24) y Chloë Grace Moretz (de apenas 17) conformaron una extraña pero virtuosa sociedad artística para Sils Maria. Veterano del festival, donde presentó una docena de films como Irma Vep (1996), Los destinos sentimentales (2000), Demonlover (2002), Clean (2004) y Carlos (2010), Assayas retoma en Sils Maria uno de los temas que lo obsesionan: el paso del tiempo. En este caso, lo hace a partir de la historia de María Enders (Binoche), una actriz que está en el pináculo de su carrera y en pleno proceso de divorcio. Acompañada por su joven asistente (y algo más) interpretada por una muy solvente Kristen Stewart, María viaja a Suiza para participar en un homenaje y luego empieza a desarrollar un extraño proyecto ligado con su pasado. Más de dos décadas antes, cuando era una desconocida actriz de 18 años, se había consagrado en el papel de Sigrid, una joven ambiciosa y encantadora que provoca el suicidio de una mujer madura llamada Helena. En la actualidad, le ofrecen protagonizar la misma obra teatral (que tiene mucho del universo de Rainer Werner Fassbinder), pero -claro- encarnando a Helena. Para hacer de Sigrid en la nueva versión, se contrata a JoAnn (Moretz), una figura en ascenso en Hollywood (Assayas incluye en un momento una divertida parodia a los films de X-Men). Con bellas imágenes de fondo tomadas en el pueblo del título ubicado en las alturas de los Alpes suizos, con impecables actuaciones, con el habitual talento de Assayas para la puesta en escena, con incisivas observaciones sobre el mundillo artístico y con la sensibilidad de una mirada masculina a la intimidad femenina, Sils Maria resultó una más que digna propuesta.


-Timbuktu (Malí-Mauritania-Francia, 100'), de Abderrahmane Sissako. ★★★½  

Inspirado en un trágico caso real ocurrido en julio de 2012 en un pueblo del norte de Malí, el talentoso director de En attendant le bonheur Bamako concretara un desgarrador y desolador retrato de cómo el extremismo islámico afecta la vida cotidiana de una tranquila comunidad, donde unos guerrilleros yihadistas imponen el terror mientras prohíben -entre muchas otras cosas- fumar, cantar y jugar al fútbol (hay castigos de latigazos y lapidaciones a quienes no cumplan con las exigencias). Si bien esta vez la propuesta -que en principio iba a ser un documental y luego derivó hacia la ficción- resulta un poco más alegórica y aleccionadora que de costumbre (Sissako solía eludir ciertos vicios de la corrección política bastante habituales en el cine africano) a la hora de cuestionar el integrismo religioso, Timbuktu está filmada con la habitual categoría, la sensibilidad y el lirismo de este notable director.


-Mommy (Canadá, 134’), de Xavier Dolan. ★★★✩✩ (Premio del Jurado - compartido)

El joven maravilla del cine canadiense llegó a la Competencia Oficial con su quinta película. Ambientada en un futuro cercano en el que se han cambiado las leyes sanitarias de ese país, resulta una suerte de continuación de su consagratoria ópera prima Yo maté a mi madre (2009), aunque esta vez Dolan cede el papel principal a Antoine Olivier Pilon y se reserva apenas un personaje secundario que aparece en una secuencia onírica. El film se centra en la (demasiado) cercana, simbiótica y dependiente relación entre Diane "Die" Després (Anne Dorval), una viuda inmadura llena de energía, y su hijo Steve, un muchacho descontrolado y violento (se la pasa insultando, golpeando, incendiando) que entra y sale de institutos correccionales. Para completar el triángulo de esta tragicomedia aparece Kyla (Suzanne Clément), una misteriosa vecina y profesora que va perdiendo el habla por un extraño trauma. Estas tres conflictuadas criaturas dan vida a otra de las historias ampulosas y desatadas del realizador de Les amours imaginaires, Laurence Anyways y Tom à la ferme. Rodada en buena parte de sus excesivos 134 minutos en un poco habitual formato cuadrado, Mommy ratifica el inmenso talento formal, la capacidad para dirigir actores con enorme intensidad y la incansable creatividad de Dolan, pero también su tendencia al regodeo esteticista y al capricho, que le hacen perder muchas veces el foco respecto de lo esencial de sus películas.



-Saint Laurent (Francia, 150'), de Bertrand Bonello ★★★✩✩

El director de El pornógrafoTiresiaDe la guerre y la notable L’Apollonide propone una muy personal mirada a uno de los más talentosos e influyentes diseñadores de moda de todos los tiempos. Si bien el film (con un inexpresivo Gaspard Ulliel en el papel de Yves Saint Laurent) muestra el genio creativo de este icono fashion (sobre todo en el período 1967-1976), también explora aspectos menos conocidos como su sexualidad, la vida nocturna o su fragilidad emocional. Una propuesta vistosa (las colecciones de YSL se aprecian en todo su esplendor) y sólo por momentos fascinante (hay irrupciones aisladas del mejor Bonello), aunque con una duración (150 minutos) que la torna en su segunda mitad un poco tortuosa, con un personaje central que no crece y cierta chatura en su desarrollo que va y viene en el tiempo.


