Críticas
Desapareció una noche, de Ben Affleck
¡Ha nacido un director! ¿Que "muera" un actor?
Considerado uno de los actores más inexpresivos y sobrevalorados de Hollywood, el carilindo Affleck sorprende como director y coguionista de esta tensa, arriesgada e inteligente transposición de la novela de Dennis Lehane (el mismo de Río Místico) sobre un tema arduo y que suele ser presa fácil de los maniqueismos: el abuso infantil.
Pero volvamos a lo primero: ¿Cómo es posible que alguien que coescribió un guión tan demagógico como el de En busca del destino/Good Will Hunting (y que, perdón por el prejuicio, ¡estuvo tanto tiempo en pareja con Jennifer Lopez!) ahora conciba y narre a gran altura una historia de estas ambiciones, implicancias, riesgos y profundidades.
Es cierto que todo nace de una novela de Dennis Lehane -un escritor de moda en el cine desde el éxito de Río Místico, de Clint Eastwood (ya está en marcha una película de Martin Scorsese basada en otro libro del autor como Shutter Island), pero no hay que restarle méritos al bueno de Ben. No es fácil abordar un libro sobre drogadictos, narcotraficantes, policías corruptos, pederastas y las secuelas sociales del abuso infantil y él lo hace con gran dignidad y recato, apoyándose no sólo en las convincentes caracterizaciones de su hermano y de la ascendente Michelle Monahan (que interpretan a una pareja de detectives privados contratados por los familiares de una niña de cuatro años secuestrada) sino también en la habitual solidez de dos grandes actores (aquí detectives especializados en casos infantiles) como Morgan Freeman y Ed Harris.
No voy a arruinarles la lectura explicando en qué deriva la compleja, tortuosa, sórdida, pero fascinante y provocadora trama de la película ni tampoco en sacar conclusiones morales ni mucho menos en realizar paralelismos con el caso Madeleine que todavía conmociona a la sociedad europea -el estreno de este film en Inglaterra ha sido cancelado para no herir susceptibilidades (¡cuánta corrección política mal entendida!)-, pero esta grata sorpresa que es Desapareció una noche -que sólo se ve parcialmente erosionada por algunas mínimas concesiones a las exigencias hollywoodenses a la hora del montaje y la musicalización- nos deja, también, la esperanza de que Affleck se convierta en un director a seguir y apoyar. Y de que, como contrapartida, nos retribuya con menos apariciones públicas y, sobre todo, en pantalla.
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