-The Search (Francia, 149’), de Michel Hazanavicius ★½

Esta muy libre versión del clásico homónimo de 1948 dirigido por Fred Zinnemann ambientada en este caso durante la segunda guerra de Chechenia, en 1999, fue recibida con sonoros abucheos en la función matinal de prensa y mercado; es decir, en las antípodas de la aclamación generalizada que había conseguido con El artista en Cannes 2011, casi un año antes de obtener cinco premios Oscar. The Search es un denso melodrama de dos horas y media de duración que describe varias historias de personajes en el marco de la sangrienta invasión rusa a Chechenia. La protagonista es, otra vez, Bérénice Bejo, la actriz argentina radicada en Francia y esposa de Hazanavicius en la vida real, que interpreta a Carole, máxima representante de una delegación europea que intenta denunciar las masacres y minimizar los costos humanos (el film arranca con desgarradoras imágenes en VHS de una matanza). Sin embargo, Hazanavicius también narra otros conflictos, como los de un niño que queda huérfano o de un inocente músico de 19 años que es convertido -al mejor estilo de Nacido para matar, de Stanley Kramer- en una máquina asesina por el ejército ruso. La película tiene un claro sesgo político (cuestiona incluso de forma directa a la figura de Vladimir Putin) y concientizador, pero lo hace de una manera tan torpe, tan obvia, tan didáctica, aburrida y manipuladora que el resultado artístico es decepcionante, sobre todo para un director que venía de conquistar al mundo con la lúdica El artista.


-Captives (Canadá, 113'), de Atom Egoyan ★✩✩✩✩

La selección de una película como Captives para la Competencia Oficial es algo inconcebible en un festival del prestigio de Cannes, una decisión que sólo se entiende por la fidelidad de los programadores hacia un director como Atom Egoyan (que estuvo aquí con films como Exótica, El viaje de Felicia, Adoración, Ararat y que hasta ganó el Gran Premio del Jurado en 1997 con El dulce porvenir) y por el espíritu provocador que siempre busca el equipo de Thierry Frémaux y que el cine del director canadiense tiene de sobra. Captives es un thriller ambientado en la zona de las Cataratas del Niágara y tiene que ver con una banda de pedófilos, niños secuestrados, abusos infantiles que se difunden por Internet, padres desesperados que buscan durante ocho años a su hija desaparecida y los detectives encargados de seguir las pistas de esos casos. A pesar de los importantes recursos para su producción y de un elenco con varias figuras reconocidas (Ryan Reynolds, Rosario Dawson, Bruce Greenwood), esta acumulación de perversiones, caprichos de guión, situaciones ridículas (parece una mala imitación de David Lynch) resultó un verdadero esperpento: frío, artificial, torpe, manipulador y, al final de cuentas, hueco y banal. De esas películas que quedarán en la historia (negra) del festival.


Aquí la crítica de Relatos salvajes, de Damián Szifron


COMENTARIOS

  • 2/12/2014 12:44

    <p>el documental de Loznitsa, si te refer&iacute;a a MAIDAN, lo dieron en octubre en bs as en el DOC BS AS, imperdible, espero puedas llegar a verlo</p> <p>saludos</p>

  • 29/05/2014 13:17

    <p>Por los comentarios en TW, pens&eacute; que The Search indudablemente iba a ser la peor puntuada, pero veo que otra le gan&oacute;.</p> <p>leon: estoy de acuerdo con lo planteado, si no entend&iacute; mal zeta films la habr&iacute;a adquirido (Adieu au langage), as&iacute; que en breve se podr&aacute; ver.</p>

  • 22/05/2014 11:56

    <p>Este Cannes es muy emocionante, a&uacute;n sigui&eacute;ndolo desde bastante lejos. Estoy contento por la pel&iacute;cula de Lisandro Alonso, el documental de Loznitsa, porque se abre la esperanza de verlos pronto, con suerte. Pero sobre todo por Adi&oacute;s al lenguaje. No deja de sorprenderme lo que puede producir este hombre en todos los que tienen inter&eacute;s por el cine. Algunos cr&iacute;ticos quedan tartamudos, desnudos, balbuceantes. Nadie sabe muy bien como actuar ante las performances de este genial viejo cabr&oacute;n. Es verdad que las pel&iacute;culas de Godard muchas veces necesitan varios visionados, pero a&uacute;n as&iacute; al lerer las reflexiones de los cr&iacute;ticos, quedan patentes el desconcierto, la veneraci&oacute;n y el miedo al rid&iacute;culo. Tal vez &iacute;ntimamente se aburrieron como ostras o no entendieron o no s&eacute;, pero tampoco se animan a estar en contra por temor a que la historia los termine condenando.</p> <p>Obviamente no v&iacute; la pel&iacute;cula, pero as&iacute; pasa muchas veces con las obras que est&aacute;n adelantadas a su tiempo.&nbsp;</p>

  • 21/05/2014 8:11

    <p>Hasta hoy son 12 rese&ntilde;as, s&oacute;lo 1 con menos de 6 puntos pero ninguna por arriba de los 8 puntos. O sea, buen nivel pero nada excepcional me equivoco, Diego Abrazo y seguimos el minuto a minuto en Twitter y los textos en el sitio y en los blogs de Lerer y Koza.</p>

  • 16/05/2014 14:25

    <p>Bueno, hasta hoy vamos 2 a favor y 1 en contra, Pronostico 13 a favor y 5 en contra de las 18 en competencia (cin&eacute;filo y apostador)</p>

